«Es preocupante que ya se está dando el acoso en niños a partir de 7 años, además de un incremento de suicidios»
DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA Y EL ACOSO ESCOLAR
La psicopedagoga Pilar Fuentes explica la importancia de la educación y la prevención por el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, una lacra en la que incluso “la víctima llega a pensar que el acoso es culpa suya”

El primer jueves de noviembre de cada año se celebra el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, incluido el Ciberacoso. Con esto, se busca acabar de una vez por todas con un tipo de violencia, que afecta a la población infantil a nivel mundial y que provoca secuelas psicológicas e incluso suicidios. La psicopedagoga, docente y orientadora del Colegio Concertado Beatriz de Silva, Pilar Fuentes, explica conceptos e intervenciones que se llevan a cabo en este tipo de situaciones, “es importante no confundir este fenómeno con las agresiones esporádicas que puedan producirse entre compañeros, que serán atendidas aplicando las normas establecidas en el Reglamento de Régimen Interior de cada centro educativo”.
Pregunta.- ¿Qué definición nos puede dar de acoso escolar y bullying?
Respuesta.- Se entiende por acoso escolar al maltrato reiterado, psicológico, verbal y/o físico, hacia un alumno o alumnado, producido por uno o más compañeros durante un tiempo determinado. Es importante no confundir este fenómeno con las agresiones esporádicas que puedan producirse entre compañeros, que serán atendidas aplicando las normas establecidas en el Reglamento de Régimen Interior de cada centro educativo.
El acoso escolar o bullying presenta las siguientes características: Intencionalidad: no se trata de un hecho aislado, sino dirigido hacia una persona concreta con la finalidad de convertirla en víctima. Reiteración: se mantiene en el tiempo y la víctima sufre de manera continuada. Desequilibrio de poder: entre las personas participantes y sus relaciones interpersonales. Indefensión: el alumno o alumna acosado suele estar en situación de indefensión. Colectivo o grupal: suele haber varios agresores. Por último, observadores pasivos: terceras personas incapaces de detener dicha agresión.
P.- La Psicopedagogía es la ciencia social que se encarga del estudio de los procesos de aprendizaje y la enseñanza, ¿cómo afecta el acoso escolar al aprendizaje?
R.- El acoso escolar afecta al rendimiento escolar y al proceso de aprendizaje tanto de la víctima como del agresor o agresores. Los acosados suelen sentir frustración y sentimiento de inferioridad con respecto a los acosadores, lo que crea ansiedad y depresión. Esto afecta directamente a su rendimiento escolar, como resultado de la falta de concentración, pérdida de memoria, y falta de atención, dificultando de esta manera su proceso de aprendizaje y, a la larga, le lleva al abandono escolar.
«El ser humano tiende a mostrar la frustración a través de conductas agresivas, en el caso de los niños no es distinto»
En el caso de los acosadores, suele tratarse de individuos con baja autoestima y poca motivación escolar, que se nutren del sufrimiento ajeno para cubrir las carencias que presentan en su desarrollo general. Son alumnos o alumnas que abandonan de manera prematura el aprendizaje en la escuela con frustración y que, en muchos casos, pueden asumir una actitud delictiva. Es por ello que la educación se ve enormemente afectada por el acoso escolar ya que, entre agresores y víctimas, cada año más niños y jóvenes abandonan la escuela.
P.- Es muy importante que los docentes sepan actuar e intervenir. De hecho lo ideal sería establecer una relación o vínculo de escucha y atención a los problemas de cada alumno, ¿qué protocolos existen e intervención cuando se detecta un caso?
R.- Entre profesor y alumno existe, o debe existir, un vínculo de confianza plena tanto en situaciones de aprendizaje como ante aquellas relacionadas con su pleno desarrollo como persona. Sin embargo, el miedo a la venganza, el querer pasar desapercibido… son factores que juegan en contra de este proceso. Generalmente, son los propios alumnos (víctimas) o sus compañeros quienes suelen informar de la situación al profesor. La familia también juega un papel fundamental en este proceso, ya que se convierten en pieza clave para la investigación y posterior intervención en casos de acoso demostrado.
Ante la primera señal de alerta sobre una posible situación de acoso, se comienza en el centro educativo el Protocolo de actuación, documento previamente aprobado por el Claustro y Consejo Escolar, que comienza con el recabado de información por parte de un instructor, que generalmente suele ser un docente del centro, y que será el encargado de llevar a cabo todo el proceso hasta su resolución. Tras la entrevista con los posibles acosadores y presunto acosado, se pueden tomar unas medidas temporales mientras se resuelve el conflicto. Se mantienen entrevistas individuales con todas las partes, en presencia de sus padres o tutores legales en el caso de ser menores, y con estos últimos también, para obtener toda la información posible acerca de las partes implicadas tanto en el centro escolar como fuera de él.
Una vez analizada toda la información obtenida, el instructor del caso será el encargado de la resolución, con medidas que pueden ir desde la vigilancia más exhaustiva por parte del profesorado a las partes implicadas, hasta el cambio del acosador o acosadores de grupo o incluso de centro en los casos más graves.
"Entre niños el acoso es más físico, en niñas el acoso suele ser psicológico"
Todo este proceso requiere de la continua supervisión por parte del equipo directivo, el servicio de Orientación del centro, el profesorado implicado y las familias de los alumnos investigados. La resolución, así como todo el proceso, es comunicado a la Inspección Educativa que se encarga de dar el visto bueno al proceso y a las medidas tomadas, así como a las familias del acosado y acosador o acosadores. Además, el instructor del caso tiene la obligación de mantener el secreto profesional durante todo el proceso tanto para proteger la intimidad de los alumnos implicados como para evitar ser influenciado por opiniones externas al caso.
P.- ¿Cuándo pedir ayuda? Ya sean los padres, profesores, compañeros o la propia víctima.
R.- Esta es la cuestión más complicada de resolver en todo este proceso, ya que difícilmente una persona acosada es capaz de verse a sí misma como tal; por el contrario, tiende a retraerse e incluso culparse por la situación vivida. Son normalmente los compañeros o familiares los que suelen dar la voz de alarma ante estos casos, además de la observación llevada a cabo en el centro escolar.
P.- ¿Hay algún caso activo en el Colegio Beatriz de Silva?
R.- En la actualidad, en nuestro centro no contamos con protocolos de acoso activos. Es cierto que, desde 5º de primaria, trabajamos un Plan de Convivencia con el alumnado que contribuye a la mejora de las relaciones sociales entre iguales y con el profesorado del centro. Aún así, cada día tenemos pequeñas rencillas que son resueltas aplicando las normas recogidas en nuestro Reglamento del Régimen Interior.
En cursos anteriores, hemos aplicado protocolos de acoso que en algunas ocasiones no han resultado ser así. En los casos confirmados, se han tomado las medidas oportunas (cambio de grupo o de centro) acabando así con el conflicto inicial.
P.- La educación es la base de todo, ¿qué papel está tomando el Ministerio en educar en valores que fomenten el respeto y la igualdad para evitar esta lacra del acoso?
R.- Desde el Ministerio de Educación, dentro del plan de formación del profesorado, se ofrece cada año cursos, seminarios y otras formaciones relacionadas con el respeto y el fomento de la igualdad, en la que se tratan estos temas tan importantes en el desarrollo general del individuo. Además, ofrecen a los centros educativos talleres, charlas y sesiones de trabajo con el alumnado.
"Cualquier persona puede ser víctima de acoso siempre que presente cualquier cualidad que pueda resultar peligrosa desde el punto de vista del acosador"
P.- ¿A qué cree que se debe la agresividad en niños?
R.- El ser humano tiende a mostrar la frustración y ira a través de conductas agresivas, y en el caso de los niños no es distinto. Desde bien pequeños, suelen desarrollar rabietas cuando no consiguen lo que quieren, que expresan con gritos, llantos, patadas o insultos, cuando tiene lenguaje; son los medios de los que dispone desde que nace. Cuando este comportamiento no se trata desde su inicio y se corrige como se debe, se van interiorizando como conductas habituales de resolución de conflictos. También la situación familiar tiene gran peso en el desarrollo del menor, llegando a asumir roles que no le corresponden ante las distintas situaciones que contemplan en su día a día.
Para tratar la conducta agresiva es esencial que se establezca una fluida comunicación entre todos los adultos que forman parte de la vida del niño para poder ir ajustando la intervención a las necesidades del menor y de su contexto. Para eliminar el comportamiento agresivo, se deben ir introduciendo nuevas pautas de conducta a aplicar en todo tipo de situaciones para sustituir el comportamiento agresivo por el comportamiento asertivo.
P.- El bullying se puede sufrir en todas las edades, pero, ¿qué edad diría que es la más frecuente en las víctimas? ¿Por qué?
R.- Aunque puede darse a cualquier edad, los resultados indican que la mitad de las víctimas están entre los 11 y los 13 años de edad y que la edad media se sitúa en los 11 años. Pero lo más preocupante es que ya se está dando el acoso en niños a partir de 7 años, además de un incremento de suicidios por esta causa. Sin duda, la sociedad en la que vivimos y los estereotipos a los que nos vemos sometidos desde corta edad tienen gran influencia en los pensamientos de niños y adultos, que en función de la madurez psicológica, pueden afectar en distinta medida.
P.- ¿Existe diferencia en cuanto a sexo en estos casos?
R.- Apenas existe diferencia en cuanto al número de casos se refiere que puedan afectar a niños y niñas, sin embargo, sí son bien distintas las maneras de actuar en cada caso. Entre niños, el acoso es más físico (peleas, insultos…) al ser más impulsivos. En cambio, en niñas el acoso suele ser psicológico (aislamiento, chismes, exclusión social…). Conforme avanzamos en la edad de la adolescencia suelen igualarse los patrones, mostrando agresividad física y verbal, sobre todo.
P.- ¿Hay algún prototipo concreto o patrón de los jóvenes que sufren bullying?
R.- Normalmente, el perfil del acosado suele cumplir un requisito: “ser diferente”, aunque cualquier persona puede ser víctima de acoso siempre que presente cualquier cualidad que pueda resultar peligrosa desde el punto de vista del acosador. Entre ellas: Personas brillantes, capaces, bien valoradas y creativas. Personas vulnerables o depresivas, personas enfermas, discapacitadas, personas que han padecido maltratos físicos o víctimas de violencia doméstica. Personas eficaces y trabajadoras que ponen en evidencia a otras o, por el contrario, que se han negado a participar o realizar ciertas actividades. Personas vulnerables por sus características sociales: inmigrantes, hijos de padres separados o divorciados, pertenencia a religiones o etnias… Personas recién llegadas al centro escolar o cualquier otro ámbito social.

P.- ¿Cómo se puede detectar al agresor? ¿Tiene un prototipo en concreto?
R.- Al contrario de lo que pueda imaginarse, el acosador suele ser un individuo que pasa desapercibido ante los demás, llegando a sorprender cuando se descubre la agresión. En otras situaciones, es evidente por ser individuos con gran impulsividad, alto nivel de agresividad hacia los demás, formar parte de grupos o pandillas peligrosas… Una minoría significativa es psicótica o tiene una enfermedad mental grave; incluso algunos pueden sufrir trastornos de personalidad no diagnosticados.
P.- El problema del bullying es que muchas veces, desgraciadamente, suele ser silencioso. ¿Por qué cree que la víctima lo mantiene en silencio? ¿Y los espectadores?
R.- Generalmente, tanto acosado como acosador suelen mantenerse en silencio porque el miedo a la represalia es mayor que el miedo al propio acoso. Además, el acosador suele amenazar a su víctima a los posibles terceros implicados en la situación. Resulta ciertamente complicado que un niño comente que está siendo víctima de tal hostigamiento porque, en su inocencia, piensa que nadie lo va a comprender y que nadie le puede ayudar.
Frecuentemente, incluso, la víctima llega a pensar que el acoso es culpa suya, por lo que resulta de vital importancia que los padres y docentes posibiliten el acceso a una comunicación sana y abierta en la que el niño se sienta seguro para detallar todo lo que le está sucediendo.
P.- ¿Cómo de importante es acudir al psicólogo en estos casos?
R.- La figura del psicólogo o del psicopedagogo juega un papel fundamental en estos casos, puesto que ambos profesionales disponemos de las herramientas necesarias para afrontar situaciones de este tipo tanto en el centro escolar como en casa. Toda ayuda resulta relevante para solventar los problemas psicológicos que puede ocasionar una situación de acoso en un individuo a cualquier edad.
P.- ¿Está la sociedad, Ceuta en concreto, concienciada?
R.- A pesar de los esfuerzos que en la actualidad hace nuestra sociedad por dar visibilidad a todas las formas acoso que existen, pienso que nos queda mucho camino por recorrer, tanto en la escuela como en las propias familias. Nadie está preparado para enfrentarse a una situación así, ni docentes ni padres, que deberíamos contar con más recursos sobre todo a la hora de detectar posibles casos de acoso, así como medidas de intervención que favorezcan el respeto y la tolerancia entre iguales, a través de la empatía.