El agua más que para beber, un efectivo analgésico para las embarazadas en el parto
DÍA MUNDIAL DEL AGUA / SALUD
“Un parto con agua caliente es muy similar a ponerse una epidural”, defiende el doctor Luciano Rodríguez Díaz, especialista en Obstetricia y Ginecología

El principal uso que hace el ser humano del agua es para beber, la necesita para mantenerse hidratado, vital para la supervivencia. Pero no es el única función que tiene el líquido para las personas. Se necesita agua para cocinar para la agricultura y, también, es un medio eficaz contra el dolor. Una bolsa de agua caliente allí donde hay dolor es un remedio casero que siempre está al alcance de la mano.
Una de las aplicaciones menos conocidas del agua como analgésico es en las embarazadas, tanto durante los nueve meses antes del parto como en el propio alumbramiento. El doctor Luciano Rodríguez Díaz, especialista en Obstetricia y Ginecología, apasionado de la hidroterapia en embarazadas y promotor de que los hospitales cuenten con duchas para el proceso del parto, lo explica: “Está más que evidenciado los beneficios que trae a las mujeres embarazadas hacer actividad física dentro del agua. Se mueven mucho mejor y eso repercute en, por ejemplo, dormir más, menos dolor de espalda, mejor tensión etc. En definitiva, se sienten mucho mejor, está claro que la actividad física en la embarazada es necesaria”.
“También —indica el facultativo—, facilita el proceso de parir y la recuperación posterior”. La hidroterapia en el parto puede ser tanto una ducha cuando se está empezando a dilitar o darse un baño. “Hay muchas mujeres que se duchan con agua caliente durante el parto, eso hace que evidentemente el dolor disminuya. Las mujeres que tienen muchas contracciones lo soportan mejor. Hay hospitales que van más allá y disponen de bañeras de parto con agua caliente. Eso es muy similar a ponerse una epidural prácticamente. Hay mujeres que llegan a parir dentro del agua”, explica como es una práctica más extendida de lo que se piensa. En Ceuta, la opción de darse una ducha con agua caliente para disminuir los dolores durante la dilatación sí que está disponible y se usa con asiduidad, aunque no la bañera. “El agua caliente es el mejor alivio que hay a cualquier dolor y en las emabarazdas, muchísimo más”, insiste.
Estos partos dentro del agua, “son menos dolorosos y sin ningún tipo de riesgo”, añade Rodríguez. Siempre y cuando los sanitarios que asisten el alumbramiento puedan realizar sus funciones sin trabas. “Hace falta que sean partos de baja intervención, que no requieran un control estricto y continuado del latido fetal. Si alguno de los dos tiene una patología que requira de monotorización, estos no se pueden meter debajo del agua. Sí que podemos escuchar el niño de forma puntual, entonces siempre tienen que ser partos de bajo riesgo”, explica.
“El agua se puede usar dentro del paritorio para ducharse, pero si es de cierto riesgo no se puede tener a una mujer metida en una bañera”, aclara al margen de lo trabajoso que puede llegar a ser, porque por los beneficios que aporta merece la pena. De hecho, cada vez es una práctica más extendida. “En los nuevos paritorios que se están creando se añaden bañeras de parto, se está dando esa posibilidad a las mujeres”.
También apunta sobre la importancia de en los meses de embarazo seguir hidratandose como es debido por la “hipotensión (tensión baja)”, aunque “es verdad que cada persona tiene una cantidad de agua concreta, pero siempre debe estar entre un litro y medio y dos litros”, concreta.