Cosas de Ceuta: Héroes de la Fe

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José María Fortes Castillo

Tras la muerte del Marqués de Gironella, se tuvo que hacer de nuevo cargo del gobierno de la Ciudad, don Antonio de Zúñiga que lo ostentó por tercera vez. Oficialmente se nombró nuevo Gobernador a don Juan Francisco Manrique y Arana, Caballero del Orden de Santiago, que tomó posesión de su cargo el 1 de enero de 1707. Construyó la contraguardia de San Javier, obra que costó cara por la resistencia que pusieron los soldados de Muley Ismail. Los enfrentamientos entre ambos bandos, fueron casi diarios. Los musulmanes creando baterías donde poder derribar la construcción, y los españoles construyendo minas para poder derribar esos reductos tan dañinos.

Volviendo a Lucas Caro y su obra “HISTORIA DE CEUTA”, nos relata en su página 128-129 que: Deshizo parte del Ataque Real del enemigo hasta donde estaba el Reducto de Alcántara cuyo nombre conservó hasta la expedición del año 1720 y es el sitio donde está hoy construida la media luna de San Luis (hoy el lugar lo podríamos localizar al final de la avenida de San Juan de Dios, en la confluencia con Enrique el Navegante); también por nuestra derecha, que cae al Norte, hasta el ataque que cae sobre la falsa braga donde fabricó el reducro de San Andrés; y terraplenó el medio bastión de Santiago, poniéndole en orden de defensa. Construyó el Revellín de San Ignacio y desalojó a los moros del Ataque de la Media-luna conocido en aquel tiempo por este nombre y después por el de Chafariz. La noche del día dos de mayo de 1707 dieron los enemigos un avance a los ángulos salientes de la estrada encubierta de San Ignacio y Diente Nuevo, habiendo sido tal su osadía que llegaron hasta cortar las estacas; pero fueron rechazados valerosamente por los nuestros manteniendo ellos su tesón por más de dos horas contra el fuego que se les hacía con nuestra artillería y granadas de mano, hasta que escarmentados, conocieron su error, se retiraron con pérdidas considerable.

En su tiempo hizo varias salidas a los ataques de los enemigos, habiendo sido desgraciado en algunas, particularmente en una que ejecutó a lo último de su gobierno, en la parte de Santiago, en la que quedaron muertos en el campo un Teniénte de granaderos y muchos Soldados y otros cautivos, habiéndonos seguido los moros con espada en mano hasta meternos en nuestras trincheras.

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En las que ejecutó por mar tuvieron igual éxito, pues la principal de Negrón fue causa de muchos llantos en Ceuta, pues quedaron entre cautivos y muertos más de cuarenta Oficiales sacrificados en defensa de la fe; aunque todos los que murieron en él son acreedores al mayor elogio, no puedo dejar de hacer especial mención del Capitán D. Manuel de Mora, natural de la villa de Madrid y casado en esta plaza; de D. José Correa, natural de esta Ciudad y de José del Rosario, de la de Lisboa, casado igualmente en esta Plaza. Estos, habiendo sido llevados a Mequinés se le ofreció por parte de aquel Rey moro la vida y muchas conveniencias temporales, como apostatasen de la fe católica y abrazaran la secta mahometana; a esta sacrílega propuesta respondió D. Manuel como más anciano que la mayor gloria que tenía (era) ser cristianos, con cuya fe habían vivido y con ella habían de morir. Siguiénrole sus compañeros en la misma confesión, e indignado aquel bárbaro con semejante resolución, mandó sacarlos a una plaza del Palacio Real donde, habiéndolos despojado de sus ropas y atándoles las manos a las espaldas, les volvió aquellos infieles a hacer las mismas ofertas diciéndoles si querían cortar lo trágico del suplicio, pero ellos con valerosa constancia, despreciando el peligro, estuvieron firmes en la fe católica y llevando a mal aquel bárbaro Príncipe tan firme resolución hizo señas a los ministros que les dieran una carga cerrada de fusilería con la que quedaron todos en tierra muertos menos D. Manuel, que para acrisolar más su constancia, herido mortalmente en diferentes partes de su cuerpo, se levantó con heroico valor predicando a voces la Santísima Ley de Jesucristo y abominando la falsa secta mahometana. Pero viendo que le iban faltando los alientos vitales, empezó a invocar tiernamente los Santísimos nombres de Jesús y María hasta que rendido ya y desangrado cayó en tierra aquel escudo de la fe católica donde lo acabó de matar el mismo Rey con su alfanje.

Así murió este héroe, verdaderamente digno de toda memoria, siendo participantes sus dos compañeros de su corona como lo habían sido de su batalla.

Nota.- La narración de estos hechos es de sobra conocida. En la «Historia del Regimiento de Infantería», África N.º 3; comentado por D. José María Ibañez y mandada imprimir y continuar por D. Justo de Mendoza y Gorostarzu, Ceuta, Imprenta particular del Cuerpo, 1897, pga. 95-6; se extrae de la «Historia Orgánica de Infantería y Caballería del Conde de Clonard», tomo 2.º, pgs. 183. En esta época el Regimiento Fijo era llamado Tercio de Ceuta.

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