Añoranzas ceutíes: El Instituto

Miguel R. Calderón
No sabría decir el porqué, pero cada vez que aprovechando mis esporádicos viajes a Ceuta paseo por la Avenida de África, un sentimiento de nostalgia se apodera de mí cuando poso la mirada en el hoy edificio del Instituto “Siete Colinas”, antaño Instituto de Enseñanza Media de Ceuta. Es añoranza eterna que no se desvanece a pesar de que ya han transcurrido más de seis décadas desde que terminé mis estudios de Bachillerato Superior en el por entonces novísimo edificio, hoy cargado de multiples historias protagonizadas por los miles de ceutíes que han pasado por sus aulas.
Retrocediendo en el tiempo para poder reconstruir el pasado del Instituto, he de señalar algunas fechas clave en el devenir del mismo, haciendo hincapié en las vicisitudes, los inconvenientes, los diversos problemas que tuvieron que sortear las autoridades civiles y académicas de la época para que se produjera el feliz alumbramiento de un centro oficial de Enseñanzas Medias del que Ceuta carecía.
Antes de que se cumpliera el primer tercio del siglo XX, los cursos de Bachillerato eran impartidos en el edificio del Patronato Militar que estaba ubicado al final de la calle Cervantes, hoy Beatriz de Silva. El citado Patronato ofrecía diversas posibilidades educativas desde estudios de Primera Enseñanza, asignaturas de Bachillerato, preparación de diversas carreras como Aduanas, Telégrafos, e incluso el ingreso en la Academia Militar.
En mayo de 1928 hubo una propuesta de creación de un Instituto de Enseñanza Media a cargo de Fernando López Canti, futuro Alcalde, que señalaba incluso el lugar donde podría ubicarse el edificio y que no era otro que el antiguo Hospital Central situado en la Plaza de Alfonso XII (Plaza de los Reyes actualmente).

La propuesta no prosperó de manera inmediata y hubo que esperar a octubre de 1931, instaurada ya la II República, cuando se retomó la misma y por medio de un Decreto quedó plasmada la creación del Instituto. El alma máter de la puesta en marcha del centro educativo fue el Ministro de Instrucción Pública Fernando de los Ríos Urruti . Sin embargo, no será hasta el 1 de diciembre de 1940 cuando se redacte la Memoria a cargo de los arquitectos municipales José Blein Zarazaga y José María Tejero, donde se contemplaba la construcción del nuevo edificio en el Llano de las Damas. En ese interin de más de nueve años entre 1931 y 1940, los avatares de la II República con los continuos cambios de titular en el Ministerio de Instrucción Pública y la posterior Guerra Civil, supusieron un baldón en el nacimiento del nuevo Instituto.
Iniciadas las obras, se decide levantar primero un ala del edificio que tendría un trazado de planta rectangular en el futuro. A intervalos se van realizando los trabajos, con suspensiones varias por falta de presupuesto. A las 350.000 ptas. de valoración del solar hubo que añadir un coste inicial de las obras por valor de 1.382.000 ptas.
La muerte en 1944 de José María Tejero y el cese en sus funciones de José Blein, hizo que tomara las riendas de las obras el arquitecto José Antón Pacheco, consignándose un presupuesto adicional por un importe de 2.152.000 ptas.
No por ello quedó terminado el edificio, que será bendecido el 5 de agosto de 1951 ,festividad de la Virgen de África, presidiendo los actos el Alcalde Vicente García Arrazola. Sólo funcionaba el ala norte y el ala oeste. Y así fue hasta comienzos de la década de los 60 cuando se fue completando el resto del Instituto en sucesivas ampliaciones que llegaron hasta comienzos de los 70.
La inauguración oficial tuvo lugar a principios del curso 1955-1956; no obstante el nuevo centro de enseñanza había sido bautizado en 1951 como Instituto Hispano Marroquí (por extender su radio de acción al Protectorado). Tras la independencia de Marruecos, pasó a llamarse simplemente Instituto de Enseñanza Media de Ceuta.
Los primeros Directores desde 1951 fueron Manuel Gordillo Osuna, catedrático de Geografía e Historia, Carlos Posac Mon , catedrático de Griego y ya avanzada la década de los 50 tomo la batuta Juan Reyes Fernández García que lo era de Física. Posteriormente y durante bastantes años ejercería el cargo una figura controvertida y muy conocida en Ceuta, Jaime Rigual Magallón, catedrático de Matemáticas y que ejerció también como Director en la Escuela Normal de Magisterio .
Desde sus inicios el Instituto contó con Escuelas Preparatorias para el ingreso en el Bachillerato, funcionando en los primeros años cinco unidades de niños y dos de niñas. Entre sus maestros merecen un recuerdo especial Juan Morejón (su nombre se le dio posteriormente a un colegio de nueva creación en el margen derecho de la subida al Morro por la Avenida de África). José Solera Barco, que también compaginó sus tareas docentes con la Dirección de la emisora EAJ 46 Radio Ceuta y la señorita Remedios Ávila que, por cierto, era hermana del prestigioso pediatra José Ávila Morales.
El Instituto se distinguió desde un principio por dar lustre a los actos culturales: conferencias, cinefórum, conciertos, obras de teatro e incluso la creación y organización de los llamados “cursos de verano” con numerosas actividades para las noches de estío.
Por el Salón de Actos, donde se proyectaban películas los sábados, recuerdo una de las primeras que vi y que se titulaba “Casco de Acero”, drama bélico ambientado en la Guerra de Corea(1950-1953) , protagonizada por Gene Evans. Y también desfilaron por aquel Aula Magna figuras de la talla de Luís Pericot, historiador y arqueólogo , una autoridad en Prehistoria; la soprano Ana María Olaria o el pianista Leopoldo Querol. Todos ellos contribuyeron a realzar la labor del Instituto que de esa manera se erigía en el gran faro cultural de aquella Ceuta de finales de los 50. Mención especial merece la edición de la revista Hacer que sirvió de laboratorio para fomentar entre el alumnado vocaciones literarias y aun periodísticas.
En el curso 1959-1960 se implantó el uniforme tanto para chicos como chicas. Ellas vestían falda plisada gris, jersey “de ochos” sin mangas, del mismo color, camisa blanca y corbata que variaba de tonalidad según el curso: amarilla, naranja, verde, azul, celeste y burdeos, estas dos últimas correspondientes a 5º y 6º cursos respectivamente.

El atuendo de los varones era pantalón gris, rebeca del mismo color y también “de ochos”, camisa blanca y la correspondiente corbata distintiva. Ni que decir tiene que nuestras madres fueron las primeras en aplaudir la nueva normativa . Ahorraba muchos problemas a la hora de elegir el vestuario.
El Instituto, que como hemos indicado más arriba, pasó a llamarse Instituto de Enseñanza Media de Ceuta, fue único hasta 1970, año en que se desdobló en dos en el mismo edificio: el masculino y el femenino. Por esa fecha la matrícula alcanzó la no desdeñable cifra de 4.337 alumnos y alumnas. Más tarde adoptaría el nombre de “Siete Colinas”, y frente por frente, en lo que fue la Cuesta de Otero, nacería el “Abyla” como respuesta a la gran demanda educativa que hacía imposible el contar con un solo centro.
No quisiera terminar estas líneas sin rendir un pequeño homenaje en memoria de aquella pléyade de inolvidables profesores y profesoras que tanto contribuyeron a la formación de miles de ceutíes entre los que dichosamente me hallo. Los nombres de Manuel Gordillo (“responsable” de haber dirigido mis pasos a la docencia en Geografía e Historia), José Fradejas Lebrero en Literatura, María del Carmen Mosquera en Geografía, Rafael Navarro Acuña en Latín, María Jalón en Francés, Luis Luna en Química, Juan Reyes Fernández en Física, Jaime Rigual en Matemáticas, Antonio Aróstegui en Filosofía , Arturo Company en Dibujo, y un largo etc que haría demasiado extensa la lista estarán siempre vivos en mi recuerdo- Todos me enseñaron y todos me inculcaron valores como respeto, obediencia, disciplina, responsabilidad , interés por el estudio… ¿Están hoy en desuso estos principios?