En defensa de la libertad

En el pleno de ayer, VOX volvió a dejar evidentes muestras de su peculiar manera de concebir la organización de nuestra sociedad. En este caso nos referimos a sus críticas al Gobierno de la Ciudad, por utilizar a los medios de comunicación para hacer llegar mensajes positivos sobre Ceuta. Es preciso insistir en esto: mensajes positivos sobre Ceuta, no sobre su gobierno.
El Gobierno de Ceuta, puede ser malo, malísimo, pero si está empeñado en unos momentos de crisis sin parangón, en poner en valor la imagen de Ceuta, hasta el más descreído debería, en esto, aunque sólo fuese en esto, estar al lado del Gobierno. Oponerse a todo y a todos es un síntoma de fanatismo extremo, impropio del tiempo que nos ha tocado vivir. Y no estamos defendiendo el relativismo, sino la capacidad de dialogar con los demás, sin perder los principios básicos que cada uno defienda. Es cierto que el relativismo, como filosofía de vida, conduce ineludiblemente a la autodestrucción, ya sea por acción, casi nunca, o por omisión, casi siempre, esa omisión que procede de la apática comodidad que se “traga” todo. Pero los principios no pueden convertirse en muros infranqueables, diferenciadores, clasificadores de personas, sino en palancas para el desarrollo en una sociedad en constante movimiento y abrumadoramente plural.
El mayor ejemplo de esa pluralidad se representa a través de los medios de comunicación, todos distintos, empujados por ideales políticos diferenciados, pero con un principio básico común: existen para generar opinión, ayudar a formarla y para contar lo que pasa, y en algunos casos, hasta para ignorar la propaganda de quienes sólo pretenden utilizarlos para sembrar odio y maldad.
A poco que se repase la hemeroteca general de Ceuta, cualquier observador imparcial, encontrará muchas más páginas de críticas hacia el gobierno de la ciudad y su Presidente, que de reconocimientos. Y es cierto que esos medios de comunicación, reciben contraprestaciones por prestar servicios a la ciudad, que se concretan en anuncios que obligatoriamente deben ser publicados para el general conocimiento de los ciudadanos, y que versan sobre temas varios: salud, medio ambiente, urbanismo, servicios básicos, etc., etc. Pero las líneas editoriales de cada uno son insobornables, y esto también ha quedado probado a lo largo de nuestra historia democrática reciente. Y cuando el gobierno de Ceuta ha metido la pata, se han escrito ríos de tinta al respecto, haciendo un trabajo mucho más profesional que el que hacen los políticos con sus chuscos discursos basados en prejuicios e intereses partidistas y personales. Y cuando al gobierno del presidente Vivas, le han caído chuzos de punta, no ha tomado ninguna decisión de dejar de hacer publicidad institucional, porque esto no sería castigar a los editores de esos medios, sino a profesionales bien experimentados y, sobre todo, sería condenar a la oscuridad a Ceuta, al pretender eliminar por la vía de la desviación de poder, el ejercicio de la libertad de expresión y opinión.
VOX es incongruente, porque defiende cosas distintas cuando está en una posición de influencia, que cuando se siente aislado y sin fuerza. Porque además, quienes se sienten fuertes, deben saber asumir las críticas de los que no están de acuerdo con sus acciones. Y lo mejor de todo, lo más hilarante, es que salen en todos los medios de comunicación, ya sea Verdejo o Teresa López. Algunos, que no estamos todo el día pendientes de la política, nos enteramos por esos “chiringuitos de Juan Vivas”, de las cosas que dicen los de VOX. Y es que eso medios de comunicación “comprados”, resulta que tienen la suficiente decencia como publicar todas las opiniones, incluida la de ellos, para que sean los ciudadanos los que oyendo a unos y a otros, formen la suya propia.
Decía un editor amigo mío que su medio no se compra, ni con todo el dinero del mundo, como mucho se alquila, pero tampoco para cualquier fiesta.
Tenerle miedo a la libertad es de cobardes. Sean tan valientes como quieren parecer y confronten ideas. Y si alguna es buena, los ciudadanos la sabrán reconocer, aunque seguramente la conocerán por los medios de comunicación.