“Es fundamental un sistema de asistencia sanitario público y accesible para todos”

CCOO: “Nuestros directivos tienen que optar por una asistencia sanitaria de calidad, y no de cantidad; y proporcionar condiciones de trabajo dignas”

4211_ccoo-cartel-entrada
4211_ccoo-cartel-entrada

La OMS celebra este 7 de abril de 2023 su 75.º aniversario, con el lema Salud para todos, y con el reto de fortalecer la Atención Primaria para estructurar sistemas de salud resilientes. Salud para todas las personas, es un llamamiento a reivindicar el derecho a la salud, como un derecho humano básico, y a reafirmar el compromiso con la atención primaria como piedra angular de los sistemas de salud, con el objetivo de conseguir de sistemas de salud sostenibles y resilientes, y el acceso universal a la salud.

Nuestra Constitución, en su artículo 43, consagra el derecho a la salud. Sin embargo, en realidad lo que garantiza es el derecho a unas prestaciones sanitarias porque la salud en sí no puede asegurarse, por mucho que nuestra Ley Suprema reconozca el derecho a su protección. No nos engañemos, los seres humanos no tenemos capacidad alguna para disponer a nuestro antojo o decidir sobre la salud de nadie. La Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de Ceuta explica que “lo que sí podemos garantizar y proteger, es la existencia de un derecho a prestaciones sanitarias, a la asistencia sanitaria requerida para recuperar o mantener la salud. Y es aquí donde es fundamental la existencia de un sistema de asistencia sanitario público y accesible para todos, en condiciones de igualdad, y que no dependa de nuestra capacidad económica”.

El derecho a la protección de la salud se articula tanto a nivel de medidas preventivas, educación sanitaria, alimentación, servicios sanitarios, prestaciones farmacéuticas, etc. tendentes a procurar la curación, a conservar o restablecer la salud. En todos estos niveles está presente la Atención Primaria, la puerta de entrada de nuestro sistema sanitario, cuyo fracaso genera un efecto dominó que afecta a todo el sistema sanitario. Un sistema de salud basado en la atención primaria de salud orienta sus estructuras y funciones hacia los valores de la equidad y la solidaridad social, y el derecho de todo ser humano a gozar del grado máximo de salud que se pueda lograr sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social.

Nos quejamos, y muchas veces con razón, de las deficiencias actuales de nuestra Sanidad Pública, pero no debemos olvidar que, al menos unos 3600 millones de personas en el mundo, es decir, la mitad de la población mundial, sigue sin disfrutar de una cobertura plena de servicios de salud esenciales.

Ha costado mucho conseguir nuestro sistema sanitario público, uno que llega a cualquier ciudadano cuando está enfermo (tenga o no cartera abultada), como para que lo tiremos por la borda. Esto no significa que la sanidad sea gratuita. No, la sanidad no es gratis para el conjunto de la sociedad española. Nuestro Estado social y democrático de derecho, haya optado por un sistema de protección social en donde el Estado (todos nosotros) asume la carga económica de quien no puede realizar aportaciones económicas para sostener el sistema sanitario. Tener muchos medios materiales y humanos 365 días al año y las 24 horas de cada uno de esos días, a disposición de los ciudadanos que lo necesiten, tiene un precio, y este precio lo pagamos todos con nuestros impuestos. La cuantía de la financiación sanitaria queda fijada en los presupuestos generales del estado, y si esta financiación no es la suficiente, tendremos un sistema sanitario débil, que fracasará ante cualquier dificultad. Esto es lo que debemos evitar, y concienciar a nuestros dirigentes que invertir en salud es necesario, y rentable a largo plazo.

Cuando fracasa la sanidad pública, el que tiene medios económicos suficientes, puede recurrir a la sanidad privada. Pero, ¿qué pasa con quien no puede asumir este coste?. No podrá acceder al mismo nivel de protección de su salud, no podrá trabajar y contribuir al sostenimiento económico, sus hijos tendrán más problemas para acceder a una educación profesionalizante, y se generaran bolsas de pobreza y exclusión. Quizás pensarán muchos que el deterioro de la Sanidad Pública no va con ellos, que ni tienen ni van a tener problemas, puesto que se pueden pagar un seguro privado, y con dinero se consigue cualquier cosa. Pero están muy equivocados, no sólo porque el nivel económico de cada uno puede variar drásticamente por cualquier motivo, sino porque el nivel de calidad de la sanidad pública a todos nos afecta y debe importarnos, y no sólo desde el punto de vista del tejido productivo. La salud de nuestros conciudadanos repercute en la nuestra.

Por poner un ejemplo ilustrativo, si, como pasaba en el siglo XIX, hay un sector de la población que padece tuberculosis, favorecida ésta por sus condiciones de vida y hacinamiento, ¿acaso se libraba el pudiente decimonónico de su contagio?: la respuesta ya la sabemos; no. Las enfermedades no entienden de clases o cuentas bancarias, y muchos descubren (tarde) que todo su dinero no puede comprarle ni un minuto más de vida. Recientemente, la pandemia COVID nos ha demostrado, una vez más, que la Salud es global.

No sólo hay que proteger la salud individual de cada uno, sino que desproteger el medio ambiente, y olvidarnos de países, sociedades, o estratos sociales menos favorecidos, repercutirá negativamente en nuestra salud. Por ello y porque ha supuesto un camino largo para evitar las desigualdades sociales, para lograr una más y mejor salud global, que a todos nos beneficia, debemos cuidar nuestro sistema sanitario. Cuántas pandemias y desastres debemos sufrir para entender que hay sólo UNA SALUD que proteger, y que sólo un Sistema público puede lograrlo .

Tal y como destaca la OMS, poner el foco en la Atención Primaria ha sido y sigue siendo un elemento central en las iniciativas de fortalecimiento y transformación de los sistemas de salud, promoviendo la participación de todas las instancias gubernamentales y de la sociedad, y combinando tres componentes: políticas y medidas multisectoriales; capacidad de acción y decisión de personas y comunidades; y servicios de salud integrados y centrados en la atención primaria. Si falla la Atención Primaria, todo el sistema se resiente y termina claudicando. Se hace urgente una inversión global en nuestra sanidad, y muy especialmente en Atención Primaria.

Debe haber un número adecuado de profesionales sanitarios para atender las necesidades de usuarios y pacientes, y estos profesionales deben disponer de tiempo suficiente para atenderlos. ¡Ojo!, que digo atender, que no ver, que es lo que pretenden nuestros políticos con las agendas que nos imponen. Nuestros directivos tienen que optar por una asistencia sanitaria de calidad, y no de cantidad; y proporcionar condiciones de trabajo dignas, que eviten la fuga de profesionales. Porque son las condiciones de trabajo las que hacen que nuestros sanitarios, sobre todo facultativos, abandonen el INGESA, a pesar de su mejor nivel retributivo. No se puede pretender mantener la misma asistencia sanitaria con muchos menos profesionales, a costa de sus vidas privadas o su derecho al descanso.

Hemos visto cómo nuestro sistema sanitario se resiente y resquebraja tras el embate de la pandemia COVID, y hemos contemplado una sangría constante de profesionales de la salud. En la pandemia se aplaudía a los que ponían en peligro sus vidas por cuidar nuestra salud. Ahora es el momento de luchar con uñas y dientes por nuestra Sanidad Pública, y obligar a nuestros dirigentes a cumplir de verdad con la protección de la Salud que nuestra Constitución consagra.

También te puede interesar

Lo último

stats