El difícil consenso sobre el número de los que embarcaron en la expedición Magallanes-Elcano

Miguel Ruiz Calderón
Cuando alguien interesado en el tema de la primera vuelta al mundo, se acerca al estudio de los pormenores de la expedición , se da cuenta enseguida de que no hay un consenso sobre el número de expedicionarios que participaron en ella. Esto se debe, en gran parte, a que han perdurado diferentes documentos de la época, en que se nos proporciona una cifra y aunque esto sería algo que debiera resolver la cuestión, ocurre todo lo contrario, ya que los documentos no son completamente coherentes entre sí, provocando que cada uno de ellos aporte cifras diferentes.
Martín Fernández de Navarrete, militar e historiador, publicó en 1837 la primera gran recopilación de documentación archivada procedente del Archivo de Simancas y del Archivo General de Indias , siendo así el primer estudio moderno que se hizo sobre la expedición. En dicha recopilación Fernández de Navarrete da una cifra de tripulantes que, desde entonces, veremos repetida en muchas publicaciones, libros de texto, hasta nuestros días: 265 embarcados. En cambio, si acudimos a otras fuentes como el diario de Pigafetta, el italiano que participó en la Armada nos dice que fueron 239. Si enunciamos todas las cifras publicadas encontraremos un extenso y variado abanico que lo único que hace es aumentar la discordancia existente sobre el número de tripulantes. He aquí un muestrario:
Casa de Contratación………… 234 . (cifra inicial contenida en las instrucciones reales)
Fernández de Navarrete…… 265 (historiador del s .XIX)
Antonio Pigafetta……………… 239 (listado en el Archivo General de Indias en Sevilla)
Léonce Peillard…………………. 280 (biografía de Magallanes, 1962)
J.M. Nuñez de la Fuente…… 265 (Universidad de Sevilla ,2017)
José Toribio Medina…………. 269 (historiador chileno ,1920)
Stefan Zweig…………………….. 239 (biografía de Magallanes, 1938)
J.L. de Justo Alpañes…………. 234 (Academia de Ciencias de Sevilla)
Tomás Mazón ………………….. 247 (Investigador, 2017)

La lista oficial de embarcados que se puede consultar en el Archivo General de Indias de Sevilla da un total de 239 tripulantes, pero hay que tener presente algunos detalles que pueden hacer variar los datos originales. Por ejemplo, en Tenerife embarcaron cuatro tripulantes más y bajó uno, Lázaro de Torres, natural de Aracena y que desistió del viaje. Además hay tres nombres que figuran en la lista de fallecidos, que no están relacionados en la de embarcados. Es el caso de Alonso Portugués, muerto cuando la expedición navegaba a la altura de las costas de Chile el 23 de diciembre de 1520. Este marinero no aparece en la lista de embarque pero sí en la de fallecidos. Otro caso interesante es el de Gonzalo Torre que consta en la relación de sueldos que se pagaron a los que volvieron con la nao desertora, la San Antonio, por cierto, fallecido durante el viaje de vuelta a España. Este tripulante no aparece en ningún otro listado.
Por esta razón, no es de extrañar las cifras diversas que se barajan en torno a los marineros que marcharon en la expedición. Probablemente la cifra inicial fueran 239 y luego se amplió hasta 245-247 hombres según los últimos estudios realizados por el investigador Tomás Mazón.
La Casa de Contratación se encargó de reclutar a los 234 tripulantes estipulados en principio. No fue tarea fácil porque ese viaje a lo hasta entonces desconocido, era una empresa larga y arriesgada, que la hacía poco deseable, pero al final se consiguió gracias a las perspectivas de un sueldo garantizado, del que parte iban a cobrar por adelantado.
Magallanes envió emisarios a distintas ciudades andaluzas a fin de pregonar el viaje, los sueldos y los incentivos. No siempre pudieron conseguir los hombres necesarios. En Cádiz fueron 5 los marineros ganados a la causa, en Málaga 1; 2 se alistaron en Jaén y Granada. En Huelva, debió ser por su tradición marinera desde la etapa colombina, se alcanzó la cifra de 31 y en Sevilla, donde se pregonó el viaje en las gradas de la Catedral, en los mercados y en el muelle del Arenal, se enrolaron 23.
Como las cifras eran insuficientes, aun contando los procedentes de otros lugares de España, no hubo más remedio que reclutar a numerosos extranjeros: 24 portugueses, 27 italianos, 16 franceses, 8 griegos, 5 holandeses, 3 alemanes, dos negros y un inglés y otro nacido en Malaca( Enrique, el criado de Magallanes).
La relación de sueldos de un mes (en maravedíes) para la tripulación de la Armada era la siguiente:
Maestre……………...... 3000 (mrv) Toneleros………………. 1500
Piloto……………………… 2500 “ Despenseros………….. 1200
Contramaestre………. 2000 “ Marineros……………… 1200
Carpinteros y herreros… 5 ducados (1875 mrv) Grumetes……………….. 800
Calafates y lombarderos 5 ducados Pajes………………………. 500
Los sobresalientes ( soldados voluntarios) cobraban igual que los grumetes.
Magallanes, acreditado como Capitán General de la Armada: 50.000 maravedíes anuales más 8.000 mensuales.
Como ya hemos indicado más arriba, todos cobraron por adelantado varios meses de su sueldo. Por ejemplo, en la nao capitana, la Trinidad, al maestre genovés Juan Bautista Punzorol se le pagó por adelantado 18000 maravedíes, el importe de seis mensualidades; Francisco Albo, contramaestre y autor del Derrotero de la expedición, recibió el sueldo de 4 meses, 8000 maravedíes. Un lombardero, de nombre Juan Baptista se embolsó 25 ducados (1 ducado= 375 maravedíes) importe de 5 meses adelantados. Un caso curioso fue el de Enrique de Malaca, el esclavo de Magallanes, y beneficiado en su testamento. El tal Enrique, “intérprete de lenguas” cuando se acercaran a las Molucas, cobró por adelantado 4 mensualidades, o sea, 6000 maravedíes, Una cantidad superior a la que cobraba un marinero.
Del Archivo General de Indias (A.G.I.) podemos extraer datos muy reveladores de la relación de sueldos que se pagaron. En algún caso sirvió para esclarecer la identidad del personaje. El ejemplo más significativo es el de Cristóbal de Acosta, que se inscribió como Cristóbal de Jerez, hijo de Juan de Acosta y de Beatriz, vecinos del dicho Jerez; pero como murió cuando regresaba en la nao Victoria, el 9 de junio de 1522, sus familiares, a la hora de cobrar los sueldos que se le debían al difunto, y a instancias del pagador de la Casa de Contratación que les inquirió diversos datos y comprobaciones sobre el fallecido, no tuvieron más remedio que confesar que era portugués. Si solo hubieran llegado a nosotros las listas que se hicieron cuando se reclutó la tripulación, o el tal Cristóbal no hubiera muerto en el viaje, nunca hubiéramos sabido cuál era su nacionalidad porque el susodicho habría cobrado su salario sin tener que dar más explicaciones.