En el Azud del Infierno
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ENTREVISTA 25N
Nesrin Haddad es educadora social y desde el año 2014 hasta hace aproximadamente unos meses, ha estado desempeñando su cargo de técnico de integración social en el CETI, “trabajar como técnico en el CETI es ser un poco la persona que está en la base, aquella persona que está en contacto directo con las personas, la que interviene en los conflictos y la que conoce todo”, clama.
Este año ha sido premiada con el XII Reconocimiento en la lucha contra la violencia de género de la ciudad, un galardón que, tal y como ella afirma en una entrevista concedida a este diario, “se trata de un premio que va para todas las que estamos trabajando con mujeres migrantes”.
Pregunta.- Para aquellos que no te conozcan, ¿quién es Nesrin Haddad?
Respuesta.- Nesrin Haddad es una educadora social que va aprendiendo del mundo. Una persona que está en constante aprendizaje y abierta a todas las posibilidades que haya en este planeta. Una persona a la que trabajar con inmigración le ha resultado siempre un punto interesante.
P.- ¿Cómo es trabajar como técnico de integración social en el CETI?
R.- He trabajado en el CETI desde el año 2014. Trabajar como técnico de integración social en el CETI es ser un poco la persona que está en la base; aquella persona que está en contacto directo con las personas, la que interviene en los conflictos y la que conoce todo… en definitiva, la primera persona al que ese inmigrante que llega conoce.
En el CETI llevaba a cabo proyectos con mujeres sobre el tema de la igualdad de género. Con colectivos solicitantes de asilo he trabajado el tema de integración mediante el empleo: talleres de orientación laboral, cómo hacer un currículum, etc. También hablé de la trata con fines de explotación laboral, que se suele dar más en hombres que en mujeres. Y he podido trabajar con familias todo el tema del respeto mutuo, entre otras cuestiones.
Llevo desde 2019 trabajando como educadora social, lo que hago es una intervención más concreta con colectivos. Hace dos meses que ya no estoy en el CETI, pero sigo trabajando con mi entidad, Cruz Roja.
P.- ¿Cómo empezó tu lucha en favor de la igualdad de género?
R.- Empezó desde muy pequeña. Una vez sufrí una situación de acoso sexual en la calle, con 16 años, entonces desde ahí, podemos decir, que fue cuando comencé a informarme. Además, me considero una persona feminista y pienso que el feminismo es igualdad para hombres y mujeres.
Yo empecé como voluntaria en Cruz Roja y en el CETI y veía que eso de trabajar con mujeres migrantes me llamaba mucho la atención. Siempre lucho por esa igualdad, la cual no existe realmente con las personas migrantes y las personas racializadas; hay un racismo que toca todo y que por desgracia también toca el feminismo. Entonces, desde ese momento me identifico como feminista interseccional, que en ese feminismo es donde entramos todas las personas que somos diferentes, vamos a decir, personas racializadas, negras, musulmanas, discapacitadas, etc.
P.- ¿Cómo identificas a una posible víctima de violencia de género?
R.- En ciertos casos, una persona víctima de violencia de género se ve. Lo ves en ciertos tratos de su pareja, por ejemplo, cómo es el trato de su pareja en público, la forma de hablarle, de mirarla… La observación dentro de las ramas de la intervención social es fundamental, una de las técnicas que te dicen que tienes que aprender es observar. Observar es el punto que te hace decir “uy, aquí puede haber violencia de género”.
P.- Una vez identificada la víctima, ¿cuál es el protocolo de actuación?
R.- Dentro del CETI, una vez que has observado todo, hablas con el resto del equipo, es decir, con la trabajadora social, con la abogada y con la psicóloga, con el objetivo de que se tenga en cuenta todas estas actitudes observadas y que, a lo mejor, se pueda hablar con la persona.
La abogada es la que le pregunta a la víctima si quiere denunciar, explicándole a esa mujer todos sus derechos como víctima de violencia de género.
P.- La retirada de denuncias es algo que ocurre en determinadas ocasiones, ¿recuerdas algún caso?
R.- Tuvimos un caso de violencia de género donde un compañero vio como el marido pegó a la mujer, por lo que en ese caso, actuó el CETI de oficio, es decir, fue el CETI el que denunció. El compañero tuvo que ir como testigo pero lo que ocurrió fue que en el juicio ella dijo que no le pegaba, que era mentira… Esto suele pasar en la sociedad en general, que a veces, la mujer retira la denuncia alegando que ya ha hablado con su pareja y que ya no le va a pegar más. Suele ser muy común la retirada de denuncias.
P.- ¿Por qué crees que tardan tanto tiempo en darse cuenta de que están siendo maltratadas?
R.- Porque vivimos en una sociedad en la que se ha romantizado mucho la pareja controladora; y yo, que he dado charlas en institutos, observo que los jóvenes lo ven como algo normal. Vivimos en una sociedad que todavía no está educada del todo en cuanto a violencia de género, por eso es importante trabajar desde la infancia. La gente dice que no pero yo lo haría, desde pequeñitos hay que aprender a no romantizar Disney.
P.- ¿Por qué algunas víctimas esconden a su familia que están siendo maltratadas?
R.- Hay veces en las que la familia sí que sabe que puede ser víctima de violencia de género y de hecho, denuncia en un acto de oficio, pero la víctima durante el juicio alega que no ha pasado nada. El agresor le dice “ves, tu madre no me quiere, te quiere quitar de mi lado”, y al final la víctima acaba dejando de hablar a su madre. El agresor acaba aislándola del resto de todo lo que le rodea, hay por tanto una violencia psicológica, y acaba quedándose sola.
P.- Háblame de la mutilación genital, ¿la habéis tratado en el CETI?
R.- Nosotros, desde el CETI, hemos tratado la mutilación genital desde el respeto. Hablar con una mujer que ya tenga una mutilación genital es difícil. Siempre hemos intentado trabajar con ella el hecho de no recrear esa violencia en nuestras futuras hijas. Hay muchos países en los que ya se está intentando erradicar y en los que hay una reconstrucción de esas mutilaciones. Hay centros de reconstrucción y muchas de ellas la tienen hecha.
P.- ¿Qué supone para ti este reconocimiento?
R.- Lo primero, me ha pillado de sorpresa. Pensaba que no iban a dármelo a mí. Lo agradezco mucho porque es señal de que se me tiene en cuenta, pero quiero decir que esto no solamente es un premio para mí, sino para todas las que estamos trabajando con mujeres migrantes.
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