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TRANSFRONTERIZAS
Las lágrimas no son siempre de tristeza o de pena. También pueden ser de felicidad. Y si no se lo creen pregunten a todos los transfronterizos que han vuelto a su país, a Marruecos, después de más de dos años atrapados en Ceuta a causa de la pandemia y el cierre de la frontera con el país vecino. Muchos volvieron al poco de abrir el paso para ellos; otros han esperado hasta renovar algún que otro documento, y otros, siguen en nuestra ciudad buscando solucionar todo para poder abrazar a los suyos.
Rachida Jraifi, a quien conocemos bastante por haberse convertido en la cara y en la voz de los trabajadores transfronterizos en Ceuta volvió a su casa hace a penas una semana. “Esto no está pagado con nada, el abrazo de tu madre, el cariño de tu familia”, ha confesado Rachida, quien asegura que su progenitora no pudo contener la emoción, al igual que ella, puesto que no han sido semanas sin verse, sino más de dos años.
Rachida volvió a casa por sorpresa, sin avisar, ya que tenía miedo a tener algún problema en la frontera que no le permitiese cruzar. Pero, tras explicar por qué su pasaporte estaba caducado y que, precisamente, volvía a Marruecos a solucionarlo, entre otros documentos, esta ceutí de adopción cruzó El Tarajal para poner rumbo a reencontrarse con su familia.
Su primera parada fue Castillejos, donde tiene a una hermana. Ella fue a la primera a la que sorprendió con la ayuda de un amigo. “Tú vas primero y le dices, ‘toma, te he traído cosas de tu hermana”, reproduce Rachida la conversación con su amigo entre risas. Y después, apareció ella. “Casi se desmaya cuando me vio”, ha señalado esta transfronteriza, lo que le hizo plantearse si a su madre también le daría una sorpresa.
Pero no. Prefirió avisarla para que a la mujer, de la emoción de verla, le pasase algo. Así que, tras estar un rato con su hermana, sobrinos y cuñado, puso rumbo a Kenitra, donde se encuentra su madre. “Allí ya vinieron todos a verme. Y nos juntamos todos”, ha relatado Rachida.
Ahora que ha pasado la emoción de los primeros reencuentros, esta mujer se encuentra totalmente sumergida en la renovación de toda su documentación, pues su intención es volver a Ceuta a trabajar. Pero no es tan fácil como parece. Aquí comienza una nueva odisea para este colectivo.
“Hay gente que ha cruzado, pensando que va a volver” y no va a ser así. Rachida cuenta el caso de una compañera, Latifa, quien regresó a Marruecos para renovar su pasaporte, pero se encontró con la llamada de su jefa diciéndole “que no la va a contratar más, porque no puede pagarle el sueldo y la Seguridad Social”. Como Latifa hay muchos más. Que conste, y así lo ha querido dejar claro Rachida, que ellos entienden que muchos empleadores no pueden hacerse cargo de los gastos de su hogar y, además, de pagarles el sueldo. “Han complicado las cosas”, ha apuntado.
Y los que no han recibido esa llamada tienen miedo de no llegar a tiempo a entregar los documentos, pues los tiempos de espera son muy largos y podrían perder el trabajo. “Hay gente que no llega a esa fecha, porque están tardando en hacer los trámites”, ha narrado Rachida. “Mi jefe no me va a pagar estando yo aquí todo este tiempo”, le contó un compañero a esta mujer.
Ese hombre lleva ya 20 días en Castillejos, con todos los papeles renovados (pasaporte y certificado de residencia), “lo ha mandado todo a Ceuta y sigue a la espera”, ha indicado Rachida, quien se encuentra ahora mismo realizando todos estos trámites, teniendo encuenta que tienen “mínimo 10 días para entregar los papeles”. El siguiente paso es conseguir el visado, que se lo dan en Tetuán y donde “te dan largas”, ha asegurado. Pero necesitan ese visado y sellado para poder pedir en Extranjería, aquí en Ceuta, una cita para la huella. “No podemos entrar hasta el día de la huella”, ha recordado esta mujer.
Todos estos trámites están tardando más de la cuenta, incluidos los de Extranjería. Rachida, sobre esto, ha comentado que desde Delegación del Gobierno les han dicho que “van a agilizar los trámites. Nos lo han prometido”, ha resaltado. Pero todo esto, en el mejor de los casos. Algunos de estos trabajadores se quedaron sin contrato de alquiler en Marruecos a causa de la pandemia y para el certificado de residencia necesitan un contrato, por lo que añaden unos tres meses más a la renovación de todos sus papeles. “La gente se está encontrando con estos problemas”, ha comentado.
No les queda de otra que armarse de paciencia, la misma que han tenido durante estos dos años. Rachida, como el resto, quiere arreglar todos sus documentos, porque “no queremos estar allí de ilegal. Queremos hacer las cosas correctas”, ha asegurado Rachida. Pero ella no es nada más que la portavoz de un colectivo. Ella no decide lo que ha de hacer cada uno de ellos.
Rachida está muy segura de querer hacer las cosas bien, y poder volver a Ceuta con todos sus papeles arreglados y volver a su trabajo, aunque tenga que entrar y salir de nuestra ciudad cada día, ya que no les está permitido pernoctar. Mientras tanto, esta mujer aprovechará cada momento con su madre, con los suyos, a los que tanto ha echado en falta durante estos más de dos años.
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