El retorno: De las Heras al Puente Almina
Capítulo IX - La Marina

Estoy sentado en la parada de la camioneta de Las Heras. A mi espalda tengo el seto verde y áspero de las hojas de la “lantana camara” -también llamada bandera española por sus característicos colores-, que separa la acera del jardín de Peregrina. Este tipo de planta es muy abundante en Ceuta; oriunda de zonas tropicales de Sudamérica, se ha aclimatado bien a esta tierra y la podemos encontrar en el Parque de San Amaro, el jardín de la Plaza de los Reyes, Puertas del Campo, etcétera. Peregrina, propietario de este jardín, dada la belleza y hermosura de sus flores, dedica parte de ellas a la venta al público; y son muchas las mujeres que vienen y compran los mejores ramos. Su hermano, que también coinciden en la forma de ganarse la vida con la venta de flores, tiene un negocio en las Puertas del Campo, justamente frente a la puerta del Cuartel de Automovilismo, donde posee una extensa huerta, que limita con el Arroyo de la Ribera y donde la orilla contraria, pertenece a los terrenos de la “Ufapance”. Su memoria parece no traer buenos recuerdos con los sucesos de la Guerra Civil, no obstante, serán los historiadores los que esclarezcan los hechos acaecidos. La verdad es que un servidor de ustedes, no había nacido aún y lo poco que sé, es de oídas; de modo que sea la prudencia nuestra consejera, y dejemos para otros más entendidos el discernimiento de lo acontecido…

¿Saben ustedes que el cultivo de las flores, fue un negocio muy próspero en Ceuta, hasta el inicio del siglo XX?, ¿increíble verdad? A. García Pérez nos la describe como un vergel, y añade refiriéndose a un pasado no muy remoto, que incluso se exportaban flores, pero esto es mejor dejarlo, para cuando saquemos el tema de los jardines. Absorto en mis pensamientos, veo que ya aparece la camioneta que me llevará de regreso. Tengo que incidir en la palabra camioneta, porque así les llamamos aquí a todos los autobuses. Hasta que hicieron su aparición el que voy a coger ahora, que llegó desde Londres junto a cuatro o cinco hermanos gemelos más. Para empezar, el volante lo tiene a la derecha, señal inequívoca de sus orígenes. Pertenecen a la empresa Benítez-Las Heras, donde el mayor accionista es Charly Bruzón. Este señor es de Ceuta y su padre, también llamado Charly, aunque es inglés, lleva muchos años afincado en nuestra tierra, pero sigue manteniendo buenas relaciones con sus paisanos británicos. A través de esta relación, la empresa adquirió cinco o seis autobuses de la marca Leyland. Se hicieron en poco tiempo muy populares, corriéndose la voz de que habían prestado servicio en Londres. Se consideró tan importante que fueran autobuses de la capital inglesa, que llamarle camioneta parecía un insulto. Así comienza en Ceuta a desaparecer la vieja expresión y nace el autobús.
Subo a él tras abonar al cobrador treinta céntimos -tres perras gordas- e iniciamos el recorrido de la popular Marina. Esta calle se conoció desde antaño, como la Muralla Norte, luego fue conocida como calle General Correa, más tarde por López Pinto y finalmente como Avenida de la Marina Española. A los pocos metros se ponerse en marcha el autobús, dejamos a la derecha la rampa de bajada al Muelle Alfau. A la izquierda, las balsas, que limitan con el Pasaje del mismo nombre, viniendo a continuación un gran inmueble de fachada blanca con un gran establecimiento en primer lugar de don Pedro Azcoitia con un gran letrero en la puerta con el anuncio de “AMAYA”, que así es conocida esta empresa.. A continuación, un gran portalón por donde se accede a la serrería y almacenes de Baeza, S.A. Justo de inmediato el portal de acceso de los vecinos. En el mismo portal, hay un pequeño estanco, propiedad de Pilar Perpén -hermana de don Bernabé Perpén- cuyo dependiente es Luis Lozano, sobrino de la propietaria. Finaliza la planta baja, con un bar restaurante que regenta el señor Barranquero, que ceo recordar, se llamaba “VISTA ALEGRE”, seguido de un taller de mecánica del automóvil.
A continuación el vetusto y peculiar edificio de Transportes Militares. Digo peculiar, porque este caserón, perpendicular a su fachada exterior, posee unos muros como de contención, separados uno de otros entre cuatro o cinco metros. A cada lado de la puerta principal, hay un muelle de carga o descarga con una puerta de acceso al interior del almacén.
Seguidamente pasamos por la rampa de abasto. Esta nace en la Plaza de la Maestranza y finaliza en la calle de la Marina Española, desembocando en ella en forma de T. La derecha toma dirección hacia Las Heras y la izquierda al centro de la ciudad. En esta última rampa, unos metros antes de finalizar se encuentra la tienda de comestible y en su interior el tostadero de café de los hermanos Mendoza.

Pasada la rampa y tras un muro que los separa de la calle, hay un grupo de casitas baja que es conocido como Patio Páramo. Este patio es colindante con un viejo caserón de donde salen titulados los maestros ceutíes; pongamos que es la Escuela de Magisterio, llamada: la Escuela Normal.
Dejamos atrás la calle Linares sin nada que destacar, hasta llegar al Bar Paquito, y tras este, un gran solar donde destaca la carpintería de Francisco de la Torre. Aquí es donde se une la Marina con la calle Alfau.
Continuamos y antes de llegar a la calle González Besada, en los bajos del inmueble que hace esquina, hallamos la fábrica de chocolate de Constantino López. De aquí sale la famosa chocolatina “Maruja”. Estas instalaciones fueron adquiridas años más tarde por la firma Borrás, S.L. y Constantino se marchó a vivir a Madrid.
Seguimos con un grupo de casas bajas conocidas como “casitas de los baños árabes”, porque en la parte trasera se hallan unas ruinas que dan fe de su existencia en ese lugar. Uno de sus vecinos, es José Jiménez Segura, conocido como “Pepe Rayo” y nacido en mi barrio. Por estas fechas, Pepe manda un buque ballenero con base en Ceuta. Los cetáceos capturados, son troceados y manipulados en la factoría sita en Beliones. Años más tarde, pasó a mandar un remolcador también en nuestra ciudad. Es un auténtico lobo marino. Su padre, al igual que hicieron tantos marineros, vino a Ceuta procedente de Cabo de Gata.
Algo más adelante se encuentra la Comandancia de Marina. Un par de veces hemos venido aquí, un grupo de amigos de Plaza de África, para solicitar formar parte de la romería que todos los años organiza Don Francisco Camacho Dieta, segundo comandante de marina y Hermano Mayor de la Hermandad de Nuestra Señora de la Luz.
Don Francisco que es natural de Tarifa, suele organizar con su amigo, paisano y secretario de la Hermandad: don Diego Sandoval, todos los años, una romería que la noche del día siete de septiembre, parte de Ceuta a bordo, unas veces del Capitán Parra y otras del pailebot “Agustín Buades”, para llegar a Tarifa la mañana del día ocho y de allí, partir entre carretas, caballos y romeros hasta la ermita de la Virgen de la Luz.

Junto a la Comandancia están las oficinas de Tabacalera Española, S.A. al frente de la cual se haya don Carlos de los Huertos. Sigue a continuación un pequeño callejón que desemboca en la calle García, para de inmediato llegar al inmueble conocido como “Casa de los Púlpitos”, donde se encuentra en la primera planta, las oficinas de Atlas. En estos momentos la compañía está en plena ebullición. Acaba de surgir el “butagas” -así se llamó al gas butano los primeros años de su introducción en la ciudad- y los ceutíes forman cola en estas oficinas, con la intención de formalizar un contrato que le facilite adquirir la novedosa “bombona” y eliminar el sucio carbón y los obsoletos infiernillos de petróleo.
Seguimos adelante y llegamos a la calle La Legión. En la esquina contraria, damos con la empresa Borrás, S.L. Esta firma está dirigida por tres hermanos; Don José María, Don Antonio y Don Juan. Residen en este mismo lugar, dado que el edificio dedicado a las viviendas se ubica en el exterior y se ha caracterizado siempre por su verde fachada. En las instalaciones interiores, se encuentran grandes toneles de roble, que almacenan el vino que dedican a distribuir por la ciudad. También son distribuidores de grandes e importantes marcas de vinos y licores. En esta rama, es la empresa de más entidad de la ciudad. A este lugar fue trasladada la fábrica de chocolate de Constantino López, cuando fue adquirida por esta firma. También poseen grandes negocios en Marruecos.
Frente a este edificio, existe un numeroso grupo de rocas, no muy altas. Con marea baja no solían sobresalir un metro por encima de la línea de superficie. En la más cercana a la bocana o la más septentrional, hay colocado un bidón de doscientos litros, pintado de blanco. Este sirve como indicador, del poco fondo existente en el lugar y avisa a los barcos, que no se acerquen dado que corren el riesgo de encallar. Se da otro caso similar frente a la Rampa de Abasto.
Dejamos atrás la verde casa de la familia Borrás, topándonos a continuación con un blanco muro que llega hasta el inmueble inmediato. Este muro posee en el centro una entrada de acceso a su interior. Tras bajar dos escalones, entramos en el Patio Gorgonio. Se divide en dos, el exterior y el interior. Los vecinos le llaman “el patio de afuera” y “patio de dentro”. Es uno de los grandes patios de Ceuta y puede que albergue unas cuarenta viviendas. “El patio de adentro” posee tanto fondo, que es colindante con un solar sito en la calle General Yagüe que sirvió años más tarde, para construir “el edificio del Sindicato”, hoy sede de UGT y CCOO.
Nuestro inolvidable paisano Rafael Gibert -quien mejor nos ha detallado la Ceuta entre los siglos XIX y XX- en sus Memorias, relata que uno de los más conocidos lugares de entrada clandestina de tabaco, procedente de Gibraltar, era la muralla de la Marina. De noche se aproximaba un bote y pasaba el género por una alcantarilla que tenía su origen en un patio donde guardaba carros y ganado un industrial apodado “Gorgoño” (Al parecer, su verdadero apellido era Gorgonio). Seguidamente llegamos a la Imprenta “Olímpia”, cuya fachada se divide entre la Marina y calle Sargento Mena. Seguimos y a medio camino entre la calle anterior y el Callejón del Obispo, -más tarde calle Millán Astray, se halla la agencia Ford, dirigida por don Juan Llanzón Gómez.
Algo más adelante, formando esquina con la calle que lleva el nombre del fundador de La Legión, se halla una casa que posee la escalera más estrecha de la ciudad. Siempre me he preguntado, como se las arreglarán, cuando tengan que subir o bajar un mueble de gran tamaño, como una mesa de salón o un aparador. En esta casa reside la familia Chacón.
En la esquina contraria, encontramos un almacén y taller perteneciente al Cuerpo de Ingenieros. Aquí se encargan del mantenimiento y reparación de las instalaciones de telecomunicación del ejército.
A continuación un gran muro, esconde la belleza del jardín trasero de la Comandancia General, cuya entrada principal se halla tras una reja que une la Marina con la calle Méndez Núñez. Frente a esta calle en la acera Norte, se halla el pórtico y escalera de lo que en sus tiempos fueron los “Baños del General”.
En la esquina contraria de la calle, se halla el edificio de Telégrafos. Seguidamente viene un establecimiento de ferretería llamada “Gándara y Cía”, y recuerdo a uno de sus dependientes, apellidado señor Becerra.
Tras otro inmueble poco destacable, llegamos a la Empresa de Aguas de Ceuta. Esta empresa municipal, está dirigida por don Luis Delgado, gran amigo de mi padre y en ella prestó servicio años más tarde, mi gran amigo Francisco Méndez, que perdió la vida, en el verano del año 1964, practicando la pesca submarina. Su gran pasión, como la mía.
Metros más adelante, se haya el local de Auxilio Social. Su amplio acceso, permite ver una gran sala, alicatada de azulejos blancos. En el centro hay un mostrador también alicatado, con una encimera de mármol, todo del mismo color. Al fondo hay una puerta por la que se accede a la cocina. Todo lo que se aprecia desde el exterior, destila una limpieza extrema.
Como es preceptivo en estos tiempos, encima de la puerta hay una cruz clavada en la pared, escoltada por dos fotos, una del dictador a un lado y otra al lado contrario, donde se ve el logotipo de Auxilio Social -una negra cabeza de una serpiente con la boca abierta, y una mano que empuña un puñal enfilado hacia la boca-, acompañando al logotipo; y en la misma foto, el yugo y las flechas que simbolizan la Falange.
Al medio día eran numerosas las personas que allí acudían, portando un portaviandas. Alguien me contó que según el número de personas que componían la familia, así era de grande. Los había de tres y hasta seis elementos y de dos diámetros diferente. El caso es que según llegaban -más hombres que mujeres-, eran atendidos por dos señoras vestidas con bata blanca, que detrás del mostrador, recogían un ticket y el portaviandas, para al momento regresar con él lleno de comida. Me imagino que este medio de transporte para llevar los alimentos, los facilitará el centro, dado que, de dos tamaños diferentes, pero todos iguales. Lo que no recuerdo, es si a la vez, también era comedor.
Poco queda para finalizar el viaje, pero antes debemos dejar atrás casa Vidal. Este pequeño local dedicado a artículos de deporte, pero especialmente de pesca, es atendido por Julián Menjibar. Varias veces campeón de Ceuta de pesca desde embarcación.

En la esquina de la calle Alférez Baytón, se encuentra el local de la Sociedad de Caza y Pesca de Ceuta. Internándonos unos metros en la calle y antes de llegar a la escalera, hay un despacho de leche procedente de las vacas de la granja de Castillejos. En verano también se vende en este local, las pocas fresas que se ven en Ceuta. Estas son ofrecidas al público, en el interior de unas bellas canastitas de caña.
Frente al despacho de leche, se halla el economato de la Marina. En las oficinas de este economato, prestó su servicio militar mi primo Cayetano Cuesta. Años más tarde se ubicó en este mismo lugar el Patronato de Apuestas Mutuas Deportivas.
Antes de llegar al final del trayecto, pasamos por la cara norte del piso de Trujillo. Ahí tenemos la tienda de mercería llamada “Casa Gómez” y junto a esta, la agencia de viajes propiedad de don José Trujillo, que a la vez es también presidente del Centro de Hijos de Ceuta. Antes de llegar al Jardín de San Sebastián y justo frente a “Casa Gómez” hay un servicio de W.C., estos urinarios se ubicaron con tal acierto, que ocultaba la lápida alusiva a la reconstrucción del Baluarte y Batería del Jardín de San Sebastián.
Fin del recorrido de la calle Marina Española. Nos apeamos en el jardín de San Sebastián. Son las nueve y cuarto de la noche de un bello día del mes de julio. La acera que da al varadero, está llena de gente. Muchos, apoyados en la muralla o balaustrada en animada charla con sus tertulianos, otros, oyendo “Sortija de oro”, canción de moda de este verano, que interpreta Antoñíta Moreno y que la pequeña emisora ubicada en la primera planta, del Mercado Central de Abasto -justo detrás del reloj, entre los bares Nacional y Norte-, se encarga, como todas las tardes-noches, de hacer llegar a los oídos, de tantos ceutíes que aquí se congregan. Es curioso que en las dos farolas de los extremos del puente, hay en cada una un cartel con el siguiente texto: Peatón, por favor circule.
Acelero el paso camino a casa, aún se oye a lo lejos los anuncios de la emisora: ...«si quieres el mejor ¨”pescao”, pescadería “el Chau Chau”».
Y aquí finaliza este paseo, del cual ha pasado ya más de medio siglo. Sin embargo, pareciera que fue ayer…; pareciera que el tiempo se hubiese congelado; y las horas, las horas pretéritas de aquellos años, hubiesen alcanzado en mi alma, como las peregrinas golondrinas, un lugar para retornar de sus viajes… ¡Oh, Ceuta, en mi alma permaneces, te llevo dentro de mi…! ¡Ceuta, tan cerca del corazón!, ¡Ceuta, tan lejos del olvido!…
Gracias a todos por hacerme compañía en este largo recorrido, del que espero que a los que peinamos canas desde hace años, les haya servido de recordatorio de aquellos felices años de su niñez y los más jóvenes, hacerle saber que, si hoy Ceuta es una ciudad moderna y bella, aquella que acabamos de recordar, no le iba a la zaga. Si hoy es más moderna, antes era más natural, más marinera. Estoy seguro, que actualmente, muchos ceutíes no han visto una lisa en su vida y antes, durante el recorrido que hacíamos por el Paseo de las Palmeras o por la Marina, los días de levante en calma, mirábamos al mar y eran miles las lisas que casi flotando en el agua nos saludaban y hasta parece que nos decían ¡disfrutar! ¡disfrutar! Que este paisaje maravilloso del que hoy gozáis lo perderéis muy pronto. Como así ha sido.