Dos nuevos fallecidos por covid en Ceuta: julio ya contabiliza diez muertes

COVID-19

Ceuta vuelve a vestirse de luto este miércoles, dos personas han fallecido por covid-19, lo que eleva a 173 el número de víctimas mortales en la ciudad por coronavirus. El Ingesa lamenta el fallecimiento de estos dos pacientes a cuyas familias transmiten su condolencias.

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Fuentes de sanitarias han confirmado el fallecimieno de otras dos personas este miércoles en el Hospital Universitario, contabilizándose 173 víctimas mortales en Ceuta desde el inicio de la pandemia. La última muerte se produjo este mismo lunes, y con las dos de hoy, suman ya diez las personas que han muerto en los últimos once días. Es una muestra más de que la pandemia de la covid-19 continúa presente y afecta, de manera principal, a las personas más vulnerables. A los mayores, a los ciudadanos con patologías, a aquellos que cuentan con problemas en órganos, etc. Ellos son las grandes víctimas de una pandemia que sigue arrasando.

Este lunes, el consejero de Sanidad, Alberto Gaitán, recalcó la necesidad de “seguir apelando a la responsabilidad individual, al uso de las medidas de higiene que tanto hemos venido difundiendo durante los años de pandemia, especialmente a los colectivos más vulnerables a la enfermedad” recordando que “la vacunación se ha demostrado que es eficaz para que los contagios no deriven en situaciones graves en el mayor número de casos”.

Los fallecidos por COVID en España este año superan ya los 20.000, según se desprende del último informe del Ministerio de Sanidad, emitido ayer. La diferencia entre los 89.573 fallecidos que plasmaba el primer parte del año y los 109.642 del de ayer –con datos únicamente desde el viernes 15 al domingo 17– es de 20.069 decesos, cuando quedan más de cinco meses para completar el año. En los últimos tres días la cifra de fallecidos ha aumentado en 294, y en la última semana, en 694.

España esperará a las nuevas vacunas del covid en contra de lo que recomienda Europa

España esperará al menos hasta la segunda quincena de septiembre, cuando estén aprobadas las vacunas contra el covid adaptadas a las nuevas variantes, para inocularle la segunda dosis de refuerzo (cuarta dosis) a las personas más vulnerables: todos los mayores de 60 años, aunque empezando por el grupo de mayores de 80. Así lo dejó entrever este miércoles la ministra de Sanidad, Carolina Darias, al término de la reunión del Consejo Internacional del Sistema Nacional de Salud en el que dio cuenta de que el Gobierno va a sacar la mayor oferta de plazas de formación sanitaria especializada (MIR) de la historia.

Aunque Darias dijo que no quería adelantar acontecimientos y menoscabar las funciones de la comisión de salud pública —que este jueves expondrá sus criterios—, adelantó que «todo apunta» a que la decisión irá en este sentido, después de que la ponencia de vacunas acordase esa cuarta dosis para los mayores de 60 y ahora tan solo falte ponerle fecha.

Una decisión que, por tanto, entra en contradicción con lo recomendado la semana pasada por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC). Los dos principales organismos sanitarios del continente, dada la situación epidemiológica actual, se decantaron por administrar ya la cuarta dosis ahora y continuar con una quinta en otoño, algo que no cuenta ni mucho menos con el consenso de la comunidad científica. «Teniendo en cuenta la situación epidemiológica actual y las previsiones, es importante utilizar las vacunas actualmente disponibles ahora y no esperar a que las vacunas adaptadas a ómicron estén disponibles», señalaron el ECDC y la EMA en una postura que no parece estar en la línea de lo que pretende hacer España.

La reunión del Consejo de este miércoles también sirvió para que el Instituto de Salud Carlos III expusiese las primeras conclusiones del trabajo llevado a cabo por el Consorcio de Investigación Biomédica en Red (CIBER) para definir el covid persistente. Un asunto que, según la ministra de Sanidad, «no estaba suficiente aclarado» por más que la OMS tenga su propia definición. Aquí lo que se buscaba es una concreción más operativa en base a la evidencia científica disponible. Algo que, según esbozó Darias, se concreta en «el conjunto de síntomas multiorgánicos no atribuibles a otras causas que perduraran tras la fase agua de la infección». La mayoría son signos neurocognitivos como pérdida de memoria, dificultades de concentración o confusión, aunque también los hay musculoesqueléticos, como puede ser dolor articular o muscular, limitación de la movilidad o fatiga.

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