Así funciona la 'estafa del nazareno' que ya alerta la Guardia Civil

SUCESOS

Existen varias pistas para reconocer a los “nazarenos”; en primer lugar, la mayoría de los fraudes son cometidos por empresas recientemente constituidas o que, legalmente, no han sido registradas. Por lo tanto, hay que comprobar la antigüedad real de la empresa solicitante y siempre hay que investigar a fondo las empresas con menos de un año de existencia

FOTO E.P.
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Aunque parece que este tipo de estafa tiene algo que ver con los nazarenos que caminan las calles de España cada Semana Santa, en realidad no hay nada en común. La 'estafa del nazareno' cuentan con varias modalidades, tal y como explica la propia Guarida Civil.

En primer lugar, el timador crea una empresa ficticia con documentación falsa o una sociedad mercantil legal, pero con personas marginales, sin antecedentes de morosidad de modo que no aparezcan sus nombres en bases de datos financieros. Al frente de la empresa, los estafadores nombran como administrador único a un indigente que, a cambio de unos cientos de euros, actuará de testaferro. De esta manera ya obtienen talonarios de cheques y de pagarés a nombre de la sociedad fantasma creada.

Posteriormente, los estafadores alquilan un local de oficinas al que se da apariencia de una empresa en funcionamiento y toma en arrendamiento unos almacenes para recibir los pedidos, procurando que estén situados en un punto estratégico, cerca de un cruce de carreteras importante.

La organización, compuesta por individuos experimentados y con un conocimiento perfecto del mercado, se dedica a contactar con proveedores. Este primer contacto lo hacen por teléfono móvil, fax o una dirección de correo electrónico gratuita, lo que suele ser un procedimiento poco habitual, e iniciar relaciones comerciales, acreditando su solvencia y liquidez. Solicitan precios que, en la mayoría de los casos, no negocian, lo que abre en muchos casos el apetito del vendedor. Se gana la confianza al pagar los primeros pedidos de mercancía, de forma inmediata y al contado.

Luego, una vez ganada la confianza del suministrador, efectúa un pedido importante y solicita un pequeño aplazamiento para abonar los artículos. En ocasiones, el estafador entrega a los fabricantes cheques, pagarés o letras de cambio aceptadas y avaladas al suministrador, e incluso les facilita fianzas bancarias falsificadas para vencer cualquier resistencia. Esta misma operación la repite con docenas de incautos y, una vez entregadas las mercancías, el timador desaparece con todos los artículos almacenados que, posteriormente, revende en el mercado. Cuando los proveedores, hartos de no tener señales de vida de su nuevo cliente, se presentan en procesión en el almacén del timador, se encuentran con un local vacío, sin el menor rastro de sus productos, de su dinero, ni del comprador.

Para evitar este tipo de situaciones, las empresas proveedoras deberían solicitar informes investigados de los nuevos clientes que aparecen de la noche a la mañana y que no son conocidos en el sector.

En segundo lugar, también Utilizan las aseguradoras de créditos. Es difícil detectar el mismo, puesto que utilizan empresas antiguas o inactivas, con buen historial en sus balances, lo que le permite obtener crédito con las aseguradoras. Al vencimiento del plazo de pago, la empresa ha desaparecido y los interlocutores se vuelven invisibles. Posteriormente, cuando se analiza el caso, se descubre en los registros oficiales que estas empresas han sufrido en los últimos meses múltiples cambios de administradores o de capital. Incluso el domicilio social con el que figuran está situado en el centro de las ciudades, algo poco habitual en firmas que necesitan de grandes espacios de almacenaje.

Y la última modalidad, mediante la “usurpación de identidad.”, los timadores se presentan ante los empresarios como miembros de una firma conocida, a veces disponen incluso de falsas tarjetas de visita, y realizan pedidos en nombre de dicha sociedad. El fraude se produce durante el traslado de la mercancía. El transportista, contratado por el timador, recibe una llamada antes de llegar al destino en la que le indica una dirección diferente de entrega. El empresario se encuentra que, cuando trata de cobrar el cheque, no tiene fondos, y cuando trata de localizar al vendedor, éste ha desaparecido.

Existen varias pistas para reconocer a los “nazarenos”; en primer lugar, la mayoría de los fraudes son cometidos por empresas recientemente constituidas o que, legalmente, no han sido registradas. Por lo tanto, hay que comprobar la antigüedad real de la empresa solicitante y siempre hay que investigar a fondo las empresas con menos de un año de existencia. Es necesario que la empresa sea más exigente respecto al control de la identificación y seriedad financiera de sus clientes, ya que la venta a crédito implica un alto grado de confianza.

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