Asentamientos ilegales
Retiran el asentamiento ilegal del parque infantil del JOP
REPORTAJE
Mientras contemplas las vistas que te ofrece el Estrecho desde el puente de mandos, empieza a sonar un pitido. “¿Qué es eso?”, pregunta la primera oficial a su segunda. Las alarmas saltan ante la presencia ‘de algo’ en el mar. A simple vista, o hasta donde alcanza sin prismáticos, parece un pez de grandes dimensiones. Con los prismáticos, la vista de la primera oficial mejora un poco, pero no se ve bien, pues las pavanas que hay posadas sobre ese ‘algo’ no dejan ver de qué se trata. La maniobra para esquivarlo ya está en marcha. La primera oficial se mueve hasta otro punto para ver mejor de qué se trata. El obstáculo pasa junto al casco del barco. “Parece una goma bocabajo”, apunta la primera oficial.
Esto podría ser una historia inventada o sacada de un libro. Pero no es así. Esa primera oficial tiene nombre y apellidos, María González, la encargada de que la travesía entre Ceuta y Algeciras que realiza el Passió Per Formentera de Baleària se realice con total seguridad y en las mejores condiciones. Esta compañía lleva desde 2006 realizando la ruta que une nuestra ciudad con la península, y ahora ha abierto ‘su escotilla’ a EL PUEBLO para conocer cómo funciona la naviera y todo el trabajo que hay tras una rotación.
Para los pasajeros toda esta aventura marina empieza en el momento que compran el billete. Pero para la tripulación de Balearia, como para quienes están en las oficinas, empieza mucho antes. Un trabajo que en época estival aumenta con la Operación Paso del Estrecho, la cual llevaba dos años sin realizarse y este año “está siendo rara”, apunta la responsable de organización, Teresa Saucedo, pero “ya echábamos de menos esto”, confiesa enseguida.
Para el jefe de cabina del Avemar Dos y responsable del departamento de fonda (servicios a bordo), Daniel Sanz de Galdeano, esta OPE más que rara “ha sido muy concentrada. Lo que llevábamos antes durante todo el mes, lo hemos llevado en los 10 primeros días”, ha especificado. Esto, si nos paramos a pensar, puede ser una consecuencia de la pandemia sufrida por la covid-19, que paralizó y restringió los viajes: “Todo el que ha podido coger las vacaciones ahora para pasar la Fiesta del Cordero con sus familias, lo ha hecho”, añade. Justo en esas fechas se produjo “la mayor concentración de ocupación. Este año, en concreto, el día que más tráfico hemos transportado de Algeciras a Ceuta fue el domingo 10, donde viajaron más de 6.000 personas y 1.300 vehículos. En total, en esos tres días la cifra subió a 15.000 pasajeros y 3.500 vehículos”.
Baleària, además de hacer la ruta Algeciras-Ceuta, también tiene conexión con Marruecos por Tánger, con el buque Bahama Mama en el que pueden ir hasta 300 vehículos, por lo que su trabajo en verano se duplica, al igual que su plantilla. “Ahora somos 60”, apunta Saucedo, cuando normalmente son unos 30. Es aquí donde empieza una cadena de tareas. “Hay mucho trabajo detrás”, asegura Sanz.
Coordinación buque-tierra
Media hora. Eso es lo que tienen los buques para embarque y desembarque en ambos puertos. “No tardan más de 10 minutos”, señala González, algo confirmado también por Saucedo y Sanz: “desembarcan en 10, 15 minutos”, asegura la primera. Esto es posible gracias a un gran trabajo de coordinación ente los buques y los coordinadores de tierra, quienes informan a la oficial de la operativa. “Nos dice qué es lo que vamos a tener y sobre la marcha planeamos la activa”, comenta la primera oficial del ‘Passió’ y también responsable del departamento de cubierta.
La carga del buque hay que realizarla según los pesos, los calados y la estabilidad, entre otras cuestiones. Para llevar a cabo esta labor, la operativa comienza en los puertos. “Miramos la previsión de pasajeros y vehículos para tenerlo todo controlado”, comenta la responsable de organización de Baleària en Algeciras. Esta tarea empieza una vez efectuado el cambio de billete por tarjeta de embarque y media hora antes de la llegada del barco pasan al atraque. “Lo que intentemos es que la operativa sea lo menos pesada para el cliente y que todo sea rápido”, comenta Saucedo.
Un protocolo de preparación que también se inicia con antelación en el barco, pues la tripulación tiene que ir preparando el desembarque para comenzar con un nuevo embarque. “Cuando ya está llegando el buque, empezamos a hablar para gestionar el espacio en la bodega y se va informando de la cantidad de vehículos, de pasajeros”, explica la responsable, y ya a mantenerse a la espera de las indicaciones del oficial para ir entrando los vehículos.
Por otro lado, está el embarque y desembarque de pasajeros a pie. Aquí la coordinación principal es interna, del propio buque. “Cuando el capitán nos da autorización, procedemos a abrir la rampa para realizar el desembarque y una vez que la hemos apoyado en tierra, la jefa de cabina, Pilar Marín, puede proceder a apoyar el finger para que salgan los pasajeros”, relata la primera oficial del ‘Passió’.
Además de los pasajeros a pie, si desde bodega se necesita ayuda para una persona con movilidad reducida, se encargan también la tripulación de fonda: “si nos avisan desde garaje, vamos nosotros. La subimos y la acomodamos en el barco. Y luego para acceder al vehículo igual”, confirma el jefe de cabina del ‘Avemar’. Este departamento también se encarga de que la travesía “sea lo más cómoda y perfecta” para los pasajeros.
La coordinación es “completa” entre los distintos departamentos de los buques. “Si hay algún problema que yo pueda solucionar, me lo comunican, y entre los tres (responsables) buscamos una solución”, especifica González, para luego añadir que son “un equipo y trabajamos todos siempre”. Un trabajo en unión que se traslada a todos los buques y a las oficinas de la naviera. “Somos como una familia, porque pasamos muchas joras juntos”, apostilla Saucedo.
Experiencia, un punto fuerte
“Hay que tener muchísima atención”, resalta la primera oficial del ‘Passió’. La mayoría de las veces, los pasajeros no son conscientes de algunas de las maniobras que realiza la embarcación para evitar una colisión con algún obstáculo que se haya cruzado en su navegación o algún bote o barco que no está informado por las autoridades. “Hay que estar alerta en todo para poder navegar con seguridad. Poner todos los sentidos”, asegura González, apuntando, sobre todo, al estado del tráfico marítimo en ese momento.
Esa seguridad y esa experiencia es igualmente aplicable, o incluso más, a las salidas con mal tiempo. “En una época sin OPE, las travesías más difíciles son las del mal tiempo”, confirma Sanz, asegurando que los barcos “jamás van a salir con peligro”. Un día de viento y oleaje puede no ser un peligro para ninguno de los buques de la naviera, pero la travesía sí que puede resultar “incómoda”.
Desde 2011, el Passió Per Formentera opera como línea marítima de interés. “El Grande” como lo llaman coloquialmente los ceutíes, “resiste mejor los temporales y con una capacidad de desalojo bastante amplia”, apunta Saucedo. Este buque “pocas veces se ha quedado en puerto”, comenta la responsable, asegurando que el momento que pasa ‘el percance’ “nos ponemos a trabajar para sacar el barco lo antes posible”.
Cada estación tiene su peculiaridad que a la hora de salir a navegar puede suponer un problema. En verano, por ejemplo, la niebla imposibilita una correcta visión. Tanto es así que “muchos días, desde el muelle no ves nada”, señala la primera oficial. Eso hace que vayan “a ciegas”, pero cuentan con la ayuda de “unos aparatos que nos permiten navegar con seguridad”, puntualiza. Esto implica que la atención sea mucho mayor que de lo normal y “no perder en ningún momento de vista el radar y la carta electrónica”, especifica.
En invierno, por otro lado, están los habituales temporales de levante. Aquí el problema está “en el viento y en el gran oleaje, porque los metros de olas son importantes”, asegura González. En situaciones como esta, donde la travesía puede ser molesta para el pasaje, donde el movimiento se notaría muchos más, es cuando los barcos “pequeños” no salen. “Ahí el pasaje va mucho más cómodo, notas un pequeño balanceo”, comenta Sanz refiriéndose al ‘Passió’.
Detrás de Baleária hay grandes profesionales, y así lo han demostrado en numerosas ocasiones. La propia González lo afirma: “Ha habido días en que la gente dudaba que el barco pudiese salir. Y ahí estábamos nosotros, trabajando, porque sabemos que lo importante es el pasaje y que puedan viajar con la máxima seguridad”.
Cercanía y comprensión
De todas las gestiones que realizan a lo largo de un día en Baleària, la que más complejidad presenta es el pasajero, sobre todo, de OPE: “Vienen cansados de tantas horas en el coche, con la familia, y se necesita gestionar rápido para que intenten embarcar lo antes posible”, apunta Saucedo. Pero, a veces, esas gestiones implican tiempo y “hay personas que no entienen el porqué tienen que estar esperando”, continúa.
La resposanble de Organización comprende el cansancio, las horas de viaje que llevan a cuestas y “lo intentas explicar, dándole siempre la razón, pero también entiendes que llevan mucho tiempo en el coche, que vienen cansados y muchas veces no quieren entenderno. Es que, si fuera yo, a lo mejor estaba igual”, comenta. Los barcos, al igual que los vehículos, los móviles o una lavadora, también se estropean. “Intentamos ponernos en la piel de los pasajeros, entendemos su situación”, asegura.
Cuando el retraso ha sido por causas ajenas al barco (climatología, un atraso en el control policial...) y necesitan salir en ese buque para continuar enlazando con otros viajes, la tripulación también se pone en la piel de los pasajeros, porque a ellos les ha podido pasar en otros viajes. Pero no está en su mano solventar el problema.
Es por esto que la naviera cuenta con una oficina de Atención al Cliente “que se encarga de solucionar este tipo de cosas, si pierden su enlace”, comenta Sanz, asegurando que es “algo que entiendo”, porque a todos nos ha podido pasar.
Los trabajadores de Baleària ya sean de tierra o de mar están siempre a la disposición de los pasajeros. Tanto es así que cuando surge un problema, que no se ha podido prever “intentamos solventarlo lo más rápido posible. La rapidez es lo que nos tiene que primar”, destaca la responsable. Son muchas las vivencias, buenas y malas, que han presenciado durante toda su carrera.
Saucedo recuerda, precisamente, un 23, 24 de diciembre donde un temporal muy fuerte el ‘Passió” no salió. “Fue una de las poquitas veces que no pudo salir”. La estación marítima estuvo “llena de personas y estuvimos con ellos, dándoles de comer, junto con Cruz Roja”, rememora. “Es esa situación en la que te pones en la piel del pasajero y dices: ‘uy, un día festivo, fuera de tu casa y que te veas afectado, por causas ajenas sí, pero afectado”, cuenta.
Es aquí donde se muestra el personal humano con el que cuenta Baleària, siempre pendientes de los pasajeros, preocupados por su seguridad y su bienestar. “Estuvimos bastante tiempo con ellos, intentando que todo saliera lo más rápido posible y atendiéndolos, porque a mí me gustarían que lo hicieran”, concluye Saucedo.
Esto estaba fuera de su control, pero la naviera ha demostrado contar con una capacidad de respuesta rápida. Así lo asegura Sanz, quien lleva en la compañía desde que empezó a hacer la ruta Ceuta-Algeciras.
El jefe de cabina del ‘Avemar’ también recuerda, en uno de estos temporales de invierno en el que el buque salió, “que tuvo que parar”. La solución fue cambiar de barco, uno que estaba ya preparado con su tripulación. “Nos cambiaron de barco de una travesía a otra. Llegó en 10 minutos, cogimos del nuestro las cuatro cosas necesarias, pasamos el pasaje al otro y salió. Todo en cuestión de media hora”, apunta.
Baleària opera la ruta Ceuta-Algeciras desde 2006 y desde 2010 cuenta con la línea de interés público. Para esta travesía cuentan con dos buques: el Avemar Dos, con 6 rotaciones diarias y una capacidad de unos 837 pasajeros y 150 vehículos, aproximadamente, y el Passió Per Formentera, con 4 rotaciones diarias, una capacidad para unos 500 pasajeros y unos 100 vehículos.
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