Flagelación y Caridad marchan hacia el recorrido oficial arropados por los ceutíes
SEMANA SANTA
La Hermandad Sacramental y Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús de la Flagelación y María Santísima de la Caridad, tras dos años sin poderlo hacerlo, comienza su estación de penitencia

La pandemia dejó a las cofradías de Ceuta, sin poder realizar su estación de penitencia durante dos años. Además, para la Hermandad Sacramental y Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús de la Flagelación y María Santísima de la Caridad se le tiene que sumar uno más, ya que solo pudo realizar medio recorrido tras lloverle cerca de la Catedral.
Pero este Miércoles Santo la cofradía conocida como Fragelación ha iniciado su salida procesional desde su casa hermandad situada en la calle Teniente Pacheco. Como ya hizo en 2019, y este año con más motivo para tomar todo tipo de precauciones de cara a la pandemia, el cortejo fue formado en la Iglesia de Nuestra Señora de Los Remedios, desde donde se dirigieron hacia la calle Teniente Pacheco, donde está el Oratorio del Santísimo Cristo de la Flagelación para que a las 18.50 horas la Cruz de Guía, cruz que marca el inicio del cortejo y abre la procesión, se ubicara en la puerta de la casa de hermandad, donde cientos de ceutíes se agolpaban para ver la salida de la Hermandad Sacramental.
Bajo los acordes del Himno Nacional, interpretado por la Banda de Cornetas y Tambores Jesús Despojado de San Fernando (Cádiz), hizo su aparición Nuestro Padre Jesús de la Flagelación, portado por sus cuarenta y cinco costaleros. Un misterio este donde Nuestro Padre Jesús es flagelado por dos sayones bajo la atenta y seria mirada de dos centuriones romanos, quienes vigilan que el trabajo se lleve a efecto.
Una vez que hizo su salida el paso de misterio, la ‘Cari’, María Santísima de la Caridad, con una gran devoción en nuestra ciudad, hizo lo propio, siendo muy aplaudida por todos los presentes mientras la Banda Municipal de La Línea de la Concepción (Cádiz) acompañaba musicalmente al palio. Los presentes admiraban la belleza de María Santísima de la Caridad, mientras la imagen, perfectamente ataviada con su saya bordada en oro sobre terciopelo burdeo, avanzaba elegante por la estrechez de la calle Teniente Pacheco bajo los sones de una marcha y los aplausos de los presentes.