Mustafa resalta el espíritu "comunitario" de esta Fiesta del Sacrificio

FIESTA DEL SACRIFICIO

El portavoz de Ceuta Ya! felicita a los ceutíes musulmanes en esta festividad donde la fraternidad y la convivencia priman

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Para mí, lo fundamental de la Fiesta del Sacrificio, al margen de las obvias connotaciones religiosas que puede tener para quienes somos creyentes, trasciende lo “identitario” y ha adquirido siempre una dimensión social y solidaria, de unidad, de ensalzamiento de lo comunitario, de acercamiento entre culturas. Un ejemplo de ello es un recuerdo personal que guardo con muchísimo cariño: mis vecinas África, Rosa y Pilar viniendo a casa para probar los callos propios de la festividad que hacía mi madre, cuyo nombre era Zineb. Creo que es una imagen muy representativa de lo que pretendo expresar.

En momentos como los actuales, con un marco reaccionario avanzando posiciones peligrosamente, es esencial que los y las ceutíes ensalcemos este tipo de experiencias y momentos. Si bien la convivencia de la Ciudad siempre ha sido muy mejorable, no es menos cierto que también hemos disfrutado y seguimos disfrutando de “destellos” de absoluta hermandad. Frente a quienes quieren destruir esto, frente a quienes pretenden retroceder, los y las que apostamos por la interculturalidad y la tolerancia tenemos la obligación moral de proteger nuestro mayor patrimonio: la diversidad y el pluralismo.

El “encalamiento” de las paredes es otra de las prácticas propias de estas fechas que también refuerzan los lazos comunitarios. Como en muchos pueblos de Andalucía, la costumbre de aplicar cal en las paredes para combatir el calor es algo típico en los días previos a la Fiesta. Familia y amigos nos reunimos, sacamos afuera las alfombras y nos ponemos “el mono de currante” para dejarlo todo a punto. De nuevo, más que la fiesta en sí, vuelvo a ensalzar todo lo que conlleva a nivel de reforzamiento de la fraternidad.

Por último, y en la misma línea, hay algo que también debo remarcar. Mi compañero Julio me ha prestado un libro que me está encantando. Se titula “Regreso a Reims” y su autor es el intelectual francés Didier Eribon. En esta obra, Eribon hace referencia a un concepto sobre el que llevo reflexionando un tiempo, la “vergüenza social”. El autor nació en un ambiente obrero muy pobre, rudo y sin acceso a la cultura, del que “huyó” en cuanto pudo. De Reims pasó a vivir en París y de alguna manera “renegó” de su origen y lo que representaba. A raíz de la muerte de su padre, inició una especie de “proceso de introspección”, a indagar sobre el por qué de esa “vergüenza social” que durante tantos años había abarcado todo lo relacionado con Reims, con su infancia, con su familia. Cuento todo esto porque creo que la Fiesta del Sacrificio ha sido siempre un momento en el que los musulmanes y las musulmanas humildes de Ceuta hemos experimentado lo contrario de lo que analiza Didier Eribon. Ha sido siempre un momento de “orgullo social”. Como militante de izquierda, tengo el convencimiento de que disponer de fechas así en ambientes castigados es algo imprescindible.

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