Ramón Correa de Guevara Vasconcelos (Ceuta 1767-1822 Puerto Rico) Brigadier (y II)
Gobernador de Maracaibo, gobernador y capitán general de Venezuela, presidente de la real audiencia. (1819 - 1821)

En la primera parte dejamos al brigadier Ramón Correa como Comandante en Jefe del Ejército de Operaciones al mando de las tropas al haber resultado herido el titular del cargo el brigadier Miguel de la Torre.
En junio de 1818 Ramón Correa pidió licencia para pasar a la ciudad de Maracaibo, nombrando como su sustituto interino al cargo del E.M.G al coronel del Regimiento de Navarra Luis Genaro de La Rocque.
A principios de enero de 1819 fue nombrado por el general Morillo, Gobernador y Capitán General de Venezuela, interino.
Con fecha del 19 de enero mandó oficio al teniente de Valencia, Venezuela, agradeciéndole las felicitaciones del cabildo por su ingreso al mando interino de la Provincia.
El 24 de enero escribe al Primer Secretario de Estado, sobre su nombramiento.
El Capitán General interino de Caracas:
En dicho documento participa haber sido recomendado interinamente por el Excmo. Sr. General en Jefe D. Pablo Morillo, al mando de aquellas provincias.
Excmo. Señor:
Sin embargo de que el Excmo. Sr, General en Jefe de este Ejército Teniente General D. Pablo Morillo, que me ha encomendado interinamente el mando de Gobernador Capitán General de estas Provincias, habrá participado a V.E.de ello, considerando de mí obligación ponerlo en su noticia y a la del Rey lo ejecuto, esperando se sirva comunicarme la determinación que diga S.M. en cuyo servicio esforzaré todo mi celo para acreditar los fervientes deseos de merecer su Real confianza y aprobación en el mejor desempeño del mando que se me ha conferido.(Literal)
Dios guarde a V.E. Caracas 24 de enero de 1819 Firmado Ramón Correa
El general Morillo el 28 de febrero desde Atamayca, comunicó al Ministro de la Guerra el nombramiento que hacía en la persona de Ramón Correa.
Bando de Ramón Correa publicado en la Gaceta de Caracas del 7 de abril de 1819.
“Siendo de eterna verdad que son incalculables los males que resultan del vicio del juego, para cuya satisfacción se cometen hurtos, pierden el pudor los jugadores y le sigue muchas veces las ruinas de las familias; Su Señoría, prohíbe severamente los juegos de suerte, así en público como en privado, bajo la pena extraordinaria de destinar para calzados del ejército, o para los caminos públicos, todo el dinero que se aprehendiere en las mesas de juegos que fueren sorprendidas”. En otro apartado del mismo bando agrega “Los señores Alcaldes de Cuartel o de barrios celen hasta el extremo y no permitan vivir en sus distritos a personas algunas que no tengan ocupación o ejercicio honesto; en la inteligencia de que si por omisión o descuido residiesen vagos en ello o alguno lo delatase, serán castigados los respectivos Alcaldes con la multa de cincuenta pesos; y que por mitad se aplicaren al denunciador, y al calzado del ejército o a caminos públicos, condenándose a los denunciados a uno de los dos destinos”. Dicho documento termina, proviniendo en torno a la importancia del alumbrado en las calles, por lo que ordena a las pulperías (tiendas de ventas de bebidas, comidas, etc), fondas bodegas y posadas tener un farol a la calle, previniendo a las gentes que circulando después de las diez de la noche la obligación de llevar una luz para poder ser vistos por las rondas de patrullas.
El nombramiento de Correa como gobernador y capitán general interino de Venezuela fue confirmado en el Ministerio de la Guerra el 1 de noviembre de 1819.
El 3 de junio de 1820 publicó la Gaceta de Caracas el haber jurado S.M. la Constitución política de la Monarquía, se resolvió por el capitán general interino junto a varios individuos del Ilustre Ayuntamiento, enviar a dos comisionados al Excmo. Sr capitán general en Jefe para suplicarle asistiese con su presencia para solemnizar el acto de su publicación y jura.
Nada más le fue comunicada la solicitud el general en jefe se puso en camino el mismo día. A su llegada mando publicar un bando.
A las cinco de la tarde se publicó el bando, en medio de las aclamaciones del pueblo y de una salva de 21 cañonazos.
D. Pablo Morillo, teniente general de los reales ejércitos, caballero de la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Fernando, de la de Isabel la Católica, caballero de la Orden de San Hermenegildo y General en Jefe del Ejército Expedicionario de Costa Firme.
A los habitantes de esta capital hago saber. “Qué habiéndose apresurado a llegar a esta capital con el laudable y noble objeto de que se jure la Constitución Política de la Monarquía, sancionada por las Cortes Generales y Extraordinarias, y promulgada en Cádiz el 19 de marzo de 1812, y de acuerdo con el muy Ilustre Ayuntamiento y su Presidente el Sr. D. Ramón Correa y Guevara; deseoso también de llenar en cuanto este de mi parte sus votos y públicos sentimientos, siendo igualmente notorios con una evidencia indudable las del Rey y la Nación toda, según repetidos documentos de la metrópolis y otros varios puntos, he resuelto se publique dicha Constitución en la tarde le miércoles próximo 7 del corriente desde las tres de ella en adelante con las salvas de artillería, pompa y solemnidad debida a la Sagrada Carta, jurada ya por el Rey espontáneamente, el 9 de marzo último”.
Cinco días más tarde el 8 de junio hubo una nueva publicación de la Gaceta de Caracas sobre la jura de la Constitución, de la que resaltamos lo que sigue:
Terminada la lectura de la Constitución, el general en jefe se dirigió a la Sala Consistorial, donde reunidos en sesión extraordinaria S.E. el general en jefe, el señor capitán general interino, el señor gobernador del arzobispado y el Ilustre Ayuntamiento, manifestó S.E. haber cesado las funciones el antiguo gobierno político, y el haber quedado el pueblo en orfandad, por lo que era necesario el nombrar un jefe político hasta la resolución de S.M.; y habiendo propuesto el Regidor D. Francisco Rodríguez Tosta para este destino al brigadier D. Ramón Correa y Guevara, que acababa de ejercerle con Real aprobación, aunque con diversos nombres, quedó elegido jefe político hasta la Real resolución de S.M.
Con los reinados de Carlos IV y de su hijo Fernando VII y las posteriores abdicaciones de Bayona (5 y 6 de mayo de 1808), en América se formaron Juntas de Gobiernos que se decían eran en apoyo del rey, en su mayoría en poder de criollos, este sería uno de los primeros pasos para las independencias americanas. Ya que pusieron una fuerte resistencia a los Gobiernos formados en España.
No obstante de España se siguieron enviando tropas a América, por ejemplo la expedición de Morillo (la flota salió de Cádiz el 16 de febrero de 1815). Dicha expedición que partió para la Capitanía General de Venezuela, estaba compuesta de 8.000 (otras versiones 15.000) hombres.
Por una nueva orden esta del 9 de mayo de 1815 se mandó reunir otra expedición de unos 20.000 hombres para salir a primeros de enero de 1820, aunque solo se pudieron reunir unos 14.000, en principio iban a ir al mando del teniente general Enrique O´Donnell y posteriormente el 23 de junio se nombró para el mando al mariscal de campo el ceutí Pedro Sarsfield.
Tras el pronunciamiento de Riego el 1 de enero de 1820 esta expedición no pudo partir por varias circunstancias, la principal de todas fue el propio pronunciamiento, ya que algunos personajes liberales como Mendizábal, Quiroga o Alcalá Galiano trataron de evitar la partida. Un ejemplo lo encontramos en la siguiente proclama:
Proclama de Quiroga, enviada desde el Cuartel general de San Fernando, del 5 de enero de 1820. “Nuestra España iba a destruirse con vuestra ruina iba a completarse la de la Patria. Vosotros estabais destinados a la muerte, no para realizar la conquista ya imposible de la América, sino para libertar al gobierno del terror que de vuestro valor ha concebido” (Proclama tomada de: La revolución de 1820. El pronunciamiento militar de Riego en las proclamas conservadas en el Archivo General de Andalucía)
En parte por estos motivos y la falta de tropas para defender los territorios. A mediados de 1820 aparecen los primeros síntomas para llegar a una paz por medios pacíficos.
El general en jefe Morillo recibió órdenes el 6 de junio de entrar en tratos con los independentistas. A principios de noviembre se comisionó a Francisco González y José Herrera, reuniéndose con Briseño, Méndez y Urdaneta, estos comisionados por Bolívar.
Tratados de armisticio y regularización de la guerra.
El 9 de noviembre hubo una carta de Bolívar fechada en Trujillo para los comisionados españoles, en la cual entre otras cosas, les manifestaba su complacencia por la designación que de ellos hizo Morillo para negociar el armisticio. En esta ocasión no hubo acuerdo. Por lo que se nombró nuevos comisionados.
Documento del Libertador nº 5174. Tratado de armisticio celebrado entre los gobiernos de España y Colombia, ratificados por Bolívar en Trujillo el 25.11.1820.
En el cuartel general de Carache, a diez y nueve de noviembre de mil ochocientos veinte, reunidos el Excelentísimo señor Don Pablo Morillo, Conde de Cartagena y General en Jefe del Ejército expedicionario de Costa Firme, el Mariscal de Campo Don Miguel de la Torre, Jefe del Estado Mayor Central; los señores brigadieres Don Ramón Correa. Jefe Superior Político de estas Provincias. Don Juan Rodríguez del Toro. Alcalde 1º Constitucional de Caracas; Don Francisco González de Linares, comisionados para pasar al Cuartel General del Excelentísimo señor Simón Bolívar, con el objeto de acordar las bases del armisticio que debe establecerse con el Gobierno Disidente, a consecuencia de la Real orden comunicada por el Ministerio de la Gobernación de Ultramar, en once de abril de mil ochocientos veinte, y el capitán Don José Caparros, nombrado secretario: han acordado poner por bases generales del armisticio los artículos. Son ocho artículos que no los adjuntamos por su largo contenido.
Documento del Libertador nº 5175. Tratado de Regularización de la Guerra celebrado entre los Gobiernos de España y Colombia y firmados en Trujillo el 26 de noviembre de 1820.
Deseando los Gobiernos de España y Colombia manifestar al mundo el horror que ven en la guerra de exterminio que han devastado hasta ahora estos territorios, convirtiéndolos en un teatro de sangre; y deseando aprovechar el primer momento de calma que se presenta para regularizar la guerra que existe entre ambos Gobiernos, conforma a las leyes de las naciones cultas, y a los principios más liberales y filantrópicos, han convenido en nombrar comisionados que estipule y fijen un Tratado de Regularización de la Guerra; y en efecto, han nombrado el Excmo. Señor General en Jefe del Ejército expedicionario de Costa Firme, Don Pablo Morillo, Conde de Cartagena, de parte del Gobierno español, a los señores Jefes Superior Político de Venezuela, el Brigadier Don Ramón Correa, Alcalde 1º primero constitucional de Caracas, Don Juan Rodríguez de Toro, y Don Francisco González Linares; y el Excmo. Señor Presidente de la República de Colombia Simón Bolívar, como Jefe de la República, de parte de ella, a los señores General de Brigada Antonio José de Sucre, Coronel Pedro Briceño Méndez, y Teniente Coronel José Gabriel Pérez, los cuales autorizados competentemente han convenio y convienen en los siguientes artículos, igualmente que con los del armisticio por falta de espacio no se adjunta. El Tratado de Regulación de la Guerra lo componen 14 artículos. No se adjuntan,
Documento del Libertador nº 5176. Bolívar desde Trujillo el 27 de noviembre de mil ochocientos veinte, aprueba, confirma y ratifica el Tratado de Regulación de la Guerra, a continuación de hacerlo el mismo día en Santa Ana el General Morillo.
En dicho documento se confirman por las dos partes los 14 artículos mencionados.
De los artículos resaltamos lo siguiente. “Hacer la guerra como lo hacen los países civilizados”, acordando el respeto a los no combatientes, el canje de prisioneros y acabar definitivamente con las viejas prácticas de la “guerra a muerte”.
En los documentos parece olvidar Bolívar que fue él quien declaro la Guerra a Muerte, de dicha declaración solo adjuntamos el final.
Españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de América. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables.
Cuartel General de Trujillo, 15 de junio de 1813. /Simón Bolívar
Pedro Briceño Méndez, Secretario.
El mismo día de la firma del armisticio entre España y la República de Colombia, quedaron suspendidas las operaciones por mar o tierra en Venezuela y se señalaba la demarcación territorial que sería la que sigue.
“El río Unare remontándolo desde la embocadura al mar hasta donde recibe el Guanape; las corrientes de este subiendo hasta su origen, de aquí una línea hasta el nacimiento del Manapire, las corrientes de este hasta el Orinoco; la ribera izquierda de esta hasta la confluencia del Apure; este hasta donde recibe al Santo Domingo; las aguas de esta hasta la ciudad de Barinas, desde donde se tirará una línea recta hasta Boconó de Trujillo; y de aquí la línea natural de demarcación que divide la Provincia de Caracas del Departamento de Trujillo”.
A finales de 1820 el general Pablo Morillo regresó a España, reanudándose las hostilidades.
El 28 de enero de 1821 tuvo lugar un pronunciamiento en Maracaibo
Francisco Delgado Gobernador de la Provincia de Maracaibo declaró su independencia, hecho que se convierte en la primera decisión política autónoma por el pueblo del Zulia
Fue un 28 de enero de 1821, por medio de un golpe que se planificó por meses, por parte independentista y los hermanos Delgados, que consiguieron la libertad del pueblo zuliano. Otros grandes personajes de la época como lo eran Bolívar y Urdaneta estuvieron dirigiendo los hilos conspirativos desde la distancia, interesados en la incorporación de Maracaibo. Con esto declaraban la Provincia de Maracaibo unida a la Gran Colombia
Correa con 700 hombres emprenden la marcha hacía Carabobo para reunirse con otras tropas realistas, pero 32 días antes de la batalla final (Carabobo 24.06.2021), Correa fue alcanzado y derrotado en “el Consejo”
Algo más tarde, según diversos escritos y documentos, Correa pasó a Puerto Cabello, Venezuela, partiendo para Puerto Rico llegando muy enfermo, al parecer falleció el 29 de abril de 1822 a los 55 años de edad.
Tomamos unos datos publicados en el diario “El Clarín”, de Aragua de 19.05.2013
La historia la escriben los vencedores y casi siempre se escribe sobre los vencedores. Muy poca atención le prestamos a los derrotados sin darnos cuenta de que muchas veces la importancia del derrotado es la que le confiere jerarquía a las acciones de guerra.
El derrotado el 20 de mayo de 1821 fue nada menos que el más prestigioso oficial del ejército realista, del más alto rango, quien llegó a ser Jefe Político y Capitán General de la Provincia de Venezuela y aunque era su adversario político, fue “hermano afectivo” del Libertador. Se ha escrito mucho sobre el vencedor y hasta una plaza le erigió la gratitud consejeña, pero muy poco sobre el derrotado general Ramón Correa, a quien van dedicadas estas líneas.
En Caracas hace amistad con las familias más distinguidas y allí conoce a una mujer de 15 años llamada Úrsula Miyares Mancebo cuya historia es necesario conocer, (aunque ya hemos comentado esto, lo ampliamos en el presente escrito). Cuando nació Simón Bolívar, su madre no pudo amamantarlo por sufrir quebrantos de salud, pero vivía en ese tiempo en Caracas una mujer llamada Ynés Mancebo de Miyares, natural de La Habana, cuyo esposo Fernando Miyares natural de Cuba fue Gobernador de las Provincias de Maracaibo y Barinas y luego sería Capitán General de Venezuela.
Doña Ynés dio a luz una niña llamada Úrsula, cuentan las crónicas que colocaba uno en cada seno para que los dos se alimentaran al mismo tiempo. Cuando contrajo matrimonio con Úrsula, Ramón tenía 42 años y Úrsula 25. Se casaron en 1809 en la Catedral de Caracas.
La lealtad de Correa al Rey de España permaneció inquebrantable y eso le llevó a enfrentarse en el campo de batalla a Miranda, a Bolívar y a Páez.
Sobres las negociaciones, las conferencias comenzaron el 22. Se firmaron los tratados, uno de armisticio y otro de regularización e la guerra. En esa reunión se rinden honores a la heroica firmeza de los combatientes de uno y otro ejército, a los que han muerto gloriosamente en defensa de su Patria o de su Rey. El general Morillo exclamó “Castigue el cielo a los que no estén animados de los mismos sentimientos de paz y amistad entre nosotros”, y Juan Rodríguez del Toro “La muerte me es indiferente después de un día tan glorioso”.
Que en el repiquetear de los cascos de sus caballerías como en los de los patriotas, venía naciendo la gran Patria venezolana que somos hoy en día; porque sin duda hoy, por ser nosotros descendientes por igual de los soldados de Bolívar o Morillo, la Patria somos todos.
Que en los momentos del brindis dijo Correa “Prefiero este momento a todas las victorias de la guerra” y porque resuena en nuestro corazón, las palabras pronunciadas por el Libertador, “De presentarse duda en la aplicación de los tratados, serán resueltos por arbitrariamente, a cuyo efecto, nombro desde ahora al brigadier general Ramón Correa, árbitro por parte de Colombia”