Rubiales y Pompeya

Artículo de opinión de Javier Sánchez-París Contreras

FOTO CEDIDA
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El origen de la expresión "La mujer del Cesar no sólo debe serlo sino parecerlo" según Plutarco, en su obra Vidas Paralelas, nace cuando el patricio Publio Clodio, enamorado de Pompeya –la mujer del César–, aprovechó una celebración -otra vez una celebración- en casa de la pareja para colarse disfrazado como músico con el propósito de poder ver y estar cerca de su amada. No se especifica si el enamorado consiguió al menos verla, pero sí consta que fue descubierto, hecho preso y condenado por engaño.

Aunque Pompeya, evidentemente, no había cometido ningún hecho indecoroso o impuro, el emperador la repudió días después ya que la acción de Clodio hizo que el César perdiera la confianza en su esposa y pusiera en duda su fidelidad, y entonces, cuando Pompeya se preguntaba por qué a ella, si ella no había hecho nada, acabó pronunciando entonces la célebre frase.

Y es que Rubiales, cual Pompeya, debió guardar la compostura y la coherencia coherente respecto al cargo que ostenta y defiende. Porque allí donde algunos ven un simple gesto de euforia y un malentendido sin importancia, otros, el resto del mundo, ven al representante del fútbol español, junto a la máxima representación del Reino de España, exaltado tocándose los genitales para posteriormente, coger por la cabeza a una subordinada y contra su voluntad (según su propio testimonio espontáneo), plantarle un beso en la boca.

Estos días me ha sorprendido, a la vez que apenado, ver como personas que hasta hoy enarbolaban la bandera del Fútbol femenino como apuesta por la igualdad y promoción de la mujer defienden, justifican y ocultan ciertas actitudes que atentan contra lo que tanto tiempo se viene construyendo.

En breve, sino ya, asistiremos a una batería de datos para apoyar la gestión por parte de la RFEF del fútbol femenino como el aumento en el presupuesto, las políticas de conciliación, la equiparación etc. La gestión y promoción del fútbol femenino por parte de la RFEF, con Rubiales a su cabeza, a lo largo de estos últimos años es un hecho innegable y difícilmente reprochable.

Lo que queda por demostrar es si esa gestión ha sido motivada por un objetivo estratégico más de gestión encaminado a la apertura de un nuevo nicho de mercado a través del incremento de licencias de fútbol femenino y una nueva oportunidad de negocio, o como una convicción real de la igualdad real de la mujer en el mundo del fútbol y de la necesidad de implementar esas medidas.

Porque a Rubiales lo que es de Rubiales, pero el presidente de la RFEF no solo debe serlo, sino parecerlo.

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