Una pequeña reflexión
Malika Ali
Suceden cosas en nuestro país que nos hacen sentir bochorno. Asuntos tan serios como la corrupción, que como una serpiente estrangula a las instituciones políticas, a los sindicatos, a una institución de consenso como es la Corona y otras cuestiones no menos escandalosas que emergen a la vida pública dejando un aire irrespirable. Sufrimos la excarcelación de asesinos, violadores, terroristas y pederastas como inevitable consecuencia de la dejación por parte de los poderes públicos de la Justicia, su dependencia del poder político y el divismo de algunos elementos del elenco judicial, sin olvidar los vacíos legales en materias tan importantes como el medio ambiente. El troceo sistemático a que está sometido nuestro país en su patrimonio estatal y empresarial para beneficio de carroñeros financieros y especuladores amorales. Algunos levantan la voz contra su propio país, otros miran hacia otro lado y los más siguen narcotizados sin que se aprecie el esfuerzo de aquellos que plantean la regeneración de todos y cada uno para conseguir elevar a nuestro país a la altura que merecería en este siglo. No es una utopía, un deseo bobalicón de ilusos, es lo que nosotros mismos merecemos, lo que todos necesitamos, lo que nuestro país anhela. Barrio a barrio, pueblo a pueblo, ciudad a ciudad, paisaje a paisaje esta tierra es nuestra, de la que está lleno nuestro corazón; esa de la que languidecemos cuando nuestra vida la levantamos diariamente en otro país. Es pues, mucho lo que nos une, el amor a nuestro país y poco lo que nos puede distinguir, diferenciar, la ideología, la politiquería, el sentimiento religioso. Mucho lo que podemos conseguir. De nuestra tierra, de esta España nuestra, no sobra sino la corrupción, la explotación, el expolio, el odio ... sobran unos pocos y somos necesarios la inmensa mayoría. Podemos uno a uno, pero España nos necesita juntos para proyectarse en todas las dimensiones.