Felipe cuelga la corbata después de casi 40 años al servicio de los ceutíes

Cuando alguien se jubila comienza una segunda etapa de su vida, una etapa basada en el descanso, el disfrute de nuestra familia y, por supuesto, en iniciar nuevos ciclos basados en nuestras aficiones. Algo así le espera ahora a Felipe Escáne, un ceutí de los pies a la cabeza que ha dedicado su vida a ayudar a los caballas y a mirar por el bien de su ciudad. “Aunque yo esté prejubilado, soy una persona de Ceuta, quiero mucho a mi tierra y en todo lo que pueda aportar, ayudar, colaborar, pues voy a seguir volcándome”, asegura.

Su vida laboral en el mundo que le apasionaba, el de la economía, comienza en 1986. Pero este ceutí empieza mucho antes a moverse por la estratosfera salarial. “Con 18 años, me dedico un poco a trabajar en una agencia de aduanas, primero como cobrador, después como administrativo”, explica. A Felipe le hubiese gustado salir de Ceuta y estudiar algo relacionado con las finanzas, la economía, en definitiva, el mundo de los números. Pero, por una situación familiar, no le permite dejar su ciudad, Ceuta, para estudiar una carrera.

Sin embargo, dedicarse en su primer trabajo en esa agencia de aduana, le abre puertas cercanas a su pasión. “Ahí aprendí muchísimo”, confiesa, mientras recuerda que, a la vez, se seguía formando haciendo cursos de contabilidad, de cálculo mercantil, que “siempre me ha gustado”.

Como muchos por aquella época, tuvo que paralizar su vida para hacer el servicio militar “del que también me siento orgulloso”. Y no sería hasta 1986 cuando empiece a trabajar rodeado de cifras, de cuentas y de préstamos.

Felipe siguió formándose y preparándose dos oposiciones. Por un lado, para Caja Ceuta y, por otro, para el Ayuntamiento como administrativo. La primera nota que llega aprobada es la de la Ciudad, pero él seguía esperando el resultado de la otra. “Me dicen de incorporarme al ayuntamiento, pero les pido una semanita”, confiesa.

Y es en esa espera cuando se entera que ha aprobado la oposición para Caja Ceuta. “Decido coger esa raman, que siempre me ha gustado muchísimo”. En ese entonces, corría el año 86, más concretamente febrero. “Me incorporo y, a partir de ahí, he tenido la suerte y la fortuna de trabajar en Caja Ceuta, después en Caja Madrid y luego en Bankia. Y mi prejubilación ha llegado en CaixaBank”, relata.

Pero, a pesar de estar trabajando en lo que le gustaba, Felipe no ha dejado en ningún momento de formarse. “He hecho máster en Adminitración y Dirección de Empresas”, cuenta, para después añadir que se hizo “un profesional en el comercio exterior”. Tanto es así, que ha estado unos 14 años “dedicado al comercio exterior, llegando a impartir cursos de formación dentro de mi entidad, fuera de Ceuta, de comercio internacional”.

Después de casi 40 años al servicio de los ceutíes en asuntos bancarios, ha llegado el momento de descansar, de desconectar. “Después de muchísimos años, estoy sin chaqueta y corbata”, comenta entre risas. A Felipe ahora le toca descansar. Es más, “me planteo dos meses, por lo menos, de olvidarme un poco de todo. A partir de septiembre ya me planteo una nueva etapa”, indica.

Este 30 de junio le puso fin a su etapa laboral en la que se ha sentido “un privilegiado”. Una vez que pase el tiempo de desconexión, tocará ver a qué va a emplear su tiempo libre. Lo que sí tiene claro es que seguirá en Ceuta “abierto a escuchar, y todo lo que sea ayudar y colaborar, ahí siempre me van a tener”, asegura.

Cuando llegue septiembre, a lo mejor, lo vemos implicado, todavía más en el deporte, siendo algo que ha marcado también toda su vida. “Tengo una faceta deportiva”, recordando los tiempos en los que estuvo como presidente de la AD Ceuta en 2º B, del 2006 al 2010. “He compaginado mi vida laboral, con la familiar y con mi otra afición que es el deporte”, apunta. Además de estar en este club, Felipe lleva más de 40 años con la UA Ceutí.

Pero sumergise de nuevo en el deporte por completo ya se verá. Ahora le toca descansar tras salir por la puerta de la sucursal, sin chaqueta y corbata. “Me voy como director y deseándole lo mejor a mis compañeros”. Es el turno de estar con la familia y pasar más tiempo con ellos, “aunque van a ser ellos los que me van a incitar a que me dedique a otra cosa cuando estemos en el día a día”, comenta divertido.