El General que me abrió las puertas del Tercio
Javier Chellarám
El domingo 8 fallecía el General de División en la reserva Fernando López de Olmedo y haciendo la crónica sobre el obituario al final me percaté que la foto que acompañaba a la triste noticia, necesitaba unas letras aparte.
El General López de Olmedo tras ascender a General de División fue nombrado en 1998 Comandante General de Ceuta
BOE-A-1998-22413 Real Decreto 2040/1998, de 25 de septiembre, por el que se nombra Comandante General y General Jefe de la Zona Militar de Ceuta al General de División del Cuerpo General de las Armas del Ejército de Tierra don Fernando López de Olmedo y Gómez, justo el mismo día que cesaba en el mando como Jefe del Estado Mayor del Ejército ( JEME ) su binomio en el Grupo Regulares Ceuta entre los años 1963/1969 el General José Faura Martín.
López de Olmedo llegaba a Ceuta tras haber mandando la Academia de Infantería de Toledo y ya demostró en la ciudad del Alcázar el acercamiento del estamento militar a la población ceutí con numerosos desfiles y Juras de Bandera para la población civil.
Aquí en Ceuta siempre se interesó por la idiosincrasia de la población ceutí y eso era las cuatro culturas y la convivencia de todas ellas en Ceuta.
Coincidiendo con el fin del servicio militar obligatorio, la mili el General López de Olmedo tuvo la brillante de idea de organizar la “ ultima Jura del milenio “ y fue en el mejor escenario posible, el patio de armas de la Posición A en García Aldave, una Jura de Bandera para la población civil articulada en las cuatro culturas.
Aquel 19 de diciembre de 1999 la sociedad ceutí tuvo la oportunidad de besar las Banderas y Estandartes de las unidades y Regimientos históricos del Ejército Español con sede en Ceuta así como la posterior recogida del diploma acreditativo en el Salón del Trono de la Comandancia General de Ceuta.
Aquel día tras recoger emocionado el diploma y recordando a mi padre que falleció ese mismo año y sin darnos cuenta se despidió un año antes de García Aldave en un Sábado Legionario, me hizo contar mi historia llena de sentimiento como antiguo marinero y la figura de mi padre de origen hindú quien le hubiera gustado poder besar la Enseña Nacional.
Desde entonces tuvimos el General y yo un acercamiento mutuo y fui dejando innumerables artículos sobre los momentos emotivos que iba desgranando mi pluma en cada aniversario, festividad u onomástica de las diversas unidades de la guarnición ceutí.
Sobre todo para con el Tercio Duque de Alba II de La Legión de la que mi hermano formaba parte y cada visión en cada acto en la Posición A , mis artículos superaban con entusiasmo al anterior publicado.
El General López de Olmedo se preocupaba en mantener ese hilo de conexión con la población civil de modo que siempre procuraba estar atento a las asociaciones, hermandades y centros culturales que eran el altavoz de unión con las Fuerzas Armadas con sede en Ceuta.
Los arriados de la Bandera los jueves fueron cada vez acogiendo más público y el entusiasmo se fue apoderando de los ciudadanos quienes al final de cada parada en la Plaza Africa se acercaba el General a entregarles una Banderita Nacional a los ciudadanos que la solicitaban.
Siempre recordaba a los ciudadanos de Ceuta que las puertas de su despacho en la Comandancia General estaban abiertas a los mismos sin distinción de raza, credo o condición y antes de su marcha al cumplir el mandato por edad reglamentaria recibió el Premio Convivencia edición local en el año 2002 así como el Escudo de Oro de la Confederación de Empresarios y la Asociación de Vecinos.
Puedo decir que fui una apuesta personal del General López de Olmedo, antes de irse me propuso para Legionario de Honor, gesto que impacto en su momento en el Centro Hijos de Ceuta donde estaba la sede de la Asociación y quedó sorprendido su entonces presidente Julio Gallardo Bote, un muchacho de 35 años que escribe de La Legión y demás Fuerzas Armadas superaba en el ranking a muchos que estaban parece antes que yo.
Le dije al Coronel Roel Fernández aquel día , aunque no fuera reconocido con el título iba a seguir escribiendo de ustedes y así hasta la fecha un total de 19 años.
A Don Fernando los achaques le superaron en vida pero no en espíritu y fue luchando dia tras día así durante diez años hasta sucumbir por el virus maldito del COVID.
Cuando le enseñaba el emblema legionario el se marcaba el pecho como diciendo Javier hay que llevarlo en el corazón así que no hay mejor recuerdo que despedirme diciendo, el General López de Olmedo me abrió las puertas del Tercio, donde La Legión me enseñó el camino.