Melchor de Aymerich y Villajuana Ceuta 1754-1836 La Habana (Cuba) (I)

Último presidente de la Real Audiencia de Quito, cargo que había establecido el conquistador español Sebastián de Benalcázar en 1534

Batalla de Juanambú. / FOTO CEDIDA
Batalla de Juanambú. / FOTO CEDIDA

Melchor de Aymerich nació en Ceuta el 5 de enero de 1754 siendo bautizado en la Santa Iglesia Catedral al día siguiente a su nacimiento, fueron sus padres don Vicente Aymerich Asquer y Cerbeleón, comandante del regimiento de infantería de Navarra, natural del reino de Cerdeña y doña Josefa de Villajuana, natural de Pamplona casados en esa ciudad en 1740, fue su padrino su hermano José de Aymerich.

Desde pequeño pasó a Málaga con su familia, ingresó como cadete en 1762 con ocho años de edad en el regimiento de infantería de Sevilla en cuyo regimiento permanecería 40 años. En 1768 obtuvo el ascenso a subteniente y en 1774 a teniente con esta graduación participó en 1775 en el desembarco de Argel. En 1776 se alistó como voluntario en la expedición de don Pedro Ceballos para la recuperación de la Colonia de Sacramento, este sería su primer viaje a América, regresó en 1780 siendo destinado de guarnición a Orán, se encontraba en este destino cuando fue ascendido a capitán

El 14 de agosto de 1786 entró con su regimiento infantería de Sevilla en Ceuta, alojándose en los cuarteles y pabellones de San Francisco y Plazuela de la Cebada, que había ocupado el regimiento de Murcia. A su llegada a Ceuta dicho regimiento se componía de dos batallones, cada uno de nueve compañías, una de granaderos y ocho de fusileros; el estado de su Plana Mayor, y el cuerpo de oficiales en el expresado día 14, colocados por antigüedad y Compañías era el siguiente:

Plana Mayor. Coronel. El señor marqués de Castelar; teniente coronel, el coronel don José de Álava; sargento mayor, el coronel don Ignacio Ortiz de Rosas; ayudantes, el capitán don Tomás de Cassi y el capitán don Melchor de Aymerich; subtenientes de banderas don Lorenzo del Moral; don Domingo Sastre; don Rafael Roldan; don Juan Roldan; capellanes don Felipe Meléndez y don Antonio Silva; cirujanos don Cayetano Muns y don Rafael Sisterne; oficiales agregados el capitán don Francisco Pavio, y el subteniente José Figueras.

Continuaba Melchor de Aymerich en Ceuta cuando se produjo el sitio de Muley al Ýazid (1790-1791), saliendo con la fuerza expedicionaria al campo del moro, marchaba en la tercera columna que era la última, dicha columna iba al mando del coronel del Saboya don Francisco de Comerford siendo Aymerich su ayudante.

Más tarde intervino en la Batalla del Rosellón o de la Convención Francesa (1793-1795) primero en Cerdeña y luego en el Rosellón y en los Pirineos, cayendo prisionero al rendirse el fuerte de Bellegarde el 18 de septiembre de 1794.

Tras recuperar la libertad obtuvo el ascenso a coronel regresando con su regimiento a Ceuta, donde prestó servicio entre 1797 y 1800.

De Ceuta fue destinado en 1800 de guarnición a Sevilla, fecha en que solicitó su pase a América.

En 1802 se le confirió destino en América. Contrayendo matrimonio este mismo año en Algeciras con doña Josefa Espinosa de los Monteros y Avilés

DECRETO: 17 de mayo de 1802 S.M: se ha dignado conferir el Gobierno político y Militar de la Provincia de Cuenca (Ecuador), Subdelegado de la Real Hacienda, Rentas estancadas y de Correos en el Virreynato de Santa Fe, al Coronel Don Melchor Aymerich, Capitán que era del Regimiento de Infantería Sevilla, Coronel de los Reales Ejércitos. (Literal)

Se le entregó el 29 de agosto de 1802 el pasaporte de embarque, partiendo el 9 de noviembre de ese año en la fragata Santa Rosa alias la Flor del Paraíso, zarpando de Cádiz, iba en compañía de su esposa y un criado, realizando el viaje vía Cartagena, Panamá y Guayaquil.

En 1802 nació su hijo Andrés y en 1811 nacería su hija María Rosa.

Con fecha del 2 de agosto de 1809 había salido un piquete de soldados de Quito con dirección a Cuenca, para relevar a los que estaban en ella. Eran 14 quiteños al mando del sargento Mariano Pozo, riobambeño de 36 años de edad. La tropa marchaba secretamente comprometida por el capitán Juan Salinas, para propagar las ideas revolucionarias en el sur, el día ocho arribaron a Cuenca, pero José Neyra y Vélez, hizo que las cartas enviadas desde Quito, pasaran directamente a manos del gobernador de Cuenca Melchor de Aymerich, quien mando apresar al piquete y puso con grillos a Pozo.

10 de agosto, este día se sublevó el pueblo de Quito contra los españoles proclamando una junta soberana, arrestando al presidente de la Audiencia de Quito, el conde Ruiz de Castilla. El movimiento revolucionario fue encabezado por Juan Pío Montufar, marqués de Selva Alegre. En esa misma fecha se envió un oficio al cabildo secular de Cuenca invitándole a reconocer a la junta quiteña, la acción de Melchor de Aymerich junto a la del obispo Quintián sería decisiva para que Cuenca rechazara a dicha junta y ratificasen su juramento de fidelidad a Fernando VII, y a la junta central suprema.

El juramento de lealtad de las autoridades de Cuenca al rey Fernando VII se celebró el 22 de agosto de 1809, con la participación de todo el cabildo.

Montufar había escrito a Quintian el 21 de agosto para nombrarle vocal de la junta, Quintián contestó con fecha del 27 de agosto de 1809, el obispo rechazó el nombramiento en virtud a su juramento de fidelidad a Fernando VII.

Al obispo Quintián además de sus ideologías, le unía unos fuertes lazos de amistad con Aymerich fue el padrino de Antonio Aymerich en 1802 y en 1811 sería el padrino de María Rosa.

A principios de 1810 Aymerich detuvo a cinco de los líderes de la revolución de Cuenca, Calderón, Miguel Fernández de Córdova, Melo, Salazar y Terán remitiéndolos a Guayaquil. En abril de este año Aymerich fue promocionado al empleo de brigadier de los reales ejércitos.

En este año llegó Carlos Montufar a Quito (hijo de Juan Pio Montufar, Carlos hasta este momento en el lado realista, había sido ayudante del general Castaño en Bailén, cuando comprobó que su padre estaba al lado de la independencia él también se unió) a finales de 1810, Aymerich se dispuso a preparar tropas para la defensa.

García Trellez a las órdenes de Aymerich, en febrero de 1811 formó a su costa en Azogues un pelotón de caballería, había conseguido la colaboración de más de 1.000 indios expertos en el manejo de la honda.

La pérdida realista en la escaramuza al mando de Joaquín Molina frente al independentista coronel Francisco Calderón el 17 de febrero de 1811, obligó a Aymerich a replegarse a Azogues. Aymerich vivió en esta última población, equipándose y supervisando las acciones construyendo Tambos (palabra Quichua que significa refugio o lugar de descanso), preparándose para la defensa de Vardeloma, como consecuencia de la derrota, renunció el presidente de la Audiencia que era el mismo Joaquín Molina que gobernaba desde Cuenca, tras su renuncia fue sustituido por Toribio Montes como presidente de la Real Audiencia de Quito y jefe del ejército, nombramiento por mandato del consejo de regencia de España e Indias

El 28 de mayo de 1812 se inicia la campaña de liberación de Quito cuando el coronel independentista Francisco García Calderón invadió el austro.

24 de junio de 1812, Aymerich ordenó un ataque con todas sus fuerzas obteniendo un triunfo en el combate llamado de Atar o Verdeloma frente al coronel Francisco García Calderón, persiguiéndolo para poder reconquistar para España la capital. El nuevo presidente de la Real Audiencia Toribio Montes desde Guayaquil, pidió a Aymerich que le acompañara en su avance sobre Quito el 9 de julio, todas las fuerzas se unieron en el pueblo de San Andrés. Aymerich se puso al mando como 2º jefe de todas las tropas realistas.

La batalla de San Miguel de Chimbo tuvo lugar el 25 de julio. Para detener a las tropas realistas la junta reorganizó un ejército con varios batallones para impedir el acercamiento de Montes y Aymerich a Quito, ambas fuerzas se enfrentaron con una nueva victoria realista. El 2 de septiembre nuevamente los dos ejércitos luchan en la batalla de Mocha, siguiendo las victorias realistas.

El 7 de noviembre se enfrentan en la batalla de Panecillo, en Quito. Toribio Montes resuelve tomar el cerro de Panecillo como la única forma posible de tomar Quito.

Mientras tanto el teniente coronel Montufar tomó posesión en la plaza mayor esperando el ataque de los realistas, pero súbitamente Montufar (como hemos señalado padre e hijo se habían pasado al lado independentista) ordena el repliegue de las tropas hacia Ibarra. Las tropas realistas al mando de Montes entran en Quito el día siguiente 8 de noviembre de 1812.

Montes ordenó al coronel Sámano (Juan José Francisco de Sámano y Urribarri) perseguir a Montufar alcanzándolo a la altura de Atuntaqui, al ver Sámano que las fuerzas contrarias eran superiores decide tratar con Montufar que terminan firmando un pacto de amistad. Sámano quería ganar tiempo para poder atrincherarse en San Antonio de Ibarra, teniendo lugar un combate que duró hasta el anochecer, pero una información falsa circuló entre los independentistas diciendo que las fuerzas enviadas por Montes estaban en las cercanías, lo que provocó la desbandada. Sámano persiguió a los huidos hasta Ibarra y Yaguarcocha, tomando gran cantidad de prisioneros entre ellos al coronel Francisco Calderón que fue fusilado.

Tras los combates en junio de 1813 se produjeron los nombramientos siguientes:

En consideración a los servicios y méritos del brigadier Melchor de Aymerich, gobernador de la provincia de Cuenca en Ultramar, y del coronel Juan Sámano, y al particular que han contraído con el Exército de Quito al mando del teniente general D. Toribio Montes, se ha servido la Regencia del Reyno promover al primero al empleo de mariscal de campo, de los exércitos nacionales, y al segundo de brigadier de Infantería.

El 30 de diciembre de 1813, una fuerza de 300 efectivos comandados por Cabal (José María Cabal Barona) derrotó a los realistas en la batalla de Alto Palacé, lo que obligo a Sámano a replegarse a Popayán, abandonando poco después la ciudad. Lo que permitió que las tropas de Nariño tomaran dicha ciudad al día siguiente.

Sámano pasó a la hacienda de Calibío reuniéndose con las tropas de coronel Ignacio Asin. Encontrándose en este lugar el 15 de enero de 1814 con las tropas de Nariño en una batalla sangrienta que duró algo más de tres horas y con una nueva derrota realista. Estos tomaron todo el armamento de los vencidos y el coronel Ignacio Asin moriría en el combate.

Sámano huyo con el resto del ejército a Pasto, donde fue relevado del mando por orden de Toribio Montes y sustituido al mando directo de todas las tropas por Melchor de Aymerich.

Desde su llegada a Pasto Aymerich confió en las tropas pastusas, debido a que sus milicias databan desde los últimos años de 1.700.

En carta del 3 de febrero de 1814 Nariño se dirigió a Aymerich reclamando la rendición de la plaza o de no ser así la convertiría en llamas.

Melchor Aymerich se atrincheró con sus fusileros, en el Boquerón de Juanambú, no tenían cañones se habían perdido en Calibío, teniendo lugar la batalla (conocida como batalla de Juanambú) el 19 y 29 de abril de 1814, las tropas de Nariño al pasar el río con su caballería pierde el tercio de sus hombres (Nariño a su salida de Bogotá lo había hecho con 3.000 hombres). Aymerich es consciente en que debe de ahorrar munición y retrocede en orden, primero a Pasto el 28 de abril y luego hacía las posiciones escalonadas y en altura dentro del Camino Real (Cerro de Tacines). Los defensores de la ciudad retroceden hacia otra posición cercana y dentro del mismo cerro, que ya tenían fortificadas y nuevamente Nariño ataca cuesta arriba, perdiendo allí en el Cerro de Carboneros el 9 de mayo casi la mitad de su ejército por parte de las milicias pastusas solo tubo 50 bajas. Nariño logró escapar.

Toda la campaña de Nariño se encuentra reflejada en el diario de operaciones del ejército real al mando del mariscal de campo Melchor de Aymerich, que no adjuntamos por su largo contenido.

Llegó la tercera noche y Nariño huyendo y viéndose moribundo dentro de aquel bosque lúgubre, lleno de precipicios, lejos del mundo, sin esperanzas de volver a ver a los suyos, muerto de hambre y de fatiga resolvió volver sobre sus pasos a Pasto, pero estaba perdido en medio de la maleza, sin sendas y pensó buscar algún camino para salir de allí, al fin se encontró con un indio a quien ofreció una propina para que le llevase a la ciudad. Nariño se acordaba de que Caldas (Francisco José de Caldas, capitán de ingenieros, científico, independentista) le había referido, sin duda, como pocos años antes había tratado al general Melchor de Aymerich, entonces Gobernador de Cuenca, quien le había tratado con atención quizás este español le oiría antes de fusilarle, lo cual tenía la seguridad de que haría una vez que se presentase a él, como era su intención.

En la vía se unió un soldado y los tres se dirigen a casa del Jefe de las fuerzas realistas; ¡cuál no sería la sorpresa, el asombro y la alegría de este cuando vio en su poder al hombre más temible entre los insurgentes! Pero este hombre después de declarar su nombre estaba desfallecido, moribundo, sin fuerzas para hablar, fue preciso, antes de remacharle los grillos y sumirle en un calabozo darle alimentos para que no muriese de inanición. Si el Jefe realista se alegró en el alma con aquella presa, los bárbaros pastusos llenos de rencor y de rabia querían su muerte inmediata y recorrían las calles y plazas pidiendo su cabeza.

Entre tanto que dejara tiempo a su prisionero para que recuperara fuerzas para contestar a las preguntas que pensaba hacerle. Aymerich dirigía el siguiente oficio al Presidente y Capitán General de la Provincia de Quito.

“Excelentísimo Señor:

Acaban de presentarme al caudillo de los santafereños. Don Antonio Nariño, a quien voy a formarle su correspondiente causa por medio de abogado, para proceder a lo que haya lugar y convenga de justicia, según el mérito de ella. Los ciudadanos fieles de este Pasto pidén no salga de aquí, lo que pongo en conocimiento de Vuestra Excelencia.

Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años MELCHOR DE AYMERICH”

Montes le contestó que después de haberle interrogado prolijamente acerca de la situación militar y proyecto de los patriotas, debería ponerle en capilla a la mayor brevedad, y más tarde ordenó se le hiciese decapitar.

Contestación de Aymerich

Excelentísimo Señor:

“En el momento que iba a poner en ejecución la orden de Vuestra Excelencia para la decapitación de Don Antonio Nariño, evacuadas las preguntas indicadas en oficio reservado, el 23 de próximo pasado, he recibido la contestación de la intimación que hizo a D. José R. de Leiva, política y militarmente, cuyos papeles originales adjuntos para la inteligencia de Vuestra Excelencia, como tenía ofrecido. Con este motivo me he asociado conferencialmente con el coronel D. Tomás de Santacruz, quien es de dictamen suspenda la deliberación hasta segunda disposición, para que Vuestra Excelencia con vistas a estos documentos, resuelva si se ha de ejecutar el castigo. El mismo coronel Santacruz me encarga apunte a Vuestra Excelencia a su nombre, medirte bien el asunto de tanto momento y tenga en consideración el riesgo que quedan corriendo nuestros prisioneros, la fermentación de aquel obstinado partido y cuanto ha manifestado en su oficio de contestación. Por mi parte me mantengo aguardando la pronta vuelta de este propio para cumplir con lo ordenado”

Dios, guarde a Vuestra Excelencia muchos años

En algunos documentos Aymerich evitó el fusilamiento de Nariño por ser ambos masones,

Nariño permaneció en Pasto trece meses, de allí fue embarcado en el Callao por la ruta de Cabo de Hornos hasta Cádiz donde llegó el 6 de marzo de 1816.

Nariño permaneció preso en Cádiz hasta 1820 tras el pronunciamiento e Riego fue puesto en libertad. Bolívar le nombró vicepresidente de la recién creada república de la «Gran Colombia» (que agrupaba las actuales Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá); pero renunció después de que sus propuestas políticas fueran desestimadas por el Congreso de Cucutá (1821).

Conseguida por el momento la paz Aymerich durante todo el año de 1815 permaneció en Quito como 2º jefe de las tropas realistas.

Aymerich entre los años 1816 y 1817 ocupó interinamente la presidencia de la Real Audiencia de Quito, por ausencia de Toribio Montes, este sería sustituido en 1817 por Juan Ramírez de Orozco, aunque gran parte la pasó Ramírez al mando del ejército realista del Alto Perú, por lo que Aymerich siguió como presidente interino de la Real Audiencia compartiendo con su cargo de gobernador e intendente de Cuenca, posteriormente entre 1821 – 1822 ocuparía la presidencia y Real Audiencia de Quito Juan de la Cruz Mourgeon, este murió a principios de 1822 volviendo a tomar el mando Aymerich. Por lo que prácticamente fue presidente “interino” desde 1816 hasta 1822. Fue el último gobernador presidente de la Real Audiencia de Quito.

Juan Sámano como señalamos arriba tras ser derrotado por Nariño, fue sustituido por Aymerich al frente de las tropas. En 1818 Sámano recibió el nombramiento de virrey, gobernador, capitán general y presidente de la audiencia del renacido Virreinato de Nueva Granada, lo fue de 1818 a 1819. Tras la derrota realista en la batalla de Boyacá (07.08.1819), huyo a Cartagena de Indias y de allí a Jamaica y luego a Panamá donde falleció en 1821.

El 27 de agosto de 1819 el obispo de Popayán escribió a Aymerich.

Al Señor Presidente y Comandante General de Quito

Muy Señor mío y estimado paisano: el señor gobernador que se halla en el Valle me remite el adjunto oficio para que me dirija a usted. Cuando este llegue espero en Dios que ya estará allí el bizarro teniente coronel Sierra quien le habrá impuesto de todo lo acaecido y no dudo que Vuestra Señoría hará cuanto este de su parte, como siempre lo ha hecho en obsequio de nuestra justa causa – Yo a Dios gracias, estoy tranquilo. Solo me da cuidado el Valle, pero estamos haciendo cuanto es imaginable para impedir cualquier trastorno que pudiera haber. Deseo que llegue el señor Calzada que con mil hombres viene a esta ciudad para reponerse y volver a continuar su campaña contra el traidor Bolívar, contra el cual también viene por Pamplona el señor Morillo y el señor Morales con doce mil hombres, según me asegura. Sin embargo, no se puede omitir diligencia alguna y todos debemos proceder con la violencia del rayo. Nuestro Señor, guarde a Vuestra Excelencia muchos años – Popayán y agosto 27 de 1819 – Señor Presidente y Comandante General de Quito – Don Melchor de Aymerich.

NOTA: Al principio el obispo señala a Aymerich como paisano, quizás por haber pasado Aymerich sus primeros años en Málaga de donde era natural el obispo de Popayán. Dicho obispo era don Salvador Jiménez de Enciso, natural de Málaga, fue obispo de Popayán entre el 7 de mayo de 1818 al 9 de agosto de 1841.

Aymerich como presidente interino de la Real Audiencia recibió un oficio de fecha 30 de agosto de 1819 del doctor don Tomás de Santacruz (Tomás de Santacruz y Caiycedo, teniente de gobernador en Pasto).

Entre otras cosas le comunicaba la pérdida de Santa Fe tomada por Bolívar, y que de los 5.000 hombres del ejército realista quedaron o escaparon 1.500.

Aymerich puso un oficio a Zambrano (Ramón Zambrano, jefe de las Milicias de Pasto), con fecha del 5 de septiembre de 1819 en una parte del escrito leemos. Popayán me pide auxilios, Usía lo mismo, y, sin embargo, que esta capital no es un depósito como Lima para poder complacer a todos. Como mi decisión en sostener los sagrados derechos del soberano es bien conocida, trato de auxiliar a ambas partes con cuanto puedo y me sea disponible. En su virtud remitiré a Usía por correo del 6 del presente dos mil pesos en numerario para ocurrir allí a las primeras necesidades, como también 500 piedras de chispas, e inmediatamente caminarán 3 quintales de pólvora en grano, 9.500 balas y papel necesario para la construcción de cartuchos, que no van formados desde aquí porque el movimiento de las bestias inutiliza la pólvora al término de no ser útil cuando es necesario, la carta sigue, pero creemos que esta es la parte más interesante.

Seguirá en una segunda parte.

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