El juicio por el asesinato del churrero a la espera del veredicto del jurado

JUZGADOS - TIROTEO

La fase del juicio de presentación de pruebas ha concluido con el acusado ejerciendo su derecho a la última palabra: “Soy inocente, no tengo nada que ver con este crimen con el que se me está implicando y pido mi libertad”

FOTO REDUAN
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Con la práctica de todas las pruebas en el juicio por el caso de asesinato de Abselam, el churrero del Príncipe, la presidenta del tribunal ha dado por finalizada la fase de reproducción de pruebas y ha dado inicio a la presentación de los informes finales de las partes, siendo la primera de ellas el Ministerio Fiscal.

Antes de dar inicio a esta fase del proceso judicial, la magistrada ha declarado privada la sesión impidiendo el acceso al público que a lo largo de estos días ha acudido a conocer de primera mano el desarrollo del juicio, esto con la intención de “proteger lo máximo posible la defensa del acusado y la identidad de los testigos protegidos” medida que contó con la conformidad de todas las partes.

Los alegatos del Ministerio Fiscal

En sus alegatos finales el Ministerio Fiscal ha expuesto el desarrollo del juicio, cómo se presentaron los testimonios, en primer lugar del testigo protegido número 1, seguido del de la viuda de Abselam, del que ha dicho que si bien no estuvo presente pudo recoger muchos testimonios que apuntaban hacia el acusado como autor material del asesinato.

Después ha tenido lugar el testimonio del testigo protegido número 2 que ha dicho que ha visto al acusado sobre las 18:30 del día 15 de noviembre de 2021 con la cara destapada y portando un arma en la cintura. Posteriormente el del testigo protegido número 3, que ha descrito los hechos: que vio a dos personas con la cara cubierta, y señala al acusado como el que portaba el arma de quien dice reconocerlo por los ojos por verlo frecuentemente en la hamburguesería y conocerlo de la barriada.

Sobre la necesidad de mantener protegida la identidad de estos testigos ha referido el representante de la acusación pública que hay que tomar en cuenta las especiales circunstancias que rodean los hechos y el temor que enfrentan a pesar de lo cual han declarado ante la policía, ante el juez de instrucción y ante este tribunal. “Han Sido testimonios muy serenos a pesar de lo traumático de la experiencia, han contado los hechos son entrar en ningún sentimentalismo”, ha referido el fiscal.

Ha pedido “especial atención a la declaración del testigo protegido número tres que ha declarado en perfecta claridad, serenidad y sin incurrir en contradicciones con sus declaraciones previas cómo tras escuchar el disparo vio caer a la víctima y vio al acusado portando el arma, afirmando que se complementa perfectamente con la de los otros dos testigos en datos como la vestimenta que portaban los atacantes y quién portaba el arma.

El letrado ha destacado al jurado que deben tener en cuenta la circunstancia de que no son las únicas personas que han dado está versión y que inculpar a un inocente no tendría ningún sentido. “Un familiar de una víctima no querría que pagara un inocente, y no tendría ningún sentido que se señalara a alguien que no tiene nada que ver (..) Cada uno ha relatado lo que vieron, ni más ni menos”, ha señalado.

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Al acusado lo ha señalado de limitarse a dar excusas, diciendo estar con otras personas pero que ninguna de ellas ha acudido al juicio a ratificar o corroborar su versión, aduciendo a que a la para la acusación pública “no hay ningún tipo de duda sobre que la persona que hizo el disparo fue el acusado”.

Una vez más ha hecho hincapié en la diferencia entre asesinato y no homicidio y por qué se ha calificado un delito de asesinato y no uno de homicidio, explicando que la diferencia entre ambos tipo de delito radica en que en el asesinato la víctima no haya podido defenderse, que haya sido sorprendida o atacada con superioridad.

Ha señalado que en el juicio se ha comprobado que en la hamburguesería “no hay donde huir ni esconderse” y que además no sé ha puesto en evidencia ningún hecho previo que pudiera justificar el ataque, por lo que no hay ningún tipo de duda de que fue un asesinato

También ha recordado que cualquier duda debe ser a favor del acusado, pero debe ser una duda razonable, no basta con que el acusado haya dicho que no estaba ahí o que no fue él.

La acusación particular

El letrado Juan Olmedo, a cargo de la acusación particular, ha referido al jurado que “nos encontramos ante, posiblemente, uno de los delitos más graves en el código penal”, el asesinato y les ha recordado que el fallecido no había cometido ningún delito, no pertenecía a ninguna banda y que no existía una razón a la que atribuirle su asesinato.

Ha recordado que Abselam muere de disparo mortal, que no tuvo oportunidad de huir, y ha explicado que dichas circunstancias se conocen en derecho como alevosía, definiéndolas como aquellas acciones que aseguran al atacante no cometer fallas y a la víctima no poder escapar.

Ha señalado además que la muerte del trabajador de la hamburguesería tiene daños colaterales, y que la viuda perdió su vida tal y como era, a su marido y también sus ingresos.

La defensa

Por último ha tenido lugar el turno de la defensa, cuyo letrado se extendió exponiendo su punto de vista sobre todos los hechos presentados durante el juicio, comenzando por dónde ocurrieron los hechos “una barriada que por sus propios medios y las actuaciones de algunas personas ha conseguido una fama poco merecedora”.

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Ha expuesto que la reconstrucción de los hechos que había solicitado y que fue rechazada por el tribunal por extemporánea, habría permitido entender lo que pasó, dónde están los lugares que se mencionan, donde estaban los testigos. “Tampoco conocéis la iluminación de esa calle del Príncipe pero les aseguro que no es como la de la Calle Real”, ha comentado.

El letrado ha criticado toda la actuación policial y los procedimientos realizados, comenzando con la primera unidad en llegar al sitio, que iban “preparados para enfrentar un tiroteo”. Señala que el agente a cargo de dicha unidad ha afirmado haber visto impactos en la hamburguesería, cosa que niega la Policía Científica, y es él quien delinea la primera investigación.

Ha señalado que la viuda entregó un casquillo a la policía diciendo que no recuerda quién se la dio y pone en duda que no lo recuerde, señalando la posible intención de un tercero de manipular la línea de investigación y la señala de mantener la acusación hasta donde llegue porque ha pedido una indemnización a la ciudad y así poder obtenerla,.

Sobre los testigos protegidos ha indicado que “hay que poner en valor el considerar en poner esos testigos protegidos y el derecho a la defensa del acusado”. Sobre el testigo protegido número 1 ha referido que manifestó que estaba en su casa y que al escuchar los disparos salió a ver qué había pasado, preguntándose que quién escucha unos disparos y sale ver qué ocurre.

El letrado pone en duda que la persona vista por el testigo protegido número 1 sea el acusado y asegura que una fotografía mostrada a uno de los testigos protegidos no era del acusado porque en comisaría no tienen su foto.

Ha puesto en duda la correcta realización de los procedimientos policiales y pregunta por qué estos testigos dieron sus testimonios luego de dos días de los hechos, señalando que los testigos protegidos dos y tres dieron sus declaraciones juntos, lo que señala como indebido. También critica que aunque se haya declarado que alias ‘Kalifa’ haya sido visto en el zoko junto a su cliente este no haya sido investigado.

Asegura que dos días después de los hechos la policía no tenía ningún indicio sobre el autor del disparo mortal, a pesar que en sus testimonios los agentes de la Policía Nacional que acudieron a la escena aseguraron que desde el primer momento recibieron indicios sobre la responsabilidad del acusado en estos hechos. “Estaban dando palos de ciego(…) intentando conectar una cosa con la otra”, asegura

Resalta que el acusado no se acogiera a su derecho a no declarar, fue él el que dijo que quería declarar y afirma que lo hace porque es inocente, y le ha recordado al jurado que el principio acusatorio establece que son las partes acusatorias las que deben demostrar que es culpable y que no es responsabilidad del acusado demostrar su inocencia.

Ha señalado además que cuando se mata a una persona suele haber un motivo por lo que se pregunta cuál es el motivo tras la muerte de Abselam y que beneficio obtendría su defendido de ella, para autorresponderse: “Ninguno”.

Esta fase del juicio ha concluido con el acusado ejerciendo su derecho a la última palabra: “Soy inocente, no tengo nada que ver con este crimen con el que se me está implicando y pido mi libertad”.

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