Fallos técnicos obligan a suspender el juicio contra ‘Piolín, ‘Laika’, ‘Castaña y ‘Popis’
JUZGADOS
Un fallo en el equipo distorsionador de voz que impediría que la voz del testigo fundamental de la acusación pudiera ser reconocido por los acusados, ha obligado a suspender el juicio que contra ‘Piolín, ‘Laika’, ‘Castaña y ‘Popis’ se sigue en el Juzgado de lo Penal Nº 1 de Ceuta durante este miércoles

Tras una serie de retrasos en los traslados desde prisión de los acusados, este miércoles daba comienzo el juicio contra los mismos por dos delitos de lesiones agravadas con el uso de arma o instrumento peligroso, un delito leve de lesiones, un delito de tenencia ilícita de armas y un delito de integración en grupo criminal, calificados por el Ministerio Fiscal por unos hechos ocurridos el pasado 26 de junio del año 2022 y en el que un hombre recibió tres balazos en distintas partes del cuerpo, mientras otros tres sujetos resultaron heridos de menor consideración..
Los acusados, todos en prisión por distintas causas, han sido conducidos hasta el tribunal donde no solo han negado su participación en los hechos de los que son señalados, sino que también niegan ser los hombres conocidos como ‘Piolín, ‘Laika’, ‘Castaña y ‘Popis’. Uno a uno han negado los cargos, incluido el de integración en grupo criminal, así como la identificación que se ha hecho de ellos con los mencionados apodos y han rechazado responder las preguntas tanto de la acusación pública como de la privada.
Según el relato de los hechos que se desprende de las actuaciones policiales y del Ministerio Fiscal, sobre las 20:15 horas del 26 de junio de 2022, los acusados ocultaron sus rostros con pasamontaña y acudieron a la zona del cafetín que estaba situado en la plazoleta del zoco de la barriada Príncipe Alfonso, lugar donde se encontraba la víctima, identificado como L. A., y cercano a él otras personas. Los acusados se habrían aproximado y comenzaron a disparar indiscriminadamente en numerosas ocasiones, dirigiendo los disparos a las piernas de los que allí se encontraban.
De ese tiroteo resultaron heridas cuatro personas, una de ellas un menor de edad, todos en distintos grados de gravedad, siendo L. A. el más grave de todos al recibir tres impactos de bala, uno de los cuales le fracturó el fémur izquierdo, y otra en la región debajo del ombligo.
En el Príncipe nadie sabe nada
Tras las declaraciones de los acusados fue el turno de los testigos presenciales de los hechos, que se encontraban tanto en las inmediaciones de la cafetería del zoco de la barriada del Príncipe como en el interior de la misma. Uno a uno han negado haber visto algo y sus testimonios se han limitado a afirmar que al escuchar los disparos buscaron protegerse sin mirar atrás a ver qué estaba ocurriendo.
La mayoría de los testigos han negado tener relación alguna con alguno de los testigos, afirman solo saber quiénes son por habitar la misma barriada que ellos, pero desconocen inclusive si son conocidos por algún apodo.
Uno de los lesionados por las balas presuntamente disparadas por los acusados ha afirmado conocer a uno de los acusados, al que el Ministerio Fiscal identifica con el alias de ‘Laika’, pero a pesar de haber sido tiroteado en las mismas circunstancias que la víctima identificada como L. A., niega saber dónde se encontraba este al momento de los hechos. Niega además haber afirmado en la fase de instrucción del juicio haber escuchado cinco disparos, afirmando no saber cuántos escuchó. No vio nada, y explica que al escuchar las detonaciones su primera reacción fue meterse en una tienda sin volverse a ver qué pasaba. Interrogado por el Ministerio Fiscal al respecto, ha declarado no reclamar por esas lesiones.

Otro testigo, quien afirma solo conocer “un poco” a alias ‘Laika’ y nada al resto de los acusados, también resultó lesionado. Ha explicado al tribunal que salía de su casa y se encontró al testigo anterior y se detuvo a hablar con él, pero al escuchar disparos se giró y vio a un hombre con pasamontañas y sudadera negra. Al resultar herido, cuando terminó el tiroteo, lo subieron a una moto y lo llevaron al hospital también niega una declaración que se le atribuye en la fase de instrucción y en la que habría detallado que una de las armas usadas en el ataque había sido una pistola calibre nueve milímetros Parabellum.
Un adolescente de 16 años también resultó lesionado en esos hechos y llevado al hospital momentos después. El joven, que ha acudido al Juzgado de lo Penal Nº 1 de Ceuta en calidad de testigo ha afirmado que no vio nada, que salió de su casa mirando el suelo y pensando en sus cosas y en eso estaba cuando escuchó disparos y se vio sangrar la pierna, por lo que corrió a una tienda a resguardarse. Dice además no pasársela en el barrio y no estar enterado de lo que ocurre allí, que no sabe de enfrentamientos ni de bandas.
Recibió tres disparos, no puede identificar al agresor
La víctima de mayor gravedad de estos hechos, quien se encuentra en prisión preventiva tras participar en un altercado, fue conducido al juzgado donde ha dado su versión de los hechos. Afirma haber sido herido por tres armas, conclusión, señala, a la que llegan los médicos que lo trataron y la policía por las heridas recibidas que, asegura, son distintas.
L. A. ha explicado al tribunal que se encontraba en el zoco cuando fue atacado a tiros, fue herido y a causa de las heridas cayó al piso, donde le propinan dos balazos más. Opina que si sus agresores lo hubiesen querido matar lo habrían hecho.
Él tampoco pudo ver nada, escuchó los disparos, intentó huir, se cayó en el suelo, y estando en el suelo una persona le dispara. Sobre su agresor, el que le disparó dos veces cuando estaba en el suelo, describe que llevaba mascarilla y un gorro, chandal, camiseta y que el arma que utilizó era una pistola nueve milímetros Parabellum negra, automática y nueva.
Afirma además que fueron a por él por un asunto con su sobrino Tayena, y que nunca ha tenido problemas con los acusados, señalando a alias ‘Castaña’ y a alias ‘Laika’ por sus apodos. Dice no tener enfrentamientos con nadie y a pesar de haber declarado en instrucción que sus atacantes pudieron ser ‘Laika’ o ‘Piolín’, asegura que lo dijo porque fueron las versiones que le llegaron de su entorno en el zoco, pero que no puede afirmar que hayan sido ellos.
Tras L. A. los testigos se siguieron sucediendo, todos con relatos similares: no vieron nada, no pueden identificar a nadie, no saben qué armas se utilizaron, todos buscaron donde resguardarse al escuchar disparos y algunos de ellos lo hicieron detrás del mostrador del cafetín, lo que les habría impedido ver qué ocurría.

Los que vieron algo solo vieron a un hombre encapuchado con un pasamontañas, otros vieron a uno con una mascarilla y un gorro, ambos con sudaderas negras y sin poder determinar ningún rasgo característico que permitiera su identificación.
El séptimo de los testigos presente cuando ocurrieron los hechos ha afirmado que conoce a los acusados por ser vecinos del barrio pero que no tiene ningún trato cercano con ninguno de ellos. Él vio a un encapuchado disparar a un hombre, lo vio disparar y huir, pero no podría identificarlo, afirma que su único pensamiento en esos momentos era "esto no lo cuento".
Fallos técnicos
Tras estos testigos llegaría el turno a declarar del testigo fundamental de la acusación, un testigo anónimo y protegido que declaró en comisaría a las pocas horas de los hechos que fue a comprar en una tienda cercana a su casa cuando, al escuchar los tiros, huyó de regreso a su casa y en el camino se encuentra a cuatro hombres armados, tres de ellos con las capuchas en sus manos mientras que pudo ver cuando el cuarto se la quitó. Ese cuarto, declaró entonces, era el Castaña. Los reconoce a todos por conocerlos de la barriada, y posteriormente los identifica “sin lugar a dudas” en el registro fotográfico que le mostraron en comisaría.
Policías y testigos
Tras un nuevo y fallido intento de tomar declaración del testigo protegido, la titular del juzgado procedió a tomar las declaraciones de los agentes policiales que participaron en la respuesta al tiroteo de ese 26 de junio. El funcionario que actuó como secretario de las diligencias ha explicado que tras recibir los informes de un tiroteo con resultado de cuatro heridos, fueron al sitio donde interrogaron a dos testigos que dijeron que no pudieron ver nada porque los dos atacantes llevaban cubierta la cara.
Mientras algunos policías nacionales realizaban la labor investigativa y forense en la barriada Príncipe Alfonso, otros fueron enviados al hospital a recabar los datos de los heridos y tomar sus declaraciones, siendo que uno de ellos narró haber visto dos atacantes, uno de ellos con una sudadera negra con un detalle blanco en una manga y que llevaba un arma con ambas manos y un segundo que no pudo detallar porque fue a resguardarse en la cafetería.
Los peritos forenses han recogido del sitio de los hechos 14 vainas 9 milímetros Parabellum, así como vestigios balísticos y restos de sangre.
El testigo protegido
Un tercer agente, que intervino como instructor del atestado en relación a la personación del testigo protegido, al ser interrogado cómo llegó hasta ese testigo explicó que mediante un tercero le llega la información de una persona que fue testigo y que quería declarar voluntariamente, por lo que le indican acudir a la comisaría.

Sobre las 1:00 horas del 27 de junio, el testigo protegido se presenta en comisaría, donde señala a alias Castaña, de quien dice portaba una pistola, afirma haber visto a alias Piolín con un arma más larga y que los agentes presuponen sea una escopeta recortada, y a Laika y Popis también con pistolas. Los ha identificado y dicho que los conocía, que los ha visto a cara descubierta y que vio a Castaña descubrirse.
La información aportada por este testigo ha sido contrastada y no difiere en nada a las primeras versiones que llegaron a los investigadores, quienes han señalado que el mismo no está inmerso en ningún proceso judicial y carece de antecedentes.
Ley del silencio
A pesar del fuerte trabajo de investigación y de haber recogido versiones que concuerdan con la del testigo anónimo, ninguno de quienes las han ofrecido ha querido declarar ante las autoridades. “En la barriada nadie declara y menos que les tomen los datos y pueda alguien darse cuenta” ha dicho uno de los agentes de la Policía Nacional que ha declarado, quien señala que esas fuentes confirman el relato del testigo protegido.
Este silencio empecinado por parte de la gran mayoría de los habitantes de la barriada del Príncipe convierte al testigo anónimo en fundamental para la acusación, por lo que el resguardo de su identidad se extrema. Los fallos ocurridos en los sistemas del Ministerio de Justicia han impedido que declare y en atención a esto la juez ha decidido suspender el juicio para “garantizar la protección que ya se ha proporcionado” a dicho testigo y acuerda suspender la vista “por entender que el testimonio es fundamental, pero también la seguridad del testigo”. Dicha suspensión será hasta contar con los medios para realizar la toma de declaración.
Guerra por el territorio
Según las declaraciones de los agentes policiales este hecho está directamente conectado con la serie de hechos violentos durante el año 2022 y en el que resultó muerto el joven Ibrahim, de 16, que según han revelado las investigaciones "habría estado iniciándose en la banda del Tayena", y que habría sido asesinado en una confusión por cuanto llevaba su casco e iba en su moto cuando recibió las heridas que le causaron la muerte.
Esas mismas investigaciones habrían revelado además que la banda que se enfrentaba a la del Tayena por el control del territorio es liderada por alias Piolín, siendo alias ‘Laika’ el segundo al mando –o líder de un subgrupo, según apreciación de otro de los investigadores-, mientras que Popis y Castaña serían los pistoleros principales de la organización criminal. Afirman estos funcionarios policiales que todas las investigaciones señalan ese organigrama: un núcleo duro y otras personas que realizan labores secundarias.

Además, la banda contaría con aproximadamente otros 30 integrantes, que distintas labores cada uno y entre los que están los que lanzan piedras a los policías, que sería la labor más sencilla pero también la que abre la puerta a la banda en la que comienzan con delitos menores y van escalando participando en otros delitos que implican el manejo de drones, el tráfico con pastillas, venta de estupefacientes, extorsiones a narcotraficantes, tráfico de personas, etcétera.
Uno de los elementos utilizados para seguirle la pista a esta organización es el uso que hacen de sus redes sociales, lo que les ha permitido trazar la constitución de la organización y en las que han publicado fotos portando armas, autodenominándose el ‘Cartel del Ángulo’, haciendo referencia a la ubicación de la vivienda del líder de la banda.
Los agentes de la Unidad de Droga y Crimen Organizado han explicado al tribunal que desde marzo del año pasado se ha observado una pugna de poder entre las bandas del Piolín y el Tayena, que ha generado la violencia en las barriadas del Príncipe y los Rosales, pero que las tareas de campos son muy difíciles de realizar en dichas barriadas “por la idiosincrasia de sus habitantes”, donde hablar con la policía supone un riesgo para quien se atreva y sus familiares, pero resaltando que todavía “hay personas que aún tienen el valor de ir a declarar en comisaría”.