Sueños con la India

Javier Chellarám
Por el océano Indico y el Golfo de Bengala y el Río Ganges me bajé en el Punjab, yo tiré en el Himalaya, estoy en la India con las calles de la urbe de Bombay y, volando por Calcuta, surcando los cielos, volando en una alfombra mágica, subiendo los hielos del Himalaya, templos y ríos, hielo y fuego, la India eterna, la India mística, la que soñé, la que me llamó Bombay, Calcuta, Puna, ese Karma se entrelazó posando con un yoga espiritual , entre sueño y sueño.
Mis manos de Ceuta y las de la India, apretadas, si hubieran estado juntas, ¿Quién me las iba a separar? Sueño de mi ser, sangre de mi fe, de noche descalzo estuve por Nueva Delhi, mirando el músico con el Sitar, entre flautas embrujadas bailando la cobra, entre el misterio oriental, el Ganges, me purifico en sus aguas, saliendo empapado, me perdí en el bosque, senda de elefantes, entre manadas de lobos, misterios de Visnu y Kesava, Radha y Krishna.
Me cantaron sus mantras para que sublimes celestiales fueran mis meditaciones aguas transparentes de lagos infinitos, ilusión y bendición de Bena rebatiendo océanos con Kurma y Vasuki.
Se creó el tiempo de los universos, Chindabaran mítico donde danzó Siva centro del arte y Mamalla pura, se me acababa el tiempo de la cosmología jaimística, tiempo en el monte Meru, pensamientos de la India como si yo los hubiese vivido. Maya es la ilusión y Brhama en su sueño es la realidad de lo que los hombre creen.
Yo creí en mis sueños, que volé por la India, la luna que mi padre decía que se veía también en la India, igual que en mi tierra, Ceuta, cuna sindi mas allá de la India es la luna lunera que cada noche se esconde en mi playa de la Ribera.
El legado de mi padre que recorre mi sangre hoy traigo aquellos mantras para que sublimes celestiales fueran mis meditaciones.