Sargento Capelo, una dama legionaria

María Luisa Capelo nació en Ponferrada en el año 1983. Aunque siempre ha tenido una gran vocación por pertenecer a las Fuerzas Armadas, la realidad es que su sueño era hacerlo vistiendo con un chapiri. La pasión por la vida militar le corre por las venas desde que nació y esto se debe a que su padre ha sido legionario mucho tiempo. De niña observaba a su padre en formaciones, en el cuartel, y demás y le llamaba la atención todo lo relacionado con este mundo. Por ello, cuando cumplió los 19 años ingresó en el Ejército.

Tras una primera etapa como militar de tropa, Capelo se preparó durante un año para ser militar de carrera presentándose a las pruebas de la escala de suboficial. No lo consiguió a la primera, cuando se lo preparó por su propia cuenta. Por ello, cuando se fue acercando la edad límite para poder entrar, tuvo en cuenta hacerlo mediante una preparatoria durante nueve meses y formarse para hacer el examen que le piden para ser sargento al igual que las pruebas físicas. También estuvo durante tres años en Toledo en Infantería Ligera, especialidad que eligió.

A la hora de pedir destino no se lo pensó dos veces y decidió Ceuta. Capelo lleva ya cinco años en Ceuta defendiendo su empleo como sargento. Siempre tuvo claro que quería sentir lo que era ser una dama legionaria, y qué mejor sitio para hacerlo realidad que en Ceuta, Cuna de La Legión. “Como sargento es una experiencia nueva y aquí en el Tercio que no había estado nunca en ninguno de los Tercios destinada, por lo que es muy gratificante, encima en Ceuta, donde se creó esta unidad, una ciudad tan diferente junto con Melilla”, explica la sargento Capelo, que reconoce que es todo un orgullo haber empezado como sargento en nuestra ciudad.

Para la sargento Capelo “no hay una diferencia entre ser mujer u hombre en La Legión”. Defiende la igualdad y no se siente en desventaja con ninguno de su compañeros caballeros legionarios. “Lo que hay que hacer es trabajar igual que el compañero, con esfuerzo y dedicación, porque te das cuenta de que es lo mismo, seas hombre o mujer”, subraya la sargento. Insiste en que si una persona es trabajadora y se esfuerza, “no va a haber distinción”.

En cuanto a expectativas en su carrera militar, le gustaría seguir ascendiendo como dama legionaria pero cambiando de tercio probando en otros acuartelamientos como, por ejemplo, en el Don Juan de Austria, que está en Almería. El motivo, su padre. Forma parte de su espíritu como legionaria el serlo en este acuartelamiento porque fue donde se crió de niña viendo a su padre vistiendo un chapiri como el que ella hoy luce con orgullo. Él le contaba sus experiencias y poco a poco alimentó lo que le llevaría a ser una de las dos sargentos de la IV Bandera.

Es inquieta y se enriquece conociendo diferentes unidades, aunque ahora desde La Legión le toca aprender cómo funcionan otros acuartelamientos porque ella quiere seguir siendo legionaria.

Tiene a sus espaldas muchas experiencias positivas en el Ejército y le apasiona ser la sargento que recibe a tantos soldados a quienes enseña formación e instrucción militar al cargo de jefa de su pelotón. “Es para mí un orgullo verme capacitada para hacerlo”, presume la caballa de adopción.

Si tuviera que mandar un mensaje a todas las mujeres que se están preparando para ingresar en el Ejército les diría que “no tuvieran miedo, que tiraran para adelante y que estén orgullosas de ser mujeres, porque con empeño y dedicación llegan a cualquier sitio”.

De su padre aprendió el significado de la disciplina, aunque también del compañerismo, uno de los espíritus más importantes de La Legión.

Su padre observa con orgullo el crecimiento personal, y ahora militar, de su hija María Luisa, aunque en la IV Bandera es más conocida como la sargento Capelo.