La eterna pesadilla de las madrugadas

Los datos de los últimos diez años ofrecidos por el Ministerio del Interior, ponen de manifiesto -como ya publicamos hace dos semanas-, que la delincuencia en Ceuta ha descendido de manera considerable con respecto a los porcentajes que ofrecen otras autonomías de España. Sin embargo, los sucesos de las últimas semanas están proporcionando un repunte importante que, nuevamente, ha activado la voz de alerta entre los ciudadanos, que observan como prácticamente todas las madrugadas se producen quemas de vehículos y contenedores, a lo que ahora se ha unido los destrozos e intentos de robos de las embarcaciones que se emcuentran en nuestro uerto deportivo.

Ante esta situación, que hay que reconocer que es real, solo cabe activar todos los mecanismo que sean necesarios para en primer lugar, dar con los causantes de estos actos vandálicos y delictivos y, por otro, apaciguar los ánimos de unos ciudadanos que, es evidente, no consiguen conciliar el sueño con máxima tranquilidad, pues no saben si van a recibir una llamada en la que sean informado de que su vehículo ha sido calcinado, le han robado su embarcación o tienen que abandonar la vivienda como consecuencia de uno de los muchos incendios provocados en zonas cercana a domicilios, tal y como ocurría la pasada madrugada en la Avenida de Regulares, donde los vecinos de la primera planta se temieron lo peor ante la quema de contenedores -en dos ocasiones- que puso en riesgo sus propias casas.

Es preocupante que en lo que llevamos de 2022 en Ceuta se hayan calcinado 232 contendores y 201 vehículos y por ello, se hace fundamental la unidad de las administraciones y la máxima coordinación para que esta pesadilla nocturna desaparezca cuanto antes para tranquilidad de todos.

Es cierto que la Policía nacional está realizando diferentes operaciones y los efectivos han sido aumentados durante las madrugadas, procediéndose incluso a la detención de varias personas -la mayoría jóvenes-, pero a la vista está que no es suficiente y por eso, ahora más que nunca, es necesario remar en la misma dirección.