Ramón (Olaguer) Feliú Ceuta 1784-1831 Sevilla
Firmante de la Constitución de Cádiz (La Pepa) 1812

Ramón Olaguer nace en Ceuta un 25 de septiembre de 1784 siendo bautizado en la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios el día siguiente de su nacimiento, eran sus padres don Juan (Olaguer) Feliú, capitán graduado del Real Cuerpo de Ingenieros y doña Sebastiana Zebollino.
Tanto en el padre como en Ramón, en todos los documentos consultados desaparece el Olaguer, por lo que a partir de aquí solo pondremos Feliú.
Don Juan Feliú había nacido en Ceuta el 9 de diciembre de 1752, hizo toda la campaña de Gibraltar, en 1784 fue destinado a Orán, estando en ese destino hasta el año 1791 en que España renunció a Orán y Malzalquivir en Argelia occidental, durante estos años había ejercido cinco años como director de la Academia, en 1790 tenía que haberse incorporado como ingeniero al reino del Perú cuando un devastador terremoto destruyó la ciudad de Orán en la noche del 8 al 9 de octubre de este año, por lo que tuvo que ampliar su estancia tres meses, estos tres meses estuvo como comandante general interino, ya que los otros cuatro ingenieros se encontraban heridos.
En 1791 es ascendido a capitán efectivo por lo que tuvo que pasar a su destino en el Perú.
El 27 de agosto de 1791 embarca en Cádiz en la fragata Nieves; en compañía de su familia y criado. Adjuntamos relación de las personas que le acompañaban.
Dª Sebastiana Zebollino, su mujer.
Dº Ramón Olaguer Feliú, su hijo de 7 años, nacido en Ceuta.
Dª María de los Dolores Olaguer Feliú, su hija de 5 años, nacida en Oran.
Dª María de África Olaguer Feliú, su hija de 6 meses, nacida en Ceuta.
Dº José Gorcas, su criado de 38 año soltero.
A los dos meses de llegar a Lima, Perú, en marzo de 1792 fallece su esposa, teniendo que dejar a sus dos hijas pequeñas en un convento de monjas, mientras Ramón de nueve años estudia gramática, solicitando para este la gracia de cadete en el reino de Lima, siéndosele concedido. Ramón Feliú posteriormente sería ascendido a subteniente del fijo de Lima, cuando abandona el ejército.
Ramón Feliú una vez estableció en Lima cursó sus estudios en el Colegio Mayor de San Carlos de Lima, matriculándose en Leyes en 1802, fue bachiller de cánones y Leyes en la Universidad de San Marcos. Fue autor de la obra escrita titulada “El uso de la lengua vulgar en el estudio de las ciencias”.
En 1810 fue designado diputado del Perú en las Cortes de Cádiz. Debido a su preparación universitaria destacó en la actividad parlamentaria, llegando a ocupar la Secretaría de la Cámara.
Tras reñidas secciones el 15 de octubre, fue aprobado un decreto que establecía la igualdad de derecho para todos los súbditos de la monarquía, para la Península y para los nacidos en América, el 5 de agosto de 1811 por otro decreto se prohibió toda clase de vejaciones contra los indios, declarándose libre el comercio del azogue.
Los diputados por Perú que firmaron la Constitución de Cádiz en 1812 fueron:
Dionisio Inca Yupanqui, Vicente Morales Duárez, Ramón Feliú, Antonio Zuazo, Francisco Salazar, José Antonio Navarrete, Pedro García Coronel, José Lorenzo Bermúdez y el clérigo Blas Otolaza.
Al morir su padre en 1811 Feliú pleiteó desde Cádiz, pues consideró que había sido desposeído de su herencia debido a su alejamiento de Lima.
Las Cortes aprobaron la nueva Constitución de 1812. Fue el 19 de marzo de 1812. Constaba de 384 artículos organizados en diez títulos.
En 1813 volvió a ser elegido diputado por el Perú para las Cortes Ordinarias, y de nuevo fue elegido Secretario en septiembre de este año.
Fue comisionado para recibir al rey Fernando VII en su entrada a Madrid, debido a haber sido liberado recientemente por Napoleón, el rey debería de firmar la Constitución de 1812. Dicha comisión no fue recibida por el rey, y más tarde, dispuso apresar a los diputados.
En 1814 Ramón Feliú y el resto de diputados, fueron enjuiciados.
Los condenados a prisión fueron:
Ramón Feliú, ocho años en el castillo de Benasque, Huesca
Agustín Argüelles, ocho años al fijo de Ceuta.
José María Calatrava, ocho años al presidio de Melilla.
Diego Muñoz Terrero, seis años en el convento de Erbón.
Joaquín Lorenzo Villanueva, seis años en el convento de Salceda.
Juan Nicasio Gallego, cuatro años en la cartuja de Jerez.
Miguel Ramos Arispe, cuatro años en la cartuja de Valencia.
Manuel García Herrero, ocho años en el presidio de Alhucemas.
Francisco Martínez de la Rosa, ocho años en el presidio del Peñón.
Manuel López Cepero, seis años en la cartuja de Sevilla.
José Cangas Argüello, ocho años en el castillo de Peñiscola.
Francisco Sánchez Barbero, ocho años en el presidio de Melilla.
Antonio Sabiñón, (murió en la cárcel).
Una vez en libertad, fue albacea testamentario de su tío el mariscal de campo don Manuel Olaguer Feliú.
Restablecidas las garantías constitucionales, tras el pronunciamiento de Riego, (1820) regresó a la política activa.
En este año formó parte de Junta Provincial que se constituyó en Zaragoza para organizar el tránsito al nuevo sistema político.
El 7 de marzo de 1820 Fernando VII juraba la Constitución de Cádiz. «Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional», había dicho el monarca reinventándose. Se iniciaba el periodo conocido como Trienio Liberal en España (1820-1823).
Documento donde consta el juramento a la Constitución de Cádiz de Fernando VII:
Españoles
Cuando vuestros heroicos esfuerzos lograron poner término al cautiverio en que me retuvo la más inaudita perfidia, todo cuanto vi y escuché, apenas pise el suelo patrio, se reunió para persuadirme que la Nación deseaba ver restituida su anterior forma de Gobierno; y esta Persuasión me debió decidir a conformarme con lo que parecía ser el voto casi general de un pueblo magnánimo que triunfador del enemigo extranjero, temía los males aún más horribles de la instentina discordia.
No se me ocultaba sin embargo que el progreso rápido de la civilización europea, la difusión universal de las luces hasta entre las clases menos elevadas, la más frecuente comunicación entre los diferentes países del globo, los asombrosos acontecimientos reservados a la generación actual, habían suscitado ideas y deseos desconocidos a nuestros mayores, resultando nuevas e imperiosas necesidades; ni tampoco dejaba de reconocer que era indispensable amoldar a tales elementos las instituciones políticas, a fin de obtener aquella conveniente armonía entre los hombres y las leyes, en que estriba la estabilidad y el respeto de las sociedades.
Pero mientras Yo meditaba maduramente con la solicitud propia de mi paternal corazón las variaciones de nuestro régimen fundamental, que parecían más adaptables al carácter nacional y al estado presente de las diversas porciones de la Monarquía española, así como más análogas a la organización de los pueblos ilustrados, me habéis hecho entender vuestro anhelo de que se restableciese aquella Constitución que entre el estruendo de armas hostiles fue promulgada en Cádiz en el año de 1812, al propio tiempo que con asombro del mundo combatíais por la libertad de la patria.
He oído vuestros votos, y cuál tierno Padre he condescendido a lo que mis hijos reputan conducente a su felicidad. He jurado esa Constitución por la cual suspirabais y seré siempre su más firma apoyo. Ya he tomado las medidas oportunas para la propia convocatoria de las Cortes. En ellas, reunido con vuestros Representantes, me gozaré de concurrir a la grande obra de la prosperidad nacional.
Españoles: vuestra gloria es la única que mi corazón ambiciona. Mi alma no apetece sino veros en torno a mi Trono unidos, pacíficos y dichosos. Confiad, pues, en vuestro rey, que os habla con la efusión sincera que le inspiran las circunstancias en que os halláis y el sentimiento íntimo de los altos deberes que le impuso la Providencia. Vuestra ventura desde hoy en adelante dependerá en gran parte de vosotros mismos. Guardaos de dejaros seducir por falaces apariencias de un bien ideal, que frecuentemente impiden alcanzar el bien efectivo, evitad la exaltación de pasiones, que suelen transformar en enemigo a los que solo deben ser hermanos, acorde en efecto como lo son en religión, idioma y costumbres, repeled las pérfidas insinuaciones, halagüeñamente disfrazadas, de vuestros émulos. Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional; y mostrando a la Europa un modelo de sabiduría, orden y perfecta moderación en una crisis que en otras naciones ha sido acompañada de lágrimas y desgracias, hagamos admirar y reverenciar el nombre español, al mismo tiempo que labramos por siglos nuestra felicidad y nuestra gloria.”= Palacio de Madrid 10 de marzo de 1820.
Adjuntamos una curiosa e interesante carta de Simón Bolívar a Fernando VII, carta tomada del Archivo del Libertador, Documento 5287.
CARTA DE BOLÍVAR A S.M. CATÓLICA EL SEÑOR DON FERNANDO VII, REY DE LAS ESPAÑAS, FECHADA EN BOGOTÁ EL 24 DE ENERO DE 1821, POR LA CUAL LE PIDE QUE HAGA JUSTICIA Y PERMITA LA EXISTENCIA DE COLOMBIA “PARA OFRECER A LOS ESPAÑOLES UNA SEGUNDA PATRIA, PERO ERGUIDA, PERO NO ABRUMADA DE CADENAS”.
Archivo del Libertador. O’Leary. Vol. XXIX, Fº 56 vto. Fuente: Archivo diplomático y consular de Colombia, tomo 6, folio 1. Documento: Libro copiador, no autógrafo.
Bogotá, 24 de enero de 1821.
A S.M. Católica el señor Dn. Fernando VII [1], Rey de las Españas.
Señor:
Permítame V.M. dirigir al trono del amor y de la ley el sufragio reverente de mi más sincera congratulación por el advenimiento de V.M. al imperio más libre y grande del primer continente del Universo. Desde que V.M. empuñó el cetro de la justicia para los españoles y el iris de la paz para los americanos, se ha colocado V.M. en el vuelco de todos los corazones. Desde aquel día entró V.M. en el sagrario de la inmortalidad.
Paz, señor, pronunciaron los labios de V.M.; paz repetimos con encanto, y paz será, porque es la voluntad de V.M. y la nuestra.
Ha querido V.M. oír de nosotros la verdad, conocer nuestra razón, y sin duda concedernos la justicia. Si V.M. se muestra tan grande, como es sublime el gobierno que rige, Colombia entrará en el orden natural del mundo político. Ayude V.M. el nuevo curso de las cosas, y se hallará al fin sobre una inmensa cima, dominando todas las prosperidades.
La existencia de Colombia es necesaria, Señor, al reposo de V.M. y a la dicha de los colombianos. Es nuestra ambición ofrecer a los españoles una segunda patria, pero erguida, pero no abrumada de cadenas. Vendrán los españoles a recoger los dulces tributos de la virtud, del saber, de la industria; no vendrán a arrancar los de la fuerza.
Dígnese V.M. acoger con indulgencia los clamores de la naturaleza, que por el órgano de nuestros enviados, hará Colombia al modelo y gloria de los monarcas.
Acepte V.M. los más humildes y respetuosos homenajes con que soy de V.M. su más atento y obediente servidor.
Señor.
Simón Bolivar
Durante la crisis ministerial de marzo de 1821 Ramón Feliú fue nombrado Secretario de la Gobernación de la Península, durante el gobierno presidido por Bardají, constituyéndose en el verdadero hombre fuerte del gobierno liberal, hasta tal punto que el gobierno fue conocido como el Ministerio Bardají-Feliú.
Artículos de Oficio:
5 de marzo de 1821: El rey se ha servido dirigir con fecha del 5 del corriente a D. Ignacio Balanzar, encargado del despacho de la guerra, el Real decreto siguiente: .
Posteriormente en otro Artículo de Oficio de fecha 4 de mayo de 1821, se comunica: El Rey se ha servido expedir el decreto siguiente:
> A.D. Francisco de Paula Escudero.
Durante este Gobierno Se rebajó la ley de la moneda, pero no lo suficiente.
Se rebajaron los aranceles de importación de utillaje industrial y de bienes de equipo.
Se dividió España en 49 provincias.
Se centralizó la administración territorial regulando Diputaciones y Tesorerías provinciales.
Por aquellos días tuvo lugar la primera huelga ludditas en España, cuando al llegar a Alcoy máquinas de cardar e hilar, unos 1200 hombres se lanzaron a la calle y quemaron las máquinas de un almacén, y las ya instaladas que pudieron. (Ludditas huelga de artesanos contra las máquinas que destruían empleo)
Durante el corto Gobierno Bardají-Feliú se produjeron importantes acontecimientos, uno de ellos sucedió a primeros de abril de 1821.
Fue cuando se procedió al arresto del obispo de Barcelona D. Pablo Sichar; su provisor D. Pedro José de Abella, arcediano y canónigo de la misma; El P. Planas, guardián del convento de San Francisco; El teniente general barón de Eroles; El teniente general D. Pedro Sarsfield; El mariscal de campo D. Blas de Fournas; El mariscal de campo D. L-Barre; El brigadier D. Luis Andriani; D. Patricio Cambell; El comandante del regimiento de Barbastro D. Francisco Satrauss, hermano del obispo de Vich y D. Joaquín March, de Reus. (Diario el Universal, martes 10 de abril de 1821
Al día siguiente a bordo de un jabeque, fueron llevados a Mallorca.
En este año, fuera de Madrid, Riego entonces capitán general de Aragón, se estaba permitiendo todo tipo de demagogias saliendo a los pueblos a arengar a la gente a favor de un liberalismo exaltado, ni Argüelles en su momento, ni Feliú más tarde, se atrevieron a llamarle la atención. Al final, Ramón Feliú se sintió obligado a sustituir a Riego, enviándole a Lérida
Las revueltas de septiembre de 1821.
El 18 de septiembre de 1821, los exaltados lanzaron una vez más a la gente a la calle. San Martín, Jefe Político de Madrid, puso guardias militares frente al Ayuntamiento y al Gobierno de Madrid, lugares recurrentes de las manifestaciones. Hacia las siete de la tarde comenzó una “batalla” en Platerías, en la que no hubo víctimas porque los manifestantes no llevaban armas de fuego y los militares tenían orden de no disparar. Hubo muchas cargas de caballería contra los manifestantes. Los “exaltados”, o más bien las masas convocadas por ellos, se retiraron hacia las doce de la noche.
En Sevilla y Cádiz, los piquetes exaltados impidieron el paso a las nuevas autoridades locales, el capitán general de Sevilla general Moreno Daoíz, y el gobernador militar de Cádiz general marqués de La Reunión. En Cádiz, Jáuregui nombró Junta que se declaró independiente, hablaron de separarse de España y de crear una república hanseática.
NOTA: La Liga hanseática fue un conglomerado de ciudades y de comunidades de comerciantes que se articuló bajo la forma de federación comercial y defensiva. Se creó en 1358 y se considera que perduró como tal hasta 1630, en dicha liga entre otros países estuvieron presente Alemania, Polonia, Rusia, etc.
En Sevilla se formó Junta que también pensaba reivindicarse como soberana.
Cartagena formó Junta que, además de declararse independiente, amenazó con la guerra civil si Fernando VII no destituía a Ramón Feliú y sus ministros, a los que calificaba de absolutistas. Utilizaba las palabras como banderas para excitar al pueblo.
En Pamplona se sublevó la guarnición de La Ciudadela al grito de ¡Muera el Rey, Viva la República!, pero no fueron secundados ni por el resto de la guarnición militar ni por los civiles.
En La Coruña, el 16 de noviembre apareció un manifiesto popular, firmado por el capitán general Espoz y Mina, denunciando el absolutismo y exigiendo la dimisión de Feliú. Espoz y Mina fue destituido y cambiado por el general Latre. Los “patriotas” fueron contra Latre y repusieron a Espoz y Mina, cargaron a un centenar de personas moderadas en un barco, y los enviaron a Canarias. Latre se hizo fuerte en Lugo y desde allí rechazó los intentos de Espoz y Mina de dominar toda Galicia. (Fernando VII contra los “liberales”).
La idea del Ministerio fue mantener el orden, debido a la anarquía interna de la época así como de las revoluciones en las colonias y las derrotas de los ejércitos españoles, como fue la caída del Callao (30.10.1820-19.09.1821), la sublevación de la provincia de Maracaibo (28.01.1821) o la derrota de Carabobo (24.06.1821)
El final del Trienio Liberal
Entre los meses de octubre y diciembre de 1822. Se celebró el Congreso de Verona, asistiendo al mismo Austria, Prusia, Rusia, Gran Bretaña y Francia. Acordándose el envío de tropas a España para acabar con el régimen liberal.
El 6 de enero de 1823 Francia ordena retirar su embajador en Madrid.
20 de marzo: El Gobierno y las Cortes se trasladan de Madrid a Sevilla.
El 7 de abril: se inicia la invasión francesa en España de los 100.000 hijos de San Luis bajo el mando del duque de Angulema.
9 de abril: Se crea en Oyarzun, Guipúzcoa, la Junta Provisional del Gobierno de España e India, siendo presidida por Francisco de Eguia y Letona. (Estuvo destinado en Ceuta en 1788 como teniente coronel del regimiento de Toledo).
El 10 de abril: La familia Real llega a Sevilla, también lo hacen las Cortes y el Gobierno.
23 de mayo: Los 100.000 Hijos de San Luis entran en Madrid.
El 29 de julio: El duque de Angulema sale de Madrid dirigiéndose a Cádiz para atacar la ciudad.
14 de agosto: Rafael de Riego es derrotado en Jódar, Jaén, siendo hecho prisionero el día siguiente.
El 1 de octubre. Se reúnen Fernando VII y el duque de Angulema en el Puerto de Santa María, Cádiz. Seguidamente publica un decreto derogando la Constitución. Iniciándose la Década Ominosa, retornando la monarquía absoluta y una dura represión contra los liberales. Concluyendo el Trienio Liberal.
4 de noviembre: Los franceses hacen su entrada en Barcelona.
El 7 de noviembre: Rafael de Riego es condenado a muerte y ejecutado en la Plaza de la Cebada de Madrid.
13 de noviembre: Fernando VII entra en Madrid como rey absoluto (sin calificativo de “constitucional”)
Ramón Feliú falleció en Sevilla el 1 de agosto de 1821, a los 47 años de edad.