«Hemos estado al borde del colapso con la primera huelga, la de los letrados de la administración de Justicia»

XII JORNADAS JURÍDICAS

Francisco Baena, abogado y numerario de la Real Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia, cerrará hoy las Jornadas Jurídicas con su ponencia sobre ‘El acusado en el juicio oral, algunas asignaturas pendientes’

FOTO: CEDIDA
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“Viejo asistente a las Jornadas Jurídicas de Ceuta”, Francisco Baena, abogado y numerario de la Real Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia, cerrará este viernes las XII edición de esta cita que reúne en la ciudad autónoma a las principales autoridades jurídicas de España. En su conferencia, ‘El acusado en el juicio oral, algunas asignaturas pendientes’, hablará sobre la importancia que tiene este momento dentro del proceso judicial. En una entrevista concedida a EL PUEBLO, pide “un poquito de sensibilidad” al Gobierno para tratar de solucionar el conflicto con la administración de la Justicia que va camino de su segunda huelga con el funcionariado e, incluso, la tercera de los jueces.

• Pregunta.- Es un veterano de las Jornadas Jurídicas de Ceuta, ¿qué suponen en el mundo jurídico?

Respuesta.- Por mi trayectoria como abogado y como académico, suelo acudir a bastantes congresos jurídicos y de verdad, sin adulación a la ciudad de Ceuta y a las personas que la rigen, sinceramente sigo entendiendo que son las jornadas mejor organizadas. Todos los ponentes son de primera línea. Soy un profundo admirador, y con ello mi tributo de respeto y felicitación a Fernando Tesón que saca tiempo de la siempre difícil y compleja tarea de impartir justicia. Sé que le dedica horas y horas a la organización de este congreso que lleva el nombre de Ceuta por todo el mundo jurídica.

P.-¿Qué destacaría de ellas?

R.- Fundamentalmente, la alta calidad y cualificación doctrinal y científica de los ponentes que acuden a Ceuta. Es difícil de comprender cómo cada año es mejor, Fernando se supera en traer a los mejores oradores en materias jurídicas muy diversas. Es de agradecer. Es un honor que te inviten a ir este evento, y me consta que para otros ponentes que acuden a esta cita también,

P.- Este viernes hablará sobre ‘El acusado en el juicio oral, algunas asignaturas pendientes’, ¿qué parte del proceso jurídico es? ¿Cuál es su importancia?

R.- El juicio oral, lo dicen los más inminentes procesalistas españoles y además el Tribunal Supremo, es el momento más importante del proceso. Es decir, la culminación del método que el Estado tiene para reprochar a los ciudadanos que han cometido un delito y lo juzgan respetando todos sus derechos. Es el momento supremo es el juicio oral, donde rige el principio de la contradicción entre acusaciones y defensas en búsqueda de la verdad material. Y la verdad material nada más que tiene dos polos: si hay pruebas de la autoría, hay que condenarlo; pero si no hay pruebas o existen dudas, hay que absolverlo. Son las dos caras de la moneda de lo que supone el proceso penal y que se dilucida en ese momento supremo y último que es el juicio oral

P.- ¿Es el momento clave?

R.- Es cuando, dicho vulgarmente, el acusado se la juega todo. No echando una moneda al aire, pero sí pudiendo oír los reproches y las pruebas que los justifican y poderse defender con la ayuda articulada de la defensa técnical que ostenta el abogado. No hay momento más importante que el juicio oral.

P.- Y, ¿cuáles son esas lagunas?

R.- Mi conferencia es una reflexión de lo que yo llamo asignaturas pendientes que todavía tenemos en el juicio oral. El derecho es algo vivo, y el derecho procesal, más todavía, y los derechos procesales, aún más todavía. La reflexión se centra en tres momentos pendientes en relación con el juicio. Primero, dónde situamos al acusado cuando se celebra un juicio. ¿Lo ponemos, como todo el mundo sabe, ahí en la soledad del banquillo, mirado por todos? Yo diría que de alguna manera se lo esta estigmatizando anticipadamente. El banquillo tiene un aroma de que el que está ocupándolo es culpable y eso no es cierto porque hay una presunción de inocencia.

P.- ¿Se refiere al lugar físico en el que se coloca el acusado?

R.- Eso es, ese banco que hay en medio de sala. El banquillo. El que se sienta en él, mientras que no haya una sentencia, es presuntamente inocente. Esa es la grandeza que tiene la presunción de inocencia que nuestra Constitución reconoce y proclama en el artículo 24.2 de la misma.

P.- Y, ¿el segundo punto de reflexión?

R.- Cuándo debe declarar el acusado, ¿al principio como se viene practicando desde la Ley de Enjuiciamiento criminal? Yo entiendo que no, estoy en esa corriente que considera que el mejor respeto al derecho de la defensa del acusado es que declare al final de las intervenciones que se producen en el juicio, cuando ha oído todas las pruebas que hay en su contra. Finalmente, hago un análisis crítico del derecho a la última palabra. Cuando termina el juicio, ya se han expuesto las pruebas y los informes de las partes, el presidente le pide al acusado que se ponga de pie y le invita con una ceremoniosa palabra, ‘¿tiene usted algo más que decir?’. Y ahí el acusado puede hacer lo que se llama su autodefensa. Estas tres columnas son las que entiendo que suscitan y deben merecer la atención de todos los que nos dedicamos al mundo del Derecho.

P.- Uno de los problemas más acuciantes es la huelga del funcionariado de Justicia, ¿cómo lo valora? ¿Haysolución al conflicto?

R.- Tengo que empezar por unirme a las demandas que los funcionarios de la administración de Justicia vienen realizando. La auténtica cenicienta de este país se llama la Justicia y sus servidores, empezando por el primer juez y terminando por el último funcionario de la administración. No hay derecho la penuria en que está llevando a cabo, el arma más importante que tiene es el Estado es impartir Justicia en las condiciones, insisto, de penuria que se venimos presenciando. Dicho esto, creo que todo lo que sea invitar a las partes a llegar a un acuerdo es bueno. Pero, sobre todo, tengo que poner el acento en pedirle a las autoridades y al Gobierno que tenga sensibilidad con una demanda tan importante como la que tuvieron los secretarios o llamados letrados de la administración de la Justicia, ahora tienen la de los funcionarios, como yo llamo, de a pie, pero viene y está en puerta la de los jueces. Esto es muy preocupante. Hemos estado al borde del colapso con la primera de las huelgas, la de los letrados de la administración de Justicia. Con estas dos que se avecinan, le garantizo que no va a haber un colapso, va a ser algo más. Una pérdida importante de lo que es el nervio de un país. Un país no puede funcionar sin justicia, lo mismo que no puede funcionar sin un Parlamento, Congreso y un Senado. Todavía, para mí, es más importante que la Justicia no se paralice y vamos camino de ello. Hay que hacer un llamamiento a las partes, pero sobre todo al Gobierno que ponga un poquito de sensibilidad.

P.- Pero, ¿se podrá solucionar en un periodo corto o requiere un ejercicio político más amplio?

R.- Se puede solucionar porque los problemas son perfectamente identificables, son que venimos sufriendo y presentado la Justicia desde tiempos inmemoriales. Hora es de un Gobierno, en este caso de tan amplio espectro como el que nos gobierna actualmente, esa sensibilidad la tenga a flor de piel, desde muchos y diversas formas de pensar. Que duda cabe que el Partido Socialista tiene las ideas claras sobre este tema, pero los demás partidos que convergen en este Gobierno tan variado pueden aportar su grano de arena a esa sensibilidad. Confío que así sea.

P.- En otras entrevistas se declaraba en contra de la legislación especifica de la violencia de género. Tas la rectificación que se ha tenido que hacer de la Ley del ‘Solo sí es sí’. ¿se mantiene en esa afirmación?

R.- Tengo muy claro que la violencia de género es una lacra de esta sociedad. Lo que no estoy de acuerdo es con los instrumentos legales que hemos venido sucesivamente incorporando a nuestra legislación para combatir esa lacra. Por su puesto que las leyes ayudan, pero es un problema de muchas más raíces y profundidad que empieza en la Educación en las escuelas. La Ley del ‘Solo sí es sí’ que es un auténtico desastre nada más que hay que verlo en un dato. Cuántas personas han visto corregidas sus sentencias, han podido salir de prisión; lo que está demostrando que la Ley es un dislate. No tengo yo que decir que es una mala Ley, la Ley por sí misma con los resultados se está evidenciando la defectuosa, por no decir pobre, la calidad que tiene. Menos mal que se va a restaurar, pero el daño ya está hecho. Sobre todo, el daño que se le ha hecho a las víctimas. A los legisladores hay que pedirles sensatez, por supuesto que sí, pero a los políticos mucha más todavía. En esta materia, los impulsores de la ley han demostrado una auténtica falta de formación.

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