Anastasio Cejudo y Núñez de Aldana (Ceuta 1741-1808) Cartagena de Indias, Colombia (I)
Gobernador y comandante general de Cartagena de Indias, el ceutí que pudo ser virrey de Nueva Granada

Anastasio Cejudo nace en Ceuta el 27 de abril de 1741, siendo bautizado el 29 del mismo mes y año en la Parroquia de Nuestra Señora de Los Remedios, fueron sus padres don Antonio Cejudo, capitán del regimiento de León y doña Ana María de Aldana.
Inició su carrera militar como cadete en las milicias de Carmona en 1753, ascendió a subteniente en 1757, pasando al regimiento de León donde permaneció casi 18 años, obtuvo el grado de subteniente de granaderos en 1764 al año siguiente fue nombrado teniente ayudante. En 1766 paso con el regimiento de León de guarnición a la isla de Puerto Rico donde ocupó el puesto de director de la academia de cadetes, graduado de capitán a principios de 1771 y capitán efectivo a finales del mismo. Un año más tarde fue nombrado sargento mayor de su regimiento de León en Cartagena de Indias, regresando por esas fechas a España.
El 9 de julio de 1773 solicitó permiso para desposarse con la gaditana doña Bibiana de Montes. La autorización le fue concedida. Celebrándose los esponsales en la ciudad de Cádiz ese mismo año. Por cierto, que la diferencia de edad entre ambos cónyuges era considerable, pues ella tenía 18 años mientras que él contaba con 32.
Los padres de su esposa fueron don Juan de Montes, escribano de cámara de la Real Audiencia de la Contratación de Indias, y doña Ana Benítez de Aranda, ambos de condición noble.
Anastasio Cejudo enviudó sin descendencia.
En 1776 obtuvo el ascenso a teniente coronel. En 1777 fue promocionado a gobernador y comandante general interino de la provincia de Ríohacha, por orden del virrey de Nueva Granada, Manuel Antonio Flores.
En 1782 le fue concedido el hábito de Caballero de la Orden de Santiago.
En 1783 se encontraba en Cartagena de Indias con el Excmo. Sr. Arzobispo virrey Caballero y Góngora, dándole este el mando militar y político de las provincias de lo Riohacha y Santa Marta, dos años más tarde en 1785 se le asigna el mando de mar y tierra en la expedición a Darién. (La región del Darién colonial, es la frontera territorial de la actual Colombia y Panamá), que era vital para la corona española debido a su situación entre el Caribe y el Pacífico con grandes recursos naturales. Pero el problema era que esta zona estaba controlada por grupos de indígenas no reducidos, lo que impedía la rápida articulación al circuito comercial y administrativo de la América hispana.
El virrey Caballero y Góngora se trasladó a Cartagena de Indias para supervisar la campaña, salieron las primeras expediciones en 1785, y ocupar los puertos de Caimán, Mandinga y Concepción, zarpando de Cartagena el 22 y 27 de enero, en total salieron tres divisiones. La última en ser ocupada fue Caledonia en 1786 a partir de aquí se le llamaría Carolina de Darién. Se calcula en mil los efectivos que participaron. Cartagena de Indias mandó las unidades a Caimán y Carolina, mientras que la de Panamá había salido para Mandinga y Concepción.
El mariscal de campo Arévalo dirigió las operaciones desde Cartagena, y Anastasio Cejudo con el regimiento de infantería de Cartagena, que participo también en la campaña de la Guajira, coordinó las acciones desde Carolina.
Estando Cejudo en Caimán en 1786 muchos cayeron enfermos entre ellos el mismo Anastasio Cejudo debido a la climatología y al agua, sobre todo la de los pozos, teniendo que ser sacado gravemente enfermo y privado de sentido, aún sin reponerse pide volver a Caimán. Pero es enviado a Santa Fe con una importante comisión, la de proteger la seguridad del reino y a la vez da hacer la inspección de las milicias.
Por orden del 1º de enero de 1787 fue nombrado coronel del regimiento auxiliar fijo de Santa Fe, pasando con este grado al fijo de Cartagena de Indias siendo designado el 7 de marzo de 1787 para la creación de la Subinspección General de las Tropas.
El virrey Caballero y Góngora en 1789 junto con su asesor Anastasio Cejudo, argumentaron que las tropas veteranas, convertidas en una especie de policía de orden público en el interior de todo el territorio de Nueva Granada, lograrían que se pudieran llevar a la práctica las medidas reformadoras de la monarquía, con el prestigio moral o la simple persuasión.
Anastasio Cejudo, ante la crisis de las Cajas Reales propuso un proyecto a la Corona, que se vendiera el Palo de Brasil en las colonias amigas y a cambio se trajeran esclavos que eran más vendibles en esta provincia, y así poder costear la pacificación sin costes al Real Erario. Este proyecto fue aprobado por la Corona. (Palo de Brasil, madera para ebanistería y construcción de instrumentos musicales, en época colonial principalmente como colorante)
Recogemos lo siguiente del Archivo General de la Nación de Colombia, Fondo, caciques e indios, tomo 10, Folio 779-780 año 1789.
Los indios caciques de las parcialidades inmediatas a los establecimientos de la costa de Darién, nombrados el General D. Bernardo de Estola, el Capitán Colocua y su Teniente Chol, de Sanaín, el Capitán Batista, de Osuna Chacuna, el Capitán Guil Jaez y su Teniente Manuel de Putrubandin, el Capitán Alulu de Cuiti, y el Capitán Batís de Río Azúcar, que han llegado a esta plaza, habiendo sido llamados para hacer el contrato de amistad y buena correspondencia que Su Majestad, tiene determinado, se presentaron en el día de hoy al Excmo. Señor D. Francisco Gil Lemos Teniente General de la Real Armada, electo Virrey del Perú, el Jefe de la Escuadra D. Joaquín Cañaveral, Gobernador de esta provincia, el Mariscal de Campo D. Antonio Arevalo, Comandante General del citado establecimiento, el Coronel del Regimiento Fijo de esta plaza D. Anastasio Cejudo, el Capitán de navío D. Juan Gaztelu, Comandante de la Fragata Santa Agueda, el Teniente Coronel D. Manuel Espinosa, Sargento Mayor de la Plaza, y el Oficial Segundo del Ministerio de Marina D. Francisco Sandoval. Ministro de estos Guardacostas, y habiéndoseles hecho saber, Su Excelencia, que instruido el Rey de la Fidelidad con que se han mantenido estos últimos años en buena correspondencia con los españoles, quiere darles una prueba de satisfacción que tiene de ellos, dejando libres las costas, y evacuando los sitios de Carolina, Concepción y Mandinga, haciendo destruir sus fuertes y las iglesias, dejando las casas habitables para que se puedan alojar en ellas; les hizo entender deberán continuar en lo sucesivo en buena amistad y trato con los españoles, guardando inviolablemente las condiciones siguientes:
1º Que en ningún tiempo comerciaran con naciones algunas extranjeras, ingleses, franceses, holandeses etc. ni admitirán en las costas embarcaciones, y que siempre que esto suceda avisaran al pueblo de Caimán, para que desde allí se den las providencias que convengan para su reconocimiento.
2º Que los indios serán recibidos en Caimán, Río Sinu, Cartagena, y en todos los puertos de los dominios de Rey donde podrán traficar con sus cacaos, careyes y demás frutos de la tierra, asegurado de que se les tratará con agasajo.
3º Que si en lo sucesivo se hallare conveniente hacer alguna población en cualquier paraje de la costa deberán concurrir por su parte, ayudando a hacerlas rozas y desmontes necesarios.
4º Que para que todo lo dicho tenga el más exacto cumplimiento, quedan responsables los caciques, de que siempre que algún indio impida directa o indirectamente todo, o parte de estas condiciones darán cuenta al Comandante de las embarcaciones de Caimán, para que les castigue según su delito: y si la transgresión o inobservancia de lo mandado por Su Majestad, fuera por causa de los caciques, serán tratados con todo el rigor de las armas.
5º Que al fin de que todo lo referido tenga su debida observancia, conserva Su Majestad. El Puerto de Caimán con tropas y embarcaciones de guerra, quedando por Comandante D. Bartolomé Camilo García, como lo ha sido hasta aquí, por las muchas pruebas que tiene dadas de su celo por el mejor servicio al Rey.
Y habiéndose enterado por menor de estas condiciones los expresados indios, se obligarán a guardarlas, y cumplirlas en todas sus partes, ofreciendo ser constantes, y fieles amigos de los españoles, y mantener con ellos el mejor trato, y correspondencia y para señal de lo firmado de este contrato se hicieron repetidas demostraciones de seguridad, y convencimiento de buena amistad, no habiendo pactado el juramento que se le exigió, porque dijeron no estaba de uso para ellos (esa) formalidad.
Cartagena de Indias, veinte y cinco de octubre de mil setecientos ochenta y nueve.
Frey Francisco, y firmado Joaquín de Cañaveral, Antonio Arévalo, Anastasio Cejudo y Juan Antonio Gaztelu. (Literal)
El 1 de abril de 1789 don Anastasio Cejudo como subinspector de las tropas, realizó un documento sobre los gastos que causaban las Milicias Disciplinadas.
Para no perdernos en cifras, pasamos al resumen final:
NOTAS. 1ª Que se presentarán unos arbitrios de fácil práctica, que no perjudiquen al rey, ni a sus vasallos, en beneficio de los vestuarios. Armamentos y correajes de las tropas de Milicias, las cuales bien administradas podrán tal vez llegar a ochenta mil pesos al año, y aún a cien mil si fuese admisible el que propuse desde Santa Fe el año 1787.
2ª También se expondrá otro, que está en práctica en nuestra península y creo que en el Reino de México, el cual se adoptó últimamente en Francia, para hospitales de tropa, capaz su producto de costear y mantener los utensilios necesarios de los Cuerpos Veteranos, y plaza del ejército de Milicias de todo el virreinato.
3ª Se propondrá igualmente el medio de hacer aún más considerables las mismas utilidades.
4ª Y se recordará un ramo destinado a obras pías, con el fin establecer en la plaza de Cartagena un hospital, el cual mantenga su regimiento veterano, con lo mismo que hoy libra el rey al de San Juan de Dios, cuya mala asistencia ha perjudicado no poco a las tropas de aquella guarnición.
Explicación a las antecedentes notas:
1ª Consiste en conducir algún Cacao a México desde Guayaquil y la sal de la Punta de Santa Elena, a las bodegas de Babahoyo y Yaguachi, Yzguaride y Dagua en la costa del sur, de cuenta del proyecto, con hierro y acero, sin estancar allí estos efectos; siendo la propuesta hecha en Santa Fe aumentar medio real la arroba de sal de la que se fabrica en Zipaquirá, Nemocón, con cuyo recargo se beneficiarían los cuarteles y el alojamiento de aquel vecindario.
2ª Establecer la Real Lotería en las ciudades capitales de las provincias del Reino.
3ª Se reduce a imponer los principales en el Banco Nacional de San Carlos que resulten de los antecedentes arbitrios, como productos a los fines que se expresan u otros de la Real Voluntad.
4ª Con el ramo nombrado de feble (moneda o aleación de metales, faltos de peso o ley), que produzcan las dos Casas de Moneda de este virreinato hasta completar la cantidad se puede hacer un hospital sencillo, y a propósito en esta plaza, siempre que con ecónomos se dirija, y construya con parte de la tropa del regimiento de ella, bajo la dirección de sus jefes, atendiendo en lo futuro al cuidado de sus enfermos, con las hospitalidades que se acostumbran dar, y algún otro auxilio, de que no resulte perjuicio. Cartagena de Indias 1º de abril de 1789 /Anastasio Cejudo.
Nombramiento de don Anastasio Cejudo como brigadier:
Virrey de Santa Fe.
Ascenso a brigadier de don Anastasio Cejudo:
He dado el curso correspondiente al título de brigadier que S.M. ha concedido a don Anastasio Zejudo coronel del Regimiento fixo de Cartagena que V.E. se sirve comunicarme con Oficio de 28 de mayo último.
Santa Fe 19 de septiembre de 1791. Sr. Conde de Campo de Alange.
Como se comprueba arriba en el nombramiento de brigadier aparece el apellido Zejudo con Z, desde su llegada a América él mismo firmó de esta forma, como aparece también en el siguiente escrito, pero hemos preferido dar solo en ciertas ocasiones este apellido y poner el original.
NOTA: El regimiento de infantería Cartagena nº 70, tiene sus orígenes en las compañías fijas de Cartagena de Indias, desde 1716, siendo su primer jefe el coronel brigadier don Anastasio Cejudo.
Carta de fecha 25 de abril de 1793, con solicitud de destino:
Don Anastasio Zejudo, Caballero del Orden de Santiago, Brigadier y Coronel del Regimiento Fixo de Infantería de Cartagena de Indias a L.R.P- de V.M. dice: Que en varias Representaciones y últimamente con fecha de 2 de septiembre de 1790 ha expuesto sus méritos y servicios prestados durante más de 36 años, e igualmente los de su padre el Teniente Coronel D. Antonio Zejudo que murió en la última Guerra de Portugal, solicitando se le destine en Gobierno Militar, mediante haber desempeñado puntualmente los cargos que ha obtenido en esta atención.
A. V.M. Suplica se digne conferirle el Gobierno de Puerto Rico vacante por fallecimiento de D. Henrique Grimarest. (Literal) Madrid 25 de abril de 1793
A mediados del año de 1795 don Anastasio Cejudo fue promovido a Mariscal de Campo.
El 25 de octubre de este año le fue conferido el Gobierno de Cartagena de Indias:
Don Carlos por la Gracia de Dios, Rey de Castilla, etc.
Dado a los méritos y servicios de Dn Anastasio Cejudo, Mariscal de Campo de mis Reales Exercitos, he venido en conferirle el Gobierno Militar y Político y Comandancia General de la Plaza y Provincia de Cartagena de Indias con la Subinspección General de las tropas del Virreinato del Nuevo Reyno de Granada y Provincias de Tierra Firme, y el sueldo de nueve mil pesos anuales, que está señalado en estos empleos por haber cumplido su tiempo en ellos el Jefe de Escuadra de Mi Real Armada Dn. Joachin Cañaveral, etc. etc.
Con fecha del 1 de marzo de 1796 don Anastasio Cejudo, escribió al príncipe de la paz, felicitándole por su nombramiento de príncipe. En carta aparte le comunica el haberse posicionado de su nuevo cargo.
Carta de don Anastasio Cejudo al Príncipe de la Paz de fecha 30 de julio de 1797
Excmo. Sr.
En cumplimiento de la Real orden que V.E., se sirve comunicarme con fecha del 24 de diciembre último. Sobre el haber sabido el Rey noticias directas de Inglaterra en que había resuelto aquel gobierno una expedición contra Nueva España, y demás posesiones de S.M., en la América Septentrional, encargando de varias comisiones relativas a esta empresa, al famoso español Miranda, que sirvió de general en Francia a los principios de la guerra, con lo demás que V.E., tiene a bien prevenirme del asunto, he tomado y reiterado las providencias que exigen su importancia, tanto en lo relativo a la vigilancia y demás convenientes para evitar el riesgo de una sorpresa u repentino ataque contra esta plaza, como para aprehender a dicho Miranda si llegase a ella, u a otra cualquier parte de la provincia de mi cargo, donde hace mucho tiempo que he encargado con la debida reserva, y a sujetos de confianza la aprehensión de todos los que se introduzcan en las poblaciones, bien sean nacionales o extranjeros que por su clase, conducta o conversaciones y máxima se hagan sospechosos.
La citada Real orden y otras de S.M., no las he recibido hasta el día de ayer, a causa del giro extraordinario de los correos, con motivo de la guerra actual. Lo que hago presente a V.E. para su debida noticia, y en satisfacción a la obediencia, prontitud, y respeto con que deseo acreditar su cumplimiento.
Dios, Guarde, a V.E., ms .añs.
Cartagena de India 30 de julio de 1797.
Al Excmo. Sr. Príncipe de la PazAnastasio Zejudo
NOTA: Cuando arriba dice: el famoso español Miranda (había nacido en Caracas, Venezuela, se trata del “criollo” caraqueño de ascendencia canaria Francisco de Miranda).
En dicha carta más adelante dice: sirvió de general en Francia (fue nombrado por Napoleón mariscal de campo del ejército francés)
Anteriormente en 1771 Miranda había comprado una patente de capitán del ejército español por 85.000 reales. Entre 1774 y 1775 intervino como capitán en la defensa de Melilla. En que las tropas españolas rechazaron a las del sultán de Marruecos Sidi Mohamed ben Abdellah (Mohamed III).
Sobre Francisco de Miranda en nuestro escrito en el “PUEBLO DE CEUTA” de los días 3-4 de noviembre de 2019.
En enero de 1798 don Anastasio Cejudo envió al virrey Mendinueta noticias sobre la posibilidad de incursión inglesa por las costas de la provincia de Ríohacha, valiéndose de la ayuda de los indios Guajiros. Según información que había recibido desde Jamaica. Cejudo señaló la existencia de planos de envío a los indios Guajiros por parte de los ingleses, de unos 6.000 fusiles. Estos indígenas incursionarían por la vía de Valledupar hacia el interior del reino, siguiendo la vía del río Magdalena. Según el cálculo que había ordenado Cejudo para determinar el tiempo que tardaría en “interiorizarse” las tropas enemigas, se estableció que desde las costas de La Guajira, Valledupar dictaba 3 o 4 días de camino y desde Valledupar a la Villa de Socorro, en la provincia de Guanentá, parte del actual departamento de Santander, se llegaba en 20 días y medio. Den jornadas que podía transcurrir “desde la siete de la mañana a las tres o las cuatro de la tarde o teniendo la capacidad de reacción de la ciudad de Santa Marta, conocida de primera mano por Cejudo, cuando en 1776 la ciudad solo fue capaz de suministrar 55 hombres de los 100 solicitados para la pacificación de los indios Guajiros”, este solicitó el reforzamiento de la seguridad del vecindario de Valledupar y recomendó a don Agustín de la Sierra, natural del valle de Laredo, en Santander. España., quien se había desempeñado como coronel de las Milicias Provinciales de Río hacha, organizadas por el Arzobispo virrey Caballero y Góngora años atrás como parte de las campañas de pacificación de las fronteras.
Siguiendo las indicaciones de Cejudo, Mendinueta hizo uso de sus facultades y ordenó la creación del Cuerpo de Milicias de Valledupar. Aprovechando los residuos del regimiento provincial extinguido en virtud del último reglamento de 1794, y que se denominaba de Riohacha, sin duda, porque su objeto era la defensa de ese puerto, pero que tuvo alistamiento y demarcación en el citado Valledupar. Mendinueta informó sobre el particular a los gobernadores de Cartagena, Santa Marta y Ríohacha, con indicaciones precisas en caso de presentarse el temible choque.
Seguirá en una segunda y última parte.