Francisco Antonio García Carrasco Díez (Ceuta 1743 – 1813 Lima, Perú) Brigadier de Ingenieros (I)

El último español gobernador, capitán general y presidente de la Real Audiencia de Chile (1808-1810)

Fragata ballenera “Scorpión”. / FOTO CEDIDA
Fragata ballenera “Scorpión”. / FOTO CEDIDA

Francisco Antonio García Carrasco nace en Ceuta el 14 de enero de 1743, siendo bautizado en la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios el 18 del mismo mes y año, fueron sus padres don Antonio García Carrasco alférez agregado a la Plana Mayor de la plaza de Ceuta, natural de la Villa de la Higuera y doña Rosa Díez, natural del reino de Sicilia.

En 1757 ingresa como cadete de infantería, durante sus primeros años de vida militar en Ceuta rescata un pequeño barco catalán capturado por los moros, en otra ocasión traslada de Málaga a Ceuta un grupo de cincuenta y dos presidiarios, estudio Matemáticas ingresando en el Cuerpo de Ingenieros Militares en 1776. Más adelante como ingeniero ordinario delineó el plano de la población fundada en el monte Hacho, fue profesor de oficiales en la Academia de Ceuta, también dirigió la construcción de un muelle en Málaga.

No encontramos nada más de nuestro personaje hasta el 11 de octubre de 1785, fecha en que se le hace entrega del pasaporte de embarque para América en la fragata de guerra Nuestra Señora de la O, en el pasaporte van incluido dos criados, iba como ingeniero ordinario pasando a continuar sus méritos en Buenos Aires, más tarde realizó y colaboró en obras militares también en Montevideo y Mendoza. En 1794 recibe el despacho de ingeniero segundo.

En 1796 fue promocionado a teniente coronel de ingenieros, dos años más tarde se le concede el mando de la Casa de la Moneda de Chile a finales de este año fue nombrado gobernador interino de Valparaíso.

El 15 de febrero de 1802 obtiene el empleo de coronel de infantería e ingeniero jefe y en 1806 fue promocionado a brigadier de infantería.

En 1808 fallece el presidente y capitán general de la Real Audiencia de Chile teniente general de la Armada don Luis Muñoz de Guzmán, que había tenido el mando durante seis años.

Por Real orden del 23 de octubre de 1808 sobre subrogación en el mando de la Capitanía General. La subrogación de este empleo debía de recaer en el militar de más alta graduación que actualmente se hallase en ese reino, siendo esta la primera vez que había de poner en práctica la referida orden, privando a la Real Audiencia de tener gobierno interino.

El problema surgió al haber en el reino tres brigadieres en la ciudad de Concepción don Francisco Antonio García Carrasco, del Cuerpo de Ingenieros Militares, don Luis de Álava, caballero de la Orden de Santiago, perteneciente a Artillería y el brigadier don Pedro Quijada,

Por otra parte, la Real Audiencia deseaba que se nombrara al abogado don Juan Rodríguez Ballesteros, pero las fuerzas militares de Concepción exigieron el nombramiento de García Carrasco

Carta de García Carrasco a Juan Rodríguez Ballesteros, último regente de la Real Audiencia: refiriéndose a la Junta de jefes militares celebrada el 4 de marzo y la designación que a favor suyo había recaído para ocupar el gobierno. “Me dispongo a pasar a la capital a la mayor brevedad posible”, en dicha carta más adelante dice, “Así es que no puedo reconocer a V.S. con otra representación ni otro carácter que los de regente de este tribunal. Cualquiera que haya sido la resolución del acuerdo, tomada sin mi consentimiento, siendo contraria a la suprema voluntad del Rey, es inobedecible. La responsabilidad a la que estoy ligado, y la obligación en que me hallo para con el Soberano por mi empleo y graduación, en circunstancia que el Reino se halla amenazado de enemigos, me estrechan a sostener el acuerdo de la Junta, aunque no tengo ambición ni deseo de mandar”.

Al corresponder el mando por antigüedad a don Francisco Antonio García Carrasco, (tenía 65 años de edad 42 años en América y brigadier desde 1806), hizo una consulta al Consejo de Guerra, residente en Concepción, posteriormente envió escrito a la Real Audiencia en la que alegaba sus derechos a la sucesión en el mando.

El 15 de marzo de 1808 el Cabildo pasó un oficio al gobierno sobre el recibimiento como presidente de García Carrasco.

Muy Ilustre Sr. Presidente: Sabiéndose con notoriedad, aunque nada se ha avisado por oficio a este Cabildo, que el Señor Brigadier don Francisco Carrasco ha sido reconocido en la ciudad de Concepción en una Junta de Guerra por Gobernador y Capitán General de este Reino y Presidente de la Real Audiencia, y que se espera pronto en esta ciudad: dudando el Cabildo por la parte que le toca qué ceremonial ha de observar en su entrada y recibimiento, suplica a V.S. se sirva advertirlo con oportunidad, para acordar lo que deba hacerse conforme a la prevención de V.S., respecto que esto debe de meditarse con anticipación, y sobre todo a que en el ceremonial formado por esta Real Audiencia y mandado observar en Auto de 17 de diciembre de 1798, nada se previene sobre el recibimiento de los Señores Presidentes. Dios Nuestro Sr. Guarde a V.S. muchos años. Santiago marzo 15 de 1808, Muy Ilustre Sr. Presidente, hay diversas firmas.

Acta del Cabildo de Santiago, Sesión del 2 de abril de 1808

Recepción de don Francisco Antonio García Carrasco como Gobernador; Oficio sobre la misma materia.

En la Muy Noble y Leal Ciudad de Santiago de Chile en dos días del mes de abril de mil ochocientos y ocho. Los señores de este Muy Ilustre Cabildo, Consejo, Justicia y Regimiento, estando juntos y congregados en la Sala del Ayuntamiento como lo tienen en uso y costumbre, en Cabildo Extraordinario.

Dijeron que sabiéndose, ya que el Señor Capitán General don Francisco Antonio García Camacho se halla en las inmediaciones de la villa de Roncagua y que nada se dispone todavía para su recibimiento, porque el señor Alcalde don Santos Izquierdo, a quien se comunicó por el Superior Gobierno se ha negado a admitir la comisión por sus graves ocupaciones y falta de salud; en cuya resolución se mantiene por estas mismas razones, y aún en la de renunciar a la Alcaldía si se le obliga, como acaba de prevenirlo por oficio. Que por tanto, teniendo consideración a que este cargo ha ido siempre por una costumbre muy antigua e inalterada propia de los señores corregidores u otros señores que han estado presidiendo el Cabildo, acordaban y acordaron que el señor Teniente Letrado corra con disponer este recibimiento, como deber propio de su empleo, así como lo hacen los demás Tenientes de Capitán General o subdelegados de otros partidos siempre que pasan estos jefes por sus jurisdicciones. Y que atendida la urgencia de la materia, se le haga saber prontamente este acuerdo, para que trate de dar las disposiciones necesarias; poniéndose al mismo tiempo en noticias de la superioridad por medio del correspondiente oficio acordado. Y así lo determinaron y firmaron dichos señores de que doy fe.

En el propio día, mes y año los expresados señores acordaron que a la diputación acostumbrada para saludar al señor García Carrasco en la penúltima jornada, vayan el señor Regidor don José Joaquín Rodríguez, en lugar del señor Alcalde que debía ir por estar impedido, y el señor Regidor don Nicolás Matorras.

Acta del Cabildo de Santiago de Chile. Sesión del 22 de abril de 1808

En la ciudad de Santiago de Chile a veinte y dos días del mes de abril de mil ochocientos y ocho. Estando en casa de don Luis Goycolea, que cae a la cañada de esta dicha ciudad por la parte del sur, los señores Presidente, Regente y Oidores de esta Real Audiencia, y el Ilustre Cabildo, Justicia y Regimiento de esta capital:

A efecto de recibir en público conforme a lo últimamente dispuesto por S.M. al Muy Ilustre señor don Francisco Antonio García Carrasco, de Presidente, Gobernador y Capitán General de este reino; según ministerio de la Ley, pasó Su Señoría a la mesa en que se halla el crucifijo, un libro con los cuatro Evangelios, cuatro luces encendidas, y un azafate en que estaban expuestas las llaves de la ciudad, y el bastón: e hincándose Su Señoría en un cojín que estaba al efecto hizo el juramento siguiente:

“Yo don Francisco Antonio García Carrasco, Brigadier de los Reales Ejércitos de Su Majestad en el Cuerpo de Ingenieros, a efecto de ser recibido al uso y ejercicio del empleo de Superior Gobernador y Capitán General del Reino de Chile, Superintendente General de la Real Hacienda y Presidente de la Real Audiencia, por ministerio de la Ley juro a Dios Nuestro Señor y por los Santos Evangelios que usaré bien y fielmente del referido empleo.

Que observaré y haré observar las Leyes, Ordenanzas, Pragmáticas y otras Reales Disposiciones del Rey Nuestro Señor.

Que defenderé, protegeré y conservaré los derechos de la Real Hacienda.

Que guardaré secreto de las causas y negocios en que entendiere.

Que administraré justicia con imparcialidad. Que haré castigar a los delincuentes.

Que procuraré la tranquilidad de los habitantes del reino. Que lo defenderé de los enemigos.

Y finalmente que defenderé el misterio de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora. Así lo juro, amén”.

Cuyo acto concluido se hubo por recibido a dicho señor, entregándole las llaves el señor Regidor más antiguo, que hacía veces de Decano por ausencia de propietario, y el bastón el señor Regente de esta dicha Real Audiencia. Con lo cual se concluyó este acto de posesión y recibimiento, y lo firmó el Ilustre Cabildo con Su Señoría de que doy fe.

Francisco Antonio García Carrasco=Pedro Díaz Valdés=Santos Izquierdo=Diego de Larrain=Doctor José Joaquín Rodríguez Zorrilla. Ante mí, don Andrés Manuel de Villarreal. Escribano público, de Cabildo y Real.

Al tomar el mando García Carrasco nombró secretario a don Juan Martínez de Rozas, que había sido durante varios años asesor de la Intendencia de Concepción y de la Capitanía General durante los mandatos de Abiles y Pino.

García Carrasco era un hombre culto, que participaba en las tertulias criollas por este motivo algunos españoles recibieron su nombramiento con gran desconfianza.

Con el fin de neutralizar la antipatía de los españoles y de la Real Audiencia, Rozas indujo a Carrasco a aumentar el cabildo con 12 criollos distinguidos de la aristocracia santiaguina, con derecho a voz y voto, pero todos los elegidos por Rozas eran decididamente autonomistas.

El 10 de septiembre de 1808 llegaron desde Buenos Aires las noticias de la invasión de España, el nombramiento de José Bonaparte como rey, la constitución de una Junta de Regencia en Sevilla y el levantamiento general del pueblo español.

Días más tarde, el 19 de septiembre de 1808, el presidente reemplazó los criollos autonomistas designados por Rozas, por tres cabildantes que habían renunciado.

Uno de los principales problemas de García Carrasco durante su gobierno fue el apresamiento de la fragata inglesa “Scorpión”.

En este 1808 la “Scorpion” barco ballenero británico, al mando del capitán Tristán Bunker, llegó a las costas chilenas simulando estar en ese lugar para cazar ballenas. Aunque su verdadero objetivo era introducir de contrabando una importante remesa de una valiosa tela británica, por lo que dicho capitán se puso en contacto con el médico americano Henry Faulkner residente en la ciudad de Quillota.

Ambos llegaron a un acuerdo por lo que el capitán debería entregar los bienes en la Hacienda de Topocalma de José Fuenzalida. Se acordó un precio de 80.000 pesos. Don Francisco Antonio de la Carrera, profesor universitario y el delegado real de Colchagua, con jurisdicción en Topocalma, decidieron intervenir.

Adjuntamos un oficio de Francisco de la Carrera a García Carrasco dando aviso de los planes para apresar la dicha fragata

Topocalma julio 26 de 1808: Aunque con esta misma fecha he puesto a V.S. oficio con el Guarda Comisionado don Francisco Mendivil, en que doy parte a V.S. de las diligencias practicadas por dicho comisionado, todo ha sido, como verá V.S. paja picada y solo consulta de ellas el cumplimiento de la comisión.

Lo que hay de verdadero en el caso es, que D. José Fuenzalida me ha denunciado la arribada de un barco del capitán Bunker a las playas de su Hacienda de Topocalma, y que salió a tierra un bote con seis ingleses, un piloto, y entre ellos un intérprete, quienes tratándole de comercio le contestó don José Fuenzalida que mandaría llamar al americano don Enrique Faulkner, y que por medio de este trataría. En efecto lo mando llamar a Quillota, quien habiendo venido estuvo a bordo de dicho barco, y que luego que salió le propuso a Fuenzalida, que era ocasión aquella de dar prueba de buen vasallo, si buscasen arbitrios para tomar aquel barco enemigo, o por lo menos el bote que sacasen, y hallando pronta condescendencia en el americano Enrique tiene con este objeto citado el barco para el veinticinco de septiembre para una salida ha dejado las señas que han de hacer, que es una bandera de un pañuelo de tres esquinas y un humo. Esta relación tan circunstancial (de que me ha dado bastantes pruebas) le preceptué la silenciase en la declaración que habría de tomar en presencia del Guarda Mendivil y así es que dicho Guarda se va ignorante de la verdad, y persuadido de que ha de salir el barco del diez al catorce de agosto.

A mí me parece muy fácil, poniéndoles dinero a la vista apresar los marineros, y tomarles el bote con los efectos, y tal vez aprisionar el barco, que no lo encuentro difícil, con unos nadadores que vayan a bordo cuando ya tengamos amarrado el bote con algunos ingleses; pues siendo la tripulación corta que o pasarán de treinta a los que vienen algunos enfermos, y teniendo aprisionado a los de tierra, será un combate contra algunos hombres descuidados, por lo que si V.S. lo halla conveniente podrá mandarme por lo que pusiese suceder diez o doce dragones (policías) disfrazados cuando se vaya acercando el plan con sus correspondientes fusiles, que podrán venir estos cubiertos con una carga; pues el ingreso que hice a esta subdelegación hallé algunos fusiles, no están capaces de servir por el abandono con que los han tratado.

También si es del agrado de V.S. pueden venir con los dragones don Francisco Mendivil, don Manuel Castillo, y demás guardas, no los conceptúo necesarios, pues solo servirán para alboroto y que se pierda la empresa. Francisco Antonio de la Carrera (Biblioteca Nacional, Sala Barros Arana, Ms. B.s. 15 fs.321-322)

Tras la captura de la “Scorpion” García Carrasco se apresuró a remitir a España un informe para que se aprobara la determinación de haber hecho presa de la dicha fragata, justificando la acción debido al contrabando que se ejercía en las costas del reino, el que, en consecuencia, se veía inundado de mercancía y géneros ingleses, causando menoscabo a las arcas reales las que no recibían los derechos correspondientes. También hacía presente que las autoridades no contaban con los recursos suficientes para detener esta actividad ilegal y que su antecesor, Muñoz de Guzmán, había logrado establecer un reservado volante que custodiaba las costas y que él, a pesar de tomar medidas pertinentes, no tenía éxito pues “ninguno bastaba para cortar un cáncer ya inveterado, al tiempo que las gentes del país tenían relaciones íntimas con los extranjeros que lo intentaban hacer, ni había fuerzas navales para perseguirlos”

(Testimonio del Presidente de Chile al Excmo. Señor Pedro Ceballos, sobre la presa de la fragata “Scorpion).

El oficio de la Junta de Sevilla a la acción de Carrasco fue comunicada en los siguientes términos.

“He enterado a Su Majestad del expediente sobre la presa de la fragata inglesa Escorpión, corsaria y contrabandista, y demás me dice Vuestra Excelencia en su oficio de 20 de Noviembre de 1808, Su Majestad me manda manifestar a Vuestra Excelencia que ha merecido su real aprobación el acierto con que ha manejado Vuestra Excelencia en esta ocasión, propia de su acreditado celo, por lo que espera Su Majestad continuará Vuestra Excelencia precaviendo desórdenes tan escandalosos, como perjudiciales a sus intereses. Con esta misma fecha, paso un real orden al Ministerio de la Real Hacienda para que por su parte facilite todos los medios a fin de desarraigar el contrabando en esos mares; otra igual al Ministerio de la Guerra para que providencie la seguridad de esas costas; y queriendo además Su Majestad recompensar el distinguido que les han hecho los armadores D. José de Medina y D. Joaquín Echavarría, lo he manifestado así al Ministerio de Marina para su efecto. Y de real orden lo traslado todo a Vuestra Excelencia para su inteligencia y gobierno, Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años. Sevilla 22 de Diciembre de 1809. (Martín de Gray, Amunátegui, La Crónica de 1810, Tomo I P-241)

Posteriormente García Carrasco fue acusado dentro de la misma Real Audiencia, de haberse apoderado y repartido con Martínez de Rozas (secretario de García Carrasco) el botín de dicha fragata, por lo que se hicieron varios pleitos, Martínez de Rozas tuvo que dimitir.

García Carrasco siempre manifestó que lo de la Scorpión era una campaña contra él y contra su gobierno por parte de los independentistas. Esto lo expondría en un extenso documento de 42 páginas sobre su mandato, no lo detallamos por su largo contenido, documento dirigido al rey y al virrey del Perú.

El tribunal de la Inquisición en Chile,

Por Real Cédula del 12 de diciembre de 1807. Obedecida por el presidente García Carrasco, el 22 de enero de 1809, se mandó que los familiares presentasen sus títulos a los Ayuntamientos y Jueces Reales, a fin de precaver competencias y disputas y para que constasen que no había exceso sobre el número de esos ministros que las Cédulas de concordia permitían. Otro tanto rezaba con los comisarios. Debía igualmente pasarse a los virreyes unas nóminas de todos los comisarios y familiares del distrito y participárseles la celebración de los actos públicos que se celebrase el Santo Oficio, indicando su objeto y circunstancia. Finalmente, en las causas que no fuesen estrictamente de fe, antes de impartir el auxilio del brazo Real que solicitasen los ministros del tribunal, estaban obligados a enterar a los jueces de las razones o méritos con que obrase

El mismo don Francisco Antonio García Carrasco, fue denunciado por guardar en sus estantes la obra de Puffendorf “Introducción a la Historia”.

El 14 de septiembre de 1809 en Chile se produjo las elecciones a diputados para las Cortes de Cádiz.

Esto le dejamos para una segunda parte del escrito.

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