Una pequeña reflexión
Malika Alí
El sentimiento nacional es algo que convive con el concepto más político y constitucional, pero no carente de sentimentalidad, de ciudadanía, pues bajo una dictadura no se dejaría de ser español aunque no se fuese ciudadano, por la pérdida de derechos individuales. Sobre esta complementariedad, no es fácil entender por qué un musulmán no podría tener el sentimiento de nacional español y de forma igual el de ciudadano. Me pregunto qué falta a un sujeto de tales características para no ser esencialmente español. Del mismo modo, si eso fuese así, tampoco encajaría en dicho esencialismo el que fuese protestante y no católico, el que fuese ortodoxo y no católico, el judío, el budista, etc. ¿Qué se pretende demostrar, que un musulmán no puede sentirse parte de la nación española por el hecho de no ser católico? Las naciones evolucionan aunque el sentimiento permanezca. ¿Acaso un tunecino se siente igualmente argelino o marroquí por el hecho de ser musulmán? No creo que sea el caso. La gente humilde, no importa cuál sea su religión, tiene que comprender que la educación y la formación es el mejor medio de promoción social que existe para ella y ha de hacerse consciente para llegar a tener un grado de excelencia y una oportunidad de aportar valores y progreso a la comunidad nacional, dos importantes factores de integración social y cultural. Cuando en una sociedad democrática imperan los sentimientos de nación y de ciudadanía en armonía, cuando los pilares de dicha sociedad no son los del estigma o la marca étnico-religiosa, sino los de una comunidad de valores democráticos, laicos, que viene a decir, la mínima ética y moral compartidas por todos, estamos hablando de integración, de armonía y de progreso.