El Carlismo (1833-1876)
De Carlos María Isidro de Borbón y Borbón-Palma (Pretendiente al trono de España como Carlos V) a Carlos María de Borbón y Austria (Pretendiente al trono de España como Carlos VII). Las Guerras Carlistas (1ª Parte)

Principales pretendientes carlistas durante las tres guerras civiles o guerras carlistas.
Primera guerra 1833-1840 Don Carlos María Isidro Benito de Barbón y Borbón-Palma. Hijo del rey de España Carlos IV y hermano del también rey Fernando VII. Nació en Aranjuez el 29 de marzo de 1788. Al fallecer Fernando VII el 29 de septiembre de 1833. Don Carlos María Isidro no reconoce como reina a Isabel II, primera hija de su hermano Fernando VII. El 1 de octubre de 1833, desde Portugal, emitió el Manifiesto de Abrantes. Cinco días más tarde (6), el general Santos Ladrón de Cegama proclamó a don Carlos como rey de España con el título de Carlos V en Tricio, La Rioja, esta fecha se da como el inicio de la primera guerra carlista. Don Carlos María Isidro falleció el 10 de marzo de 1855 en Trieste. Italia.
Segunda guerra 1846-1849 Don Carlos Luis María Fernando de Borbón y Braganza, (Carlos VI) Hijo de don Carlos María Isidro. Nació en Madrid el 31 de enero de 1818. Falleció en Brunnsée, Estiria (Austria), el 13 de enero de 1861, sin sucesión, es heredado por su hermano don Juan.
Don Juan Carlos María Isidro de Borbón y Braganza (Juan III), nació en Aranjuez, el 15 de mayo de 1822. Heredó el título de rey en la dinastía carlista, paro al poco abdicó a favor de su hijo, Carlos María de Borbón y Austria Este (Carlos VII) que toma el título. Falleció en Brighton (Reino Unido), 18 de noviembre de 1887.
Tercera guerra carlistSTa 1872-1876. Don Carlos María de los Dolores Borbón y Austria-Este, (Carlos VII). Nació en Lubliana, Eslovenia, el 30 de marzo de 1848. La tercera fue una guerra entre los partidarios de don Carlos, duque de Madrid, y los gobiernos de Amadeo I de Saboya, de la República y de Alfonso XII.
Alzamientos carlistas.
1855-1856 este alzamiento básicamente ocurrió en Cataluña. Se produjo seis años después de la guerra de los Matiners y fue una intentona del conde de Montemolín. Don Carlos Luis María Fernando de Borbón y Braganza. Hijo de don Carlos María Isidro.
1860, alzamiento de San Carlos de la Rápita, conocido como la Ortegada, este fue un complot del capitán general de Baleares, Jaime Ortega y Olleta, el 1 de abril de 1860. Para proclamar al pretendiente carlista don Carlos Luis María de Borbón y destronar a la reina Isabel II.
1869. Levantamiento armado en algunos lugares de España, León, Castilla la Vieja y La Mancha, entre los meses de julio y agosto.
Prolegómenos del Carlismo
En España existió una ley hereditaria de Alfonso X (1221-1284), en la cual señalaba que el primogénito o primogénita llegaría al trono. La Ley II, 15, 2)
Felipe V (1683-1746), el primer Borbón rey de España, quiso establecer en este país la “Ley Sálica”, esta ley se remontaba a los francos salíos, pueblo germano del siglo III d.C. y que estaba vigente en Francia en 1713, dicha ley prohibía reinar a las mujeres, esto no fue aceptado por las Cortes de Castilla aprobando en su lugar la “Ley de Sucesión Fundamental”, por la cual las mujeres podían heredar el trono, siempre que no hubiera varones en la línea principal (hijos) o en la línea lateral (hermanos o sobrinos).
El 14 de diciembre de 1788, el rey de España, Carlos IV (1748-1819), logró que las Cortes el 30 de septiembre de 1789 aprobaran la “Pragmática Sanción de 1789”, pero por razones de política exterior, Carlos IV no la hizo pública, por lo que hubo que esperar cuarenta y un años, hasta que su hijo y sucesor Fernando VII (1784-1833), promulgara la “Pragmática Sanción de 1830” al nacimiento de su hija Isabel (futura Isabel II). Con esta ley quedaba anulada lo acordado en 1713 por Felipe V que, solo en casos muy extremos, imposibilitaba a las mujeres el poder reinar.
Don Carlos María Isidro de Borbón (1788-1855), hermano de Fernando VII, era el heredero al trono hasta el nacimiento de Isabel, hija primogénita de Fernando VII.
Don Carlos María de Borbón nació en el Palacio Real de Aranjuez el 29 de marzo de 1788, eran sus padres el rey Carlos IV de España y doña María Luisa de Parma. Fue su padrino, su abuelo, el rey Carlos III.
Sus padres tuvieron catorce hijos, de los cuales solo siete llegaron a la edad adulta.
De ellos le heredó en el trono de España su hijo Fernando (Fernando VII), nacido en San Lorenzo de El Escorial el 14 de octubre de 1784, fue rey de España entre 19 de marzo de 1808 y 6 de mayo de 1808 y tras la expulsión de los franceses desde 1814 hasta su muerte el 29 de septiembre de 1833.
Guerra de la Independencia española (1808-1814)
La familia real durante la guerra de la independencia vivió prácticamente como prisioneros de guerra en Francia.
Meses antes de acabar dicha guerra se firmó el Tratado de Valençay, el 11 de diciembre de 1813, por el que el emperador Napoleón I ofrecía la paz y reconocía a Fernando VII como rey de España, como consecuencia de las derrotas sufridas por los ejércitos franceses, debido al continuo acoso de tropas españolas e inglesas así como de los guerrilleros españoles. También entre las tropas que lucharon contra los franceses se encontraban los regimientos irlandeses al servicio de España desde principios del siglo XVIII, Irlanda, Ultonia e Hibernia
El 24 de marzo de 1814 regresa Fernando VII a España. El 26 de marzo regresó don Carlos dos días más tarde que su hermano, debido al estar como rehén en Perpiñán, hasta saberse que las últimas tropas francesas habían abandonado España.
Tras recuperar el trono, el rey Fernando VII comenzó a conceder a su hermano don Carlos honores y cargos, conforme a su rango, pero también ciertas responsabilidades políticas. Don Carlos fue nombrado generalísimo de los ejércitos, coronel de la brigada real de carabineros, hermano mayor de la Maestranza de Ronda, gran prior de la orden de San Juan de Jerusalén y tuvo que dirigir el Palacio Real y el control de la capital durante las ausencias cortesanas del monarca, así como presidir el Consejo de Estado y el Consejo de Guerra, siendo igualmente presidente de la Junta Central de Caballería, lo cual le puso en contacto con la élite política y militar durante más de quince años.
Fernando VII había estado casado en tres ocasiones, todas sin sucesión. La cuarta con María Cristina de las Dos Sicilias, su sobrina, casados el 11 de diciembre de 1829. De este matrimonio nacieron:
Isabel, el 10 de octubre de 1830, (futura Isabel II) de España, y María Luisa Fernanda, que nació el 30 de enero de 1832.
Estando embarazada la reina consorte María Cristina, el 29 de marzo de 1830 Fernando VII promulga la Pragmática Sanción de 1830.
En septiembre Fernando VII enfermó. Temiéndose que la muerte del rey provocaría el levantamiento de los partidarios de don Carlos María Isidro. Doña María Cristina trató de atraer al infante don Carlos, con la proposición de un matrimonio de uno de sus hijos con la heredera doña Isabel, y él sería nombrado regente. A lo que se negó don Carlos, solo quedaban dos soluciones, la derogación de la Pragmática Sanción con la renuncia al trono de doña Isabel a favor de don Carlos, o el estallido de la guerra civil.
El 16 de septiembre de 1832 el rey Fernando VII empeoró estando en el palacio de la Granja, Segovia. Temiendo su pronto fallecimiento, el ministro de Gracia y Justicia, Francisco Tadeo Calomarde junto al embajador en Nápoles presionaron a la reina María Cristina para que el rey anulara la Pragmática Sanción, con la amenaza de una muy probable guerra civil en la que no contaría con el apoyo del ejército, el rey firmó la anulación el 18 de septiembre de 1832, cuando nadie lo esperaba Fernando VII se recuperó, el 1 de octubre destituye a los ministros carlistas, y el 31 de diciembre anula el decreto derogatorio que nunca fue publicado, (ya que Fernando VII lo había firmado bajo la condición de que no se publicase hasta después de haber fallecido). Los partidarios de don Carlos no reconocieron a la heredera.
Don Carlos parecía confiar en que los generales José O´Donnell y Pedro Sarsfield (nacido en Ceuta en 1781) hicieran valer la justicia de su causa. Mientras O´Donnell había sido apartado del servicio y tenía quebrantada su salud, Pedro Sarsfield se encontraba en activo como comandante en jefe del ejército de observación de Portugal. Al parecer, Sarsfield se ofendió grandemente cuando don Carlos delegó las gestiones, primero en Cuevillas y después en Joaquín Abarca, Obispo de León. Sarsfield decidió apoyar a los cristinos. (Durante la 1ª guerra carlista, el obispo de León, Joaquín Abarca, sería Ministro Plenipotenciario del Vaticano al lado de don Carlos. A pesar de que el Vaticano se había declarado neutral)
Las intrigas entre isabelinos y carlistas eran continuas, jugando un papel importante la esposa y cuñada de don Carlos, esto lo aprovecho Fernando VII, para conseguir que don Miguel llamara a Portugal a María Teresa de Braganza, princesa de Beira, hermana de Francisca María de Braganza, primera esposa de don Carlos. Pero por sorpresa don Carlos y su esposa decidieron acompañarla.
El 16 de marzo de 1833, don Carlos y su familia partieron de Madrid para Portugal. Allí se le requirió el 23 de abril para que jurara el 20 de julio a Isabel como princesa de Asturias, a lo que se negó en una clara y afectuosa carta hacía su hermano.
Adjuntamos íntegra la carta Del Infante D. Carlos
“Mi querido hermano de mi corazón, Fernando mío de mi vida: He visto con el mayor gusto tu carta del 25 que me has escrito, aunque sin tiempo, lo que me es motivo de agradecértela más, que estabas bueno y Cristina y tus hijas; nosotros lo estamos, gracias a Dios. Esta mañana a la diez, poco más o menos, vino mi secretario Plazala a darme cuenta de un oficio que había recibido de tu ministro en esta corte, Córdova, pidiéndome hora para comunicarme una Real orden que había recibido; le cité a las doce, y habiendo venido a la una menos minutos, le hice entrar inmediatamente; me entregó el oficio para que yo mismo me enterase de él; le vi y le dije que yo directamente te respondería, porque así convenía a mi dignidad y mi carácter, y porque siendo tu mi Rey y Señor, eres al mismo tiempo mi hermano, y tan querido toda la vida, habiendo tenido el gusto de haberte acompañado en todas tus desgracias. Lo que deseas saber es si tengo o no intensión de jurar a tu hija por Princesa de Asturias. ¡Cuánto desearía poderlo hacer! Debes creerme, pues me conoces, y hablo con el corazón, que el mayor gusto que hubiera podido tener sería el de jurar el primero, y no darte este disgusto y los que de él resulten; pero mi conciencia y mi honor no me lo permiten: tengo unos derechos tan legítimos a la corona siempre que te sobreviva y no dejes varón, que no puedo prescindir de ellos; derechos que Dios me ha dado cuando fue su voluntad que yo naciese, y solo Dios me lo puede quitar, concediéndote un hijo varón, que tanto deseo yo, puede ser, que aún más que tú: además en ello defiendo la justicia del derecho que tienen todos los llamados después que yo, y así me veo en la precisión de enviarte la adjunta declaración, que hago con toda formalidad a ti y a todos los soberanos, a quienes espero se la harás comunicar. Adiós, mi muy querido hermano de mi corazón, siempre lo será tuyo, siempre te querrá, siempre te tendrá presente en sus oraciones, este tu más amante hermano>> = M. Carlos.
Protesta que acompaña a esta carta
“Señor: Yo Carlos María Isidro de Borbón y Borbón, Infante de España.= Hallándome bien convencido de los legítimos derechos que me asisten a la corona de España, siempre que sobreviviendo a V.M. no deje un hijo varón, digo que ni mi conciencia ni mi honor me permiten jurar ni reconocer otros derechos; y así lo declaro”
Palacio de Ramalhao 29 de abril d 1833: Señor A.L.R.P. de V.M. Su más amante hermano y fiel vasallo = M. El Infante D. Carlos.
En una carta de fecha 6 de mayo de 1833. Fernando VII insistía en que don Carlos debía abandonar Portugal con destino a los Estados Pontificios. (Los Estados Pontificios fueron los territorios en la península itálica bajo la autoridad temporal del papa, desde el año 754 hasta 1870).
A partir de esta fecha hay otras siete cartas cruzadas entre ambos hermanos, de la última de 30 de agosto de 1833 adjuntamos unos párrafos, en la que el rey le da un ultimátum a su hermano don Carlos.
Os mando, pues, que elijáis inmediatamente algunos de los medios de embarque que se os han propuesto de mi orden, comunicando para evitar nuevas dilaciones vuestra resolución a mi enviado D. Luis Fernández de Córdoba, y en ausencia suya a D. Antonio Caballero, que tiene las instrucciones necesarias para llevarlas a ejecución. Yo miraré cualquier escusa o dificultad con que demoréis vuestra elección o vuestro viaje como una pertinacia en resistir mi voluntad, y mostraré como juzgue conveniente que un infante de España no es libre de desobedecer a su rey. Ruego a Dios os conserve en su santa guarda=YO EL REY=Madrid, 30 d agosto de 1833
No adjuntamos las cartas por su largo contenido.
Unos días más tarde Fernando VII dio la orden de que le fueran confiscados todos los bienes a don Carlos, la confiscación de bienes fue aprobada en la Gaceta del 13 de octubre, en decreto por orden del gobierno.
Don Carlos sería excluido, junto a su descendencia, a la sucesión al trono de España y desposeído del título de infante por Real Decreto de 27 de octubre de 1834, confirmado por las Cortes.
El 29 de septiembre de 1833 un mes más tarde de la última carta fallece Fernando VII, nada más tener noticias de la muerte de su hermano don Carlos pronuncia en Portugal el “Manifiesto de Abrantes”
“Manifiesto de Abrantes” 1 de octubre de 1833:
“No ambiciono el trono, estoy lejos de codiciar bienes caducos; pero la religión, la observancia y cumplimiento de la ley fundamental de sucesión y la singular obligación de defender los derechos imprescriptibles de mis hijos y todos los amados consanguíneos, me esfuerzan a sostener y defender la corona de España del violento despojo que de ella me ha causado una sanción tan ilegal como destructora de la ley que legítimamente y sin alteración debe ser perpetuada.
Desde el fatal instante que murió mi caro hermano (que santa gloria haya), creí, se habían dictado en mi defensa las providencias oportunas para mi reconocimiento; y si hasta aquel momento habría sido traidor el que lo hubiese intentado, ahora será el que no jure mis banderas, a los cuales, especialmente a los generales, gobernadores y demás autoridades civiles y militares, haré los debidos cargos, cuando la misericordia de Dios me lleve al seno de mi amada Patria, a la cabeza de los que me sean fieles. Encargo encarecidamente la unión, la paz y perfecta caridad. No padezco yo el sentimiento de que los católicos españoles que me aman, maten, injurien, roben ni cometan ni el más mínimo exceso. El orden es el primer efecto de la justicia; el premio al bueno y sus sacrificios, y el castigo al malo y sus inicuos secuaces es para Dios y para la ley, y de esta suerte cumplen lo que repetidas veces he ordenado>> Carlos María Isidro de Borbón.
El 6 de octubre de 1833, don Carlos María Isidro fue nombrado rey, como Carlos V por el general Santos Ladrón de Cegama, en la localidad riojana de Tricio. Se da esta fecha como el inicio de la primera guerra carlista.
El mismo mes de octubre don Carlos hace una proclama:
“Bien conocido son mis derechos a la corona de España en toda Europa y los sentimientos en esta parte de los españoles, que son harto notorios, para que me detenga en justificarlos; fiel, sumiso y obediente como el último de los vasallos a mi muy caro hermano que acaba de fallecer, y cuya pérdida tanto por sí mismo, cuanto por sus circunstancias ha penetrado de dolor mi corazón, todo le he sacrificado, mi tranquilidad, la de mi familia¸ he arrostrado toda clase de peligros para justificarse mi respetuosa obediencia, dando al mismo tiempo este testimonio público de mis principios religiosos y sociales: tal vea han creído algunos que los he llevado al exceso; pero nunca he creído puedo hacerlo en un punto del cual depende la paz y la monarquía”
“Ahora soy vuestro rey, y al presentarme por primera vez a vosotros bajo este título, no puedo dudar un solo momento que imitaréis mi ejemplo sobre la obediencia que se debe a los príncipes cuando ocupan legítimamente el trono, y volaréis todos a colocaros bajo mis banderas, haciéndoos así acreedores a mi afecto y soberana munificencia; pero sabréis igualmente que recaerá la justicia sobre aquellos desobedientes y desleales no quiera escuchar la voz de su soberano y un padre que solo desea haceros felices=octubre de 1833=CARLOS.
A finales de 1833, don Carlos aún seguía en Portugal en una situación peligrosa, ya que había una guerra civil en dicho país.
Aunque el propósito de don Carlos en principio fue entrar en España con el fin de poder unirse a sus partidarios, la presencia del Ejército de Observación en la frontera portuguesa al mando de Pedro Sarsfield se lo impidió.
Cea Bermúdez preparó una incursión sobre Portugal. Cuando se supo que don Carlos estaba con los miguelistas, encargó al general Rodil, que estaba a las órdenes de Sarsfield, que capturase al infante español. Se dio instrucciones a los embajadores españoles, marqués de Miraflores, en Londres, y al duque de Frías, en París, para que lograsen el mayor apoyo diplomático a esta acción de España.
Francisco Cea dirigió el último gabinete de Fernando VII y el primero de la regente María Cristina de Borbón, esta al asumir la regencia le confirmó en el cargo.
El general Rodil a inicios de la primavera de 1834 penetró en Portugal con 15.000 hombres.
Con ayuda de Inglaterra, don Carlos y su séquito pudieron huir de Portugal a bordo del navío HMS Donegal, llegando a Portsmouth el 16 de junio de 1834.
El 1º de julio de 1834, don Carlos, con la ayuda del barón de los Valles, se cortó el bigote, se cambió el color del pelo dirigiéndose a Francia, país en que pasó desapercibido, entrando por Zagarramurdi, Navarra, el 9 de julio. Uniéndose a Zumalacárregui, a quien confirmó como General en Jefe del Norte.
El principal apoyo carlista fue el de los campesinos, así como de vasco-navarros, catalanes, aragoneses, levantinos, cántabros o de Castilla. También una pequeña parte de tropas oficialidad y mandos del ejército real que no estaba de acuerdo con la Pragmática Sanción de 1830.
Continúa en una segunda parte.