Antonio Escobar Huerta (General Escobar) Ceuta 1879-1940 Montjuic, Barcelona General de la Guardia Civil
Antonio José Aparicio Lorenzo de San Juan de la Cruz (Antonio Escobar) nace en Ceuta el 14 de noviembre de 1879, su nacimiento tuvo lugar en la casa de sus padres en la Calle de los Remedios nº 2, eran sus padres don Ramón Escobar Fernández y doña Dolores Huerta

Nota: El sitio donde nació Antonio Escobar, es frente a la puerta lateral de la Iglesia de los Remedios, el nombre de la calle en 1879 era Callejón de los Remedios, no es la casa que actualmente existe, esta fue construida en 1928, a dicho callejón se le dio en 1913 el nombre de teniente Arrabal en homenaje al teniente ceutí Baldomero Arrabal Martos de la Policía Militar, muerto en ese año en los montes de Ceuta durante la guerra de Marruecos.
Algunos datos de don Ramón Escobar:
Don Ramón Escobar, padre de Antonio, en 1890 tenía la graduación teniente del Regimiento de Murcia Nº 37, siendo promovido a capitán, pasando al Regimiento San Marcial Nº 46.
El 15 de febrero de 1898, estalló en la bahía de La Habana, Cuba, el buque acorazado americano USS Maine (ACR-1). De la explosión los norteamericanos culparon a España, cosa que nunca quedó clara, el día 25 de abril los Estados Unidos declararon la guerra a España.
Don Ramón Escobar estaba destinado en Cuba, cuando ocurrieron los hechos, participando en el conflicto como comandante del Regimiento Asia Nº55, interviniendo en los combates de la Loma de San Juan, Santiago de Cuba, el 1º de julio de 1898, donde resulto gravemente herido falleciendo tres días después.
El Regimiento Asia Nº 55 sería disuelto en 1931.
Pasamos a su hijo, Antonio Escobar Huerta:
Antonio Escobar inició su carrera militar como voluntario a los 17 años de edad en la 1ª compañía del 2º batallón del Regimiento de Infantería Mallorca, estacionado en Valencia en 1895, donde juró bandera en diciembre de este año. Durante 1896 obtuvo dos ascensos, en marzo a cabo 1º de compañía y en octubre a sargento.

Con motivos de la guerra de Cuba, tropas en las que iba Antonio Escobar embarcaron en Barcelona para las islas Canarias el 5 de abril de 1898. Dichas tropas llegaron a Las Palmas el día 9 llevando órdenes de guarnecer y fortificar la isla. Las tropas reembarcaron de regreso rumbo a Valencia a finales del mes de agosto, llegando el 2 de septiembre.
Al haber muerto su padre en el campo de batalla, fue admitido en el Colegio Preparatorio Militar de Trujillo, donde estuvo un año.
En diciembre de 1899 ingresó en el Colegio del Instituto de la Guardia Civil, donde permaneció hasta 1901, fecha en la que como 2º teniente de la Benemérita fue destinado a Valencia. En su nuevo destino, mandó la línea de Sagunto hasta junio de 1902 y gracias a las medidas tomadas por él, fueron detenidos los autores de un asesinato cometido a finales de marzo. Su actuación le valió la felicitación del coronel subinspector del Tercio, cuatro meses más tarde se integró en el 14º Tercio de Guadalajara y en agosto pasó a la 7ª compañía, encargándose de mandar la línea de Tendilla. A finales de año cambio nuevamente de destino integrándose a la 5ª compañía de Ávila, mandando la línea de Barraco.
Escobar participó de forma muy activa en sofocar los disturbios habidos en el pueblo de Hoyocasero (Ávila) durante el año 1904 y antes de finalizar el año obtuvo el ascenso a primer teniente. Llegado 1906, se integró en la Comandancia de Madrid y allí permaneció largos años, mandando las líneas de Torrelavega y Villa del Prado sucesivamente, para pasar dos años más tarde al mando de la línea de Navalcarnero. En este último destino recibió la felicitación del rey Alfonso XIII por las medidas tomadas para el correcto desarrollo del concurso de aviación entre Madrid y París. El 22 de agosto de 1917, inserto en la 1ª Compañía de Madrid, nuevamente el rey volvió a felicitarlo por sofocar los altercados producidos durante la huelga general.
Finalmente, sus servicios le valieron la concepción de la Cruz de San Hermenegildo en 1921. En esta misma época, un guardia de 2ª, acusado de disparar con su fusil y causar la muerte a una persona, lo eligió como su defensor. Antonio Escobar no podía imaginarse que en 1940 sería él quien se sentaría en el banquillo de los acusados. (La guerra civil en Castilla la Mancha, 70 años después: actas del Congreso)
En 1923 fue ascendido a comandante segundo jefe de la P.M. del segundo Tercio de la Guardia Civil, siendo destinado primero a la comandancia de Toledo, más tarde a la de Ciudad Real.
A principios de 1931 fue destinado como primer jefe a la comandancia de León. En abril de este año obtuvo el empleo de coronel de la Guardia Civil. Más tarde, destinado en Madrid, en 1936 fue nombrado para la Comisión Interministerial de Honores, donde permaneció hasta el 26 de abril de 1936. Fecha en que fue destinado a Barcelona.
La guarnición de Barcelona en 1936:
La guarnición de la plaza de Barcelona en julio de 1936, estaba compuesta por dos regimientos de infantería, dos de caballería, dos de artillería, un grupo de información artillera, un batallón de zapadores, un grupo divisionario de intendencia, un destacamento del Depósito Central de Remonta, un Centro de Movilización y Reserva, la Caja de Reclutas, los servicios auxiliares correspondientes a los Cuarteles Generales de la IV División Orgánica, de la VII Brigada de Infantería, de la II Brigada de Caballería y de la IV Brigada de Artillería.
La Guardia Civil contaba con dos Tercios y de una Comandancia de Caballería al mando del general Aranguren, y al frente de uno de los Tercios se hallaba el coronel Antonio Escobar. El coronel José Brotons tenía a sus órdenes el III. Tercio.
Al mando supremo de todas estas fuerzas se hallaba el general de Brigada del Arma de Infantería Francisco Llano de la Encomienda. Nacido en Ceuta en el mismo año que Escobar.
Al iniciarse la guerra civil el 17 de julio de 1936, aunque católico hasta lo máximo (tenía una hija y una hermana monja adoratriz) conservador, se mostró fiel a su juramento al gobierno de España.
Puesto a las órdenes del presidente de la Generalidad, Lluis Company, al estallar la sublevación, siempre considero un error que no se desarmara a las milicias anarquistas tras el fracaso de la sublevación y que se le dejara acampar a sus anchas, y se hicieran con el control casi total de la ciudad de Barcelona. La quema de conventos y el asesinato de religiosos que siguieron al fracaso de la sublevación le afectaron profundamente. Salvó del fusilamiento al cardenal arzobispo de Tarragona, Francisco Vidal Barraquer.
Se da la circunstancia que Antonio Escobar tenía dos hijos que durante la guerra civil estaban cada uno en un bando. El menor de los hermanos, José Escobar Valtierra perteneciendo a la vieja guardia de la Falange Española, sería recompensado por José Antonio Primo de Rivera en 1934 con el “Aspa de Oro” por expediente nº 22 de recompensas a la Falange de Madrid, confirmado por fecha de 18 de junio de 1935. Posteriormente, ya en el ejército como teniente de infantería, fallecería en la batalla de Belchite (24 de agosto al 6 de septiembre de 1937).
Por desgraciada coincidencia para el coronel Escobar, su hijo mayor Antonio, teniente del ejército republicano, luchaba en la misma zona de Belchite donde murió su otro hijo José.
El 29 de agosto de 1936, la Guardia Civil había pasado a denominarse Guardia Nacional Republicana (GNR), al mando del general José Sanjurjo Rodríguez.
Debido a la confianza que había puesto en Escobar el presidente Manuel Azaña, quedó incorporado al Ejército del Centro, participando en septiembre de 1936 en los combates de Talavera de la Reina y Navalcarnero, con el fin de que las tropas sublevaran no se acercaran a Madrid. Durante esos combates fue herido grave en la Casa de Campo, permaneciendo en recuperación varios meses parte de ellos en el Santuario de Lourdes, en Francia, con permiso expreso del presidente Azaña. A pesar de haberse podido quedar en Francia, regresó a territorio republicano continuando a las órdenes del Gobierno. Al restablecerse, por Decreto del 5 de mayo de 1937, fue nombrado Delegado de Orden Público, aunque dimitió del cargo diez días más tarde.
Decreto del 28 de junio de 1937/ Nombramiento Antonio Escobar
De acuerdo con el Consejo de Ministros y a propuesta del de la Gobernación.
Vengo a conceder a dicho Coronel el ascenso a General de la Guardia Nacional Republicana, con la antigüedad del diez y ocho de julio del año anterior y efectos administrativos a partir del día primero del mes próximo.
Dado en Valencia a veintiocho de junio de mil novecientos treinta y siete.
Manuel Azaña.
El 19 de octubre le fue asignada la Jefatura del Ejército de Extremadura. Durante los meses siguientes se dedicó a reformar la estructura y organización interna que había quedado muy mal después de los combates durante el Cierre de la Bolsa de Mérida en junio de 1938.
El 27 de diciembre de 1938, el “Diario Oficial del Ministerio de Defensa Nacional”, publicó la siguiente circular:
Disponiendo que el General de la disuelta Guardia Nacional Republicana D. Antonio Escobar pase a la escala del Estado Mayor del Ejército.
En enero de 1939, Escobar dirigió la ofensiva de Valsequillo, la última ofensiva emprendida por el Ejército Popular de la República. Si bien las tropas bajo su mando lograron recuperar amplios territorios y poblaciones, esta operación no consiguió influencia alguna en el desarrollo de la guerra. La acción republicana empezó a desgastarse y la moral de la tropa cayó en picado. El mal tiempo y el mal equipamiento de los soldados (que en algunos casos iban faltos de armamentos y uniformes). El propio general Escobar está físicamente agotado y se muestra hastiado ante el eternizamiento de los combates sin que prospere ninguno de ellos, así como a la elevada pérdida de vidas. A comienzos de febrero las tropas republicanas se repliegan a sus posiciones de partida y la operación se convierte en un fracaso del Ejército Popular de la República, al que hay que añadir la caída de Cataluña, por aquellas mismas fechas. Después de este fracaso militar, se convenció definitivamente de la inutilidad de continuar la guerra, como otros militares del Ejército Popular. (Wikipedia)
Zona Republicana, 16 de enero de 1939.
En el aeródromo de Los Llanos, Albacete, tiene lugar una reunión de los jefes militares republicanos con Negrín. Están presentes, entre otros, los generales Miaja, Matallana, Escobar, Menéndez y Bernal, junto con los coroneles Moriones y Casado y los representantes de la Armada y de las Fuerzas Aéreas, el almirante Buiza y el coronel Camacho, respectivamente, todos, salvo Miaja, entienden que la guerra está pérdida y que se hace ineludible la negociación de una salida. Sin embargo, Negrín considera inaceptable las condiciones impuestas por Franco y zanja la reunión sin tener en cuenta las consideraciones de la mayoría de los jefes militares. El 5 de marzo el coronel Casado se subleva contra el gobierno de Negrín haciéndose con el poder en la mayor parte de la España republicana.
Escobar se unió al golpe de Estado del Coronel Casado para deponer al Gobierno Negrín y negociar la paz con Franco, teniendo una participación activa en la represión de los comunistas en Ciudad Real.
El 11 de marzo gran parte de los mandos y responsables políticos comunistas son arrestados en Madrid por fuerzas de Casado, entre ellos los coroneles, Barceló, Bueno y Ortega, el Comisario Conesa, Ascanio, Poveda, Diéguez, Cobo y Gloria. El final de la confrontación deja cerca de doscientos cincuenta muertos y el Consejo Nacional de Defensa como máxima autoridad de España republicana, después de que los generales Escobar, Meléndez y Moriones hayan reducido los núcleos comunistas en Extremadura, Levante y Andalucía. (La guerra civil española día a día /Jesús de Miguel y Antonio Sánchez).
El 29 de marzo las tropas se rindieron al general Franco, Escobar rinde sus tropas al general Yagüe en Ciudad Real (Cuartel General del Ejército de Extremadura), Aunque este le ofrece una avioneta para huir a Portugal, pero el general Escobar no huye, prefiere compartir la suerte de sus tropas.
A la propuesta de huir contesto Escobar:
“No me voy. Me he limitado a cumplir con mi deber. No he hecho nada malo” ¿Le parece poco el haber perdido la guerra? Le contestó Yagüe. Escobar respondió “las guerras hay que saber perderlas”. ¿Pero no sé si nosotros sabremos ganarlas? Terminó con rotundidad el general Yagüe. (RAE. Francisco Alía Miranda)
Existe otra versión, el general Escobar marchó a Valdepeñas. Allí recibió la llamada del general Yagüe. Sin ponerse al teléfono, rechazó la oferta de Yagüe para viajar a Valencia y partir en algunos de los barcos preparados para el efecto, ordenando el comandante militar, Francisco Cano, que le transmitiera su intención. “Conteste a Yagüe que yo no temo a nadie ni a nada y que me voy a Madrid, en donde me quedaré”.
El día 7 de junio fue enviado a la capital de España, pasando, una vez allí, por las cárceles de San Antón y de El Cisne.
Las tropas iniciaron el 26 de marzo de 1939 la última operación bélica contra la República de la guerra civil, que denominaron “Ofensiva de la Victoria”, sería una marcha triunfal donde no encontraron resistencia. Las principales autoridades y líderes políticos de izquierda habían abandonado el país (Manuel Azaña, Indalecio Prieto, Santiago Carrillo, Juan Negrín y Largo Caballero) al igual que los mandos militares (Miaja, Casado y Rojo), por lo que la República estaba desmantelada. Habrá muy pocos que se queden en España cumpliendo con sus responsabilidades, entre ellos el socialista Julián Besteiro y Melchor Rodríguez, último alcalde de Madrid durante la guerra: el general Escobar, único del Ejército Popular que estuvo en su puesto hasta el final, y el coronel Manuel Cascón, jefe de la aviación republicana, que hizo entrega de los aviones que tenía la República tras la rendición. (Infoaguilas)
El general Escobar fue sentenciado a muerte. A pesar de que altos dignatarios de la Iglesia Católica, como el Cardenal Segura, así como el Vaticano, solicitaron su indulto. El general Franco no cede y el coronel Escobar (no se le reconocieron los ascensos durante la guerra en el bando republicano) fue condenado.
El 8 de febrero de 1840 acompañado de su hijo Antonio y de algunos compañeros, escucha misa, confesó y comulgó, en la capilla del castillo de Montjuich. Rumbo al paredón sintió el frío de la madrugada barcelonesa, su abogado defensor lo percibió y se ofreció ir a buscarle un abrigo. Gracias “Sí que me lo traigan, porque no quiero que nadie pueda confundir el temor del frío con el temblor del miedo” (P. Donaire Leal , en Historia 16 nº 92 p.31). Frente al paredón se arrodilló, y crucifijo en mano, exclamo “Hasta aquí el general, ahora el cristiano>> (Mª Teresa S. Roca >” La Guerra Civil en Castilla La Mancha, 70 años después. Actas del Congreso).
Escobar al ocupar su puesto frente al piquete dijo al oficial que lo mandaba “Usted dará las órdenes preventivas y yo la ejecutiva, dispararan cuando yo bese y levante sobre mi cabeza el crucifijo que llevó en las manos”.
Un militar puede morir fusilado de formas muy diversas, no es lo mismo que el enemigo, reconocido su valor, le permita morir de uniforme y siendo él mismo quien dé la orden de disparar o que sea su propio ejército quien lo condene y que antes de fusilarle lo degrade arrancándole los galones. Él iba a morir vestido de paisano, pero había logrado variar el significado del acto, el oficial iba a dar órdenes al piquete hasta llegar al “apunten”, pero la decisiva, “disparen” la daría él besando el crucifijo. Así moriría como deseaba morir, como un jefe mandando a sus hombres. (Barcelona, Castillo de Montjuic)
Antonio Escobar fue fusilado en los fosos de Montjuic el 8 de febrero de 1940. Los cincuenta Guardias Civiles en fila de a tres, presididos por una banda de tambores y trompetas, desfilaron ante el cadáver, rindiéndole los honores reglamentarios.
Después de la inauguración del Valle de los Caídos, Antonio Escobar Valtierra el hijo mayor del general, solicitó que se trasladaran los restos de su padre, enterrado en el cementerio de Montjuic, y el de su hermano José Escobar Valtierra teniente que lucho en el lado de Franco, fallecido en la batalla de Belchite, se autorizó exclusivamente el traslado de los restos del hijo menor del general, los restos de Antonio Escobar siguen en el cementerio de Montjuic en Barcelona.
Testimonio de Rafael Cid (periodista y analista político)
El coronel Escobar vivió dos guerras. Una en las tierras y calles de España. Otra, en sus entrañas, ante el desgarro que le producía contemplar el enfrentamiento entre la República y la Iglesia católica. Uno de los momentos morales más críticos de su vida se produjo a raíz de la toma del Convento de las Carmelitas en la Ciudad Condal, donde se habían hecho fuertes un grupo de oficiales sublevados. Escobar y sus Guardias Civiles, tras un corto asedio, lograron la capitulación de los rebeldes. El general cristiano dio su palabra al jefe de los sublevados que se respetarían sus vidas. Sin embargo, cuando los amotinados abandonaron la misión escoltados por dos filas de guardias, la multitud rompió el cordón de seguridad y comenzó a atacarles con ferocidad. Escobar luchó con todas sus fuerzas para rescatarlos.

En el forcejeo rompió el bastón de mando sobre las espaldas y cabezas de las turbas. Fue inútil, el populacho arrancó de sus manos a los rehenes y los linchó. Abatido, el jefe de la Benemérita se arrodilló ante el cuerpo sin vida del jefe de los militares rebeldes. Todos quedaron sobrecogidos ante la escena. El coronel Escobar, de hinojos, lloraba desconsoladamente mientras pedía a gritos perdón a las víctimas.
Testimonio de Pedro Donaire Leal (capitán y maestro sevillano, compañero de cautiverio de Escobar)
Sucesos revolucionarios de mayo de 1937 en Barcelona: Impulsado por su sentido del deber y su valor frío, se dispuso a tomar su automóvil, siguiéndole, lógicamente, su ayudante, al que ordenó: “No; usted se queda aquí porque no es necesario que se exponga. Yo sí. Ya le llamaré oportunamente”.
Escribe Manuel Azaña, en sus memorias, correspondientes al 19 de enero de 1937.
Le hirieron. Estaba en Barcelona cuando la insurrección de mayo, y nombrado jefe de Orden Público en las circunstancias que ya he contado, le hirieron gravísimamente, y aún no está restablecido. La bala le tocó la columna vertebral y se sostiene de pie difícilmente a consecuencia de una paraplejía. Es un valiente y un hombre leal. Diciéndole cuánto lamentaba el grave percance de su herida, contesta: “Si hubiera podido entrar en funciones, las cosas hubieran ido de otra manera. Se habría sofocado todos en pocas horas”. Es lo que yo me figuraba. ¡Cuánto se perdió en aquel accidente! Le he dicho las palabras de aliento y felicitación que se merece. (Testimonios)
Franco no vaciló en cumplir la sentencia a pesar de ser un hombre profundamente católico y de los intentos del Vaticano y del Arzobispo de Sevilla, cardenal Segura, por salvar su vida (“Piense usted, mi general.--decía el Primado en su escrito al Generalísimo.—que si fusila a Escobar no fusila a un hombre, fusila a un santo”). Tampoco valieron de nada las súplicas de algunos de los generales victoriosos; ni los ruegos de su hija y de su hermana, monjas adoratrices; ni siquiera la sangre de uno de sus hijos, muerto en Belchite luchando contra la República. (Francisco Alía Miranda, Historiador. Real Academia de la Historia)