Las declaraciones de los testigos protegidos fueron esenciales para la condena del asesino del churrero
JUZGADOS - TIROTEO
La precisa presentación de los hechos por parte del Ministerio Fiscal ha dado como resultado que el jurado diera como ciertas las acusaciones contra el acusado

Un año y medio exactos han transcurrido desde que, tras un intenso tiroteo ocurrido en el zoco de la barriada Príncipe Alfonso de esta Ciudad Autónoma de Ceuta y que dejó como víctima mortal a un humilde trabajador estimado por su comunidad y popularmente conocido como ‘el churrero’.
Abselam era su nombre y tras su muerte fueron muchas las manifestaciones de estupor y rechazo en las redes sociales hacia este crimen que inmediatamente de ocurrido fue investigado por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, que se dirigieron hacia dicha zona a comenzar las actuaciones necesarias para dar con la identidad y paradero de los culpables de este hecho, que en las versiones iniciales dada por habitantes del sector sumaban cuatro.
Temor y silencio
Pero una vez más la ley del silencio que impera en la barriada del Príncipe dominó a quienes allí viven y a pesar de que muchas personas vieron lo ocurrido, durante las primeras horas después de los hechos nadie se atrevía a declarar oficialmente sobre quiénes habían protagonizado este crimen.

Pero la ardua labor policial dio sus frutos y tras dos días de investigaciones lograron convencer a tres testigos, cuyas identidades han sido protegidas, de contar inicialmente en comisaría y posteriormente ante el juez de Instrucción, los acontecimientos que habían presenciado y, según palabras de miembros de la Unidad de Respuesta Inmediata, URI, de la Policía Nacional, se complementan y completan sin lugar a dudas lo que ocurrió.
Según el primero de los testigos, sobre las 18:30 horas del día 15 de noviembre de 2021, un sujeto posteriormente identificado como S. A. S. se encontraba en las inmediaciones del zoco del Príncipe con una capucha en la mano y una pistola en la cintura, vestido con ropas oscuras en compañía de otros dos sujetos.
Un segundo testigo protegido declaró que sobre las 23:00 horas de ese mismo día, estos mismos tres sujetos, vestidos de la manera que describía el primero, comenzaron un tiroteo que comenzó en el zoco, y aparentemente siguiendo un itinerario, como describiría un agente del CNP durante el juicio que se ha llevado a cabo de martes a viernes de esta semana, que los llevó primero a una bocatería cercana al zoco, a la cual dispararon indiscriminadamente contra su fachada, de allí se dirigieron a otro local de restauración donde no solo dispararon al exterior del mismo sino también hacia su interior.
Muchas personas fueron testigos pero pocas decidieron declarar y las pocas que lo hicieron coincidían en que a pesar de haber estado en el lugar de los hechos cuando ocurrieron no vieron nada porque el temor de resultar heridos los llevó a emprender la inmediata huida sin mirar atrás, aunque confirmaban que los atacantes portaban pistolas, iban encapuchados y vestían ropas oscuras.
Los dos primeros condenados
Antes de la celebración del juicio contra el acusado de haber disparado contra Abselam se realizó un juicio previo en un tribunal de menores contra los otros dos sujetos participantes en el tiroteo, los mismos fueron encontrados culpables de asesinato e impuestos de una medida de internamiento en centro cerrado durante ocho años cada uno por los hechos ocurridos ese 15 de noviembre. Faltaba el autor material del crimen.
Le pone el cascabel al gato
Pero un tercer testigo protegido le ha puesto el cascabel al gato al incriminar directamente al acusado por el Ministerio Fiscal de haber disparado a Abselam, versión sostenida por los agentes del CNP que actuaron en la investigación.
Según este testigo pudo reconocer al atacante por haberlo visto muchas veces al ser vecino de la barriada y cliente habitual de la hamburguesería donde dieron muerte a Abselam, dijo poder reconocerlo por sus ojos al verlo tras escuchar el disparo, ver a la víctima caer al suelo y observar al tirador parado del otro lado de la ventana portando el arma con la que le arrebató la vida. Estos hechos, así como las pruebas presentadas por la Policía Científica, le han bastado al jurado para declarar culpable al acusado por los delitos de asesinato con el agravante de ir disfrazado para ocultar su identidad y por tenencia ilícita de armas, por los que ha sido condenado a 25 y dos años de prisión respectivamente, y que ya su familia ha anunciado que recurrirá ante el Tribunal Supremo.