«El baile le viene bien a todo el mundo, porque es un rato en el que te evades de la rutina»
ENTREVISTA
La bailarina ceutí, Natalia Rodríguez, continúa sumergida de lleno en el mundo del baile, compaginando la maternidad con su trabajo y su academia en Torremolinos: “No tengo pensamiento de dejarlo, ni cuando sea viejita”

El baile ha estado muy ligado, y lo sigue estando, a la vida de Natalia Rodríguez, una ceutí que, sin dejar los tacones, cambió el flamenco por la salsa. Desde que empezase en el mundo del baile latino con tan solo 18 años, Natalia ha seguido creciendo en esta disciplina, llegando a cambiar, incluso, Ceuta por Málaga. La maternidad y su trabajo como trabajadora social no han impedido que esta ceutí siga poniéndose cada día los tacones y mover las caderas al son de los ritmos latinos. EL PUEBLO ha hablado con ella para conocerla más a fondo y saber más de este mundo de conteos, ritmos y pasos.
Pregunta.- ¿Cómo empezaste con los bailes latinos?
Respuesta.- Yo he bailado desde chiquitita, desde los cuatro años allí en Ceuta. He estado en una academia y he bailado siempre clásico y flamenco. Pero después, a los 18 años, empecé con los bailes latinos, con lo que era la salsa y la bachata, que era lo que impartían Ángel y Pepe. Lo que recuerdo es que es, en una caseta de feria, fuimos a ver a mi tía que era alumna de ellos y, al final me enganché. Bailé con ellos, me sacaron a bailar, me metí en las clases con ellos. Pero, directamente, empecé a impartir las clases con ellos, de chica. Ellos eran dos chicos y pues empecé a impartirla, como tenía la base del baile... mirando vídeos y demás, era muy jovencita, pues me puse a impartir la clase con ellos.

P.- Entonces, tus inicios fueron en el flamenco y en el clásico. Y ya diste el salto a bailes latinos. ¿Dónde empezasteis?
R.- Sí, yo tendría unos 18 añillos. Y empezamos en lo que era el Cámelot y ahí empecé a bailar. Sería 2006 o así.
P.- Pero, ¿qué fue lo que te movió para cambiar de unos estilos a otros?
R.- No sé, fue por la manera en que la gente disfrutaba de fiesta. Más que nada, porque el flamenco o clásico, al final, estás en una academia, pero hasta que no es el festival o un evento pues no puedes mostrar. El baile latino pues es un baile super alegre, que te lo pone música comercial, te lo ponen en los sitios en los que sales y puedes bailar. Y, eso, fue en una caseta de feria donde lo descubrí. Me gustó tanto y al bailarlo, me sentí super bien y fue cuando dije: ‘yo quiero bailar esto’. Y ya directamente me puse a investigar videos de chicas bailando salsa y me puse a enseñar yo, a dar las clases.
"Disfruto mucho más bailando salsa que bachata. Prefiero una noche entera de salsa"
P.- Podríamos decir que has sido autodidacta, ¿no?
R.- Claro. A bailar de chica nadie me enseñó. Ángel y Pepe lo que me enseñaron fue el básico. Después tenía que enseñarle a las chicas. Por eso me ponía vídeos, me escapaba a la península y salía a los sitios a bailar para ver a las chicas cómo bailaban, cómo meneaban los brazos, cómo subían, cómo giraban, las preparaciones de giro, todo eso. Y así estudiaba para yo enseñarlo en Ceuta.
P.- De todos los estilos de baile latino que hay, aunque cada vez van saliendo más, ¿cuáles son los que más practicas y estás más centrada? ¿Por qué?
R.- La salsa y la bachata. La salsa, por ejemplo, es el que más me gusta. Me parece un baile con mucha energía y me lo paso bien. Disfruto bailando salsa.

P.- ¿Impartes solo salsa?
R.- No, lo que imparto de siempre ha sido la salsa y la bachata. Además, de la bachata doy clase de estilo chica. Pero si me preguntas qué me gusta bailar más: la salsa. No por nada, sino porque disfruto mucho más bailando salsa que bachata, pero también me encanta. Aunque si me dicen ‘¿qué prefieres una noche entera de salsa o una noche entera de bachata?’. Digo que una noche entera de salsa. Sin parar. Pero lo suyo es ir combinando para un poco respirar, porque la bachata es más tranquilita.
P.- ¿Cuando llegas a Málaga decides apuntarte en algún sitio?
R.- No, porque después de tantos años impartiendo clases en Ceuta... Yo estuve poquito tiempo con Ángel en el Cámelot, porque me puse a dar clases en el ‘Alma de Cuba con Pepe, que lo cogimos y empezamos a dar clases allí.
P.- ¿Cómo recuerdas esa época?
R.- Una de las mejores épocas que yo he tenido. Mientras yo estudiaba, que soy trabajadora social, impartía las clases con Pepe en el ‘Alma de Cuba’ y fue muy bueno, muy buen ambiente, con muy buen rollo con toda la gente que venía a las clases, a la noche. Además de impartir las clases, nosotros estábamos siempre haciendo eventos y quedadas, y traíamos a gente de la península para que dieran clases y a baile social y a hacer shows.
"Cada vez que hay un evento intento adquirir nuevos conocimientos de otros compañeros"
P.- ¿Crees que ha cambiado el baile desde que tú empezaste a ahora?
R.- En aquel momento había gente que empezó a bailar conmigo, que hoy en día siguen bailando. Vamos, me consta que siguen bailando por Ceuta como Pedro, ‘El negro’, Encarni, Afri... no sé. Yo sé que ahora hay buen ambiente también y que se hacen cosas para salir a bailar. Pero, no sé, yo recuerdo esa época y ellos me dicen que como esa época no ha habido más.
P.- ¿Por qué crees que ha habido tanto cambio?
R.- Pues, no sé. También, hoy en día, con eso de la pandemia... Yo sé que allí había muchísima gente. Nosotros teníamos muchos alumnos y la gente estaba muy animada y bailaba todos los fines de semana y era jueves, viernes, sábado, todos los días. Pero también era que el ‘Alma de Cuba’ estaba focalizado a lo que es el ambiente latino. Ahí lo llevaba ‘El papi’, tenía todos los instrumentos de percusión, y allí estábamos todos como locos haciendo ruedas cubanas continuamente, ‘El papi’ también se marcaba su animación. Yo iba por la noche y hacía animaciones... entonces, no sé, era un continuo.

P.- ¿Y por qué cambiaste Ceuta por Málaga?
R.- Yo vine a Málaga y dejé ‘Alma de Cuba’, Ceuta y demás, porque al terminar mi carrera... yo justo, un chico que contratamos que se llama Carlos ‘el muñeco’, pues vino a Ceuta a bailar. Y bueno, pues surgió y acabé viniéndome con él a Málaga y montamos aquí nuestra academia en Torremolinos. Yo seguí impartiendo clases, pero en vez de en Ceuta, ahí.
P.- Y el ambiente en Málaga, ¿cómo era? ¿Qué diferencias encontraste?
R.- Pues había muchos sitios y variedades de salas donde podías ir a bailar. Cada día podías ir a bailar a un sitio diferente. En Ceuta estaba el ‘Alma de Cuba’ para bailar. Aquí yo trabaja dando las clases, pero luego por la noche trabajaba haciendo animaciones con Carlos en ‘Maná’, en ‘Maracas’, en la Sala Barrio Salsero, en ‘Atrévete’, donde sigo bailando.
P.- Actualmente, ¿sólo das clases y haces animaciones o también compites?
R.- Ahora mismo competiciones no se están haciendo a nivel local. Se hacen en otros lados, pero yo al ser mamá tampoco me puedo menear mucho más fuera de Málaga. Pero es verdad que sí que he movido en competiciones. De hecho, nosotros ganamos una competición que se hizo en Andalucía, en Sevilla, y ganamos Carlos y yo, en la modalidad de salsa en pareja. Ahora mismo no se están haciendo muchas competiciones. Pero antes del covid y de ser mamá, pues bailábamos en los congresos y seguimos bailando en ellos. Actuamos, impartimos talleres... así que todavía seguimos moviéndonos en eventos.

P.- Eres trabajadora social, bailarina y mamá. ¿Cómo lo compaginas?
R.- (se ríe) No sé cómo lo hago, la verdad, pero lo hago. Pues por la mañana trabajo en la oficina de trabajadora social y por las tardes, una o dos tardes a la semana, imparto las clases. Es verdad que por la noche ya no hago animaciones de lunes a domingo como hacía antiguamente, que era cada día en un local, pero sí que de forma puntual voy a los sitios donde hago los shows. Por ejemplo, ahora mismo tengo un grupo de estilo chica y hacemos los bailes. Sí, al día siguiente te levantas un poquito más tal, porque claro, ya una no tiene 18 años. Pero sí que lo voy haciendo.
P.- ¿Y quién te da el título de mamá?
R.- Una niña, que se llama Mía. Tienes tres añitos.
P.- ¿Y ya va moviendo las caderitas por casa?
R.- Esa ha empezado antes que yo (se ríe). Esa mueve las caderitas, los hombritos y todo. Le encanta la música, le encanta bailar.
P.- Y tu pareja, ¿cómo lleva todo esto?
R.- El papi encantado, porque también baila. Es el primero. Así que mi niña pinta maneras.
P.- ¿Te organizas bien para ir ensayando y preparar talleres ahora con la pequeña?
R.- Cada vez que hay un evento intento también adquirir nuevos conocimientos de otros compañeros bailarines y demás. Pero lo hago todo con mi niña, así que ella viene conmigo a las clases y a los ensayos. Por eso digo, que bailar va a bailar porque no creo que se arrítmica.

P.- Siguiendo con el tema del baile, ¿qué crees que es lo que más sorprende a la gente cuando se sumerge en este mundillo?
R.- Hay gente que dice ‘uy, yo no sé bailar. Nunca he bailado. Para mí es complicado. Es difícil’. Luego cuando van y ven, por ejemplo, en la academia que hay muy buen rollo, que la gente te anima, te ayuda, al final poco a poco vas aprendiendo también y te vas dando cuenta que te lo pasas bien y disfrutas y compartes algo que luego puedes salir. Es eso, vas a unas clases pero también puedes practicarlo en las salas.
P.- ¿Es un sector sacrificado?
R.- El tema del baile en concreto... para mí, sacrificado... no. Yo tengo mi trabajo, para mí no sería algo necesario el bailar, lo hago porque me gusta. Bailo desde pequeña, disfruto bailando, me encanta enseñar y no lo veo como un sacrificio, ni que sea algo tan complicado.
"Me siento muy feliz bailando. No concibo mi vida sin el baile"
P.- Si no tuvieses tu trabajo, ¿con tu academia podrías vivir?
R.- Antiguamente sí. Ahora con la pandemia no tanto, porque estás bailando muy cerca con otras personas. El tema de las mascarillas tampoco es algo que guste. No nos gusta llevarla en la calle, imagina cuando estás bailando, respirando, que al final el baile también cansa. Estás haciendo ejercicio. Es algo incómodo. Y no todo el mundo está por la labor de estar tan cerca. Por mucho que haya vacunas, hay gente que, es normal, tenga tanto miedo. Y el contacto, pues está ahí.
P.- ¿Has notado entonces los efectos de la pandemia en la academia?
R.- Sí, claro. Lo que pasa que la gente poco a poco, quiere seguir viviendo y disfrutando. Nosotros mantenemos las normas de higiene, el usar mascarillas, si alguien se quiere salir porque se siente agobiado, se sale y se quita la mascarilla fuera y luego vuelve a entrar. Respetando un poco eso. Pero sí, se ha notado.
P.- Mencionas mucho el tema de los talleres. ¿Son aconsejables para los principiantes?
R.- Depende de qué tipo de talleres. Por ejemplo, en mis talleres intento enseñar tanto a los que no saben, en plan, una base tienen que tener para a lo mejor meterte... Pero sí que es verdad que cuando impartes unas clases das un nivel y viendo tú el nivel que tiene la gente, pues puedes dar recursos para los que saben un poquito más, pues añades detalles que pueden meter y a los que no, pues les ayudas a que puedan hacerlo de una manera o no añadiéndole ciertos detalles. Entonces vas ayudando un poco. Pero, en general, para meterte en un taller de congresos, un poquito de bases tienes que tener para poder exprimir más ese taller.
P.- ¿El baile ayuda?
R.- Sí, claro. Tengo una alumna que tiene muchísimo mérito, porque tiene problemas auditivos y a ella le viene genial. Tiene su aparato, pero le ayudo con el conteo, con el ritmo y baila en mis clases y haces shows conmigo. Tiene un meritazo y a ella le viene muy bien.
Pienso que el baile le viene bien a todo el mundo y a las personas que tienen estrés, ansiedad y demás, creo que les viene muy bien, porque es un rato en el que te evades de tu rutina o de los problemas que tenemos, escuchas música, compartes con la gente, te ríes, estás pendiente de lo que te están explicando, los pasos, tienes que seguir el ritmo... entonces, no te da tiempo a pensar mucho en lo que hay fuera. Y eso es un tiempo que al final también necesitamos para nosotros.

P.- ¿Qué es para ti bailar?
R.- Buena pregunta (se para a pensar). Yo me siento muy feliz bailando. Yo no concibo mi vida sin el baile. Llevo desde los cuatro años bailando. Antes era una cosa y desde los 18 ha sido otra, pero porque mi vida se ha encaminado así. Yo no quisiera dejarlo. Me encanta enseñar, disfruto mucho y me siento muy orgullosa de las chicas y de los alumnos, que también son muy agradecidos. Es algo que me llena cuando me dicen que se sienten bien tras un show. No tengo pensamiento dejarlo, ni cuando sea viejita. Quiero seguir bailando de alguna manera. Cuando me pongo los tacones y salimos a bailar es lo mejor.
P.- ¿Has sufrido alguna lesión que te haya hecho parar durante un tiempo?
R.- No. Tuve alguna vez algún problema con una rodilla, pero muy leve. Estuve una semana o dos parada, y luego ya volví. Nada importante, la verdad. Así que me veréis de viejita.