¿Negligencias en Protección de Datos de 'El Silencio'?

HERMANDADES

Las elecciones en “El Silencio” provocan que tanto la Hermandad, como la Vicaría, estén involucradas en un proceso de denuncia por una posible negligencia en la protección de datos

FOTO EL PUEBLO
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El comentario está en la calle desde hace varios meses, cuando las redes sociales se hicieron eco de una posible falta de transparencia en el proceso electoral que culminará hoy con la toma de posesión de sus cargos por parte de Ana Valero Vigara como Hermana Mayor y de los Oficiales y Vocales de la Junta de Gobierno de la Primitiva Hermandad de los Nazarenos del Sagrado Descendimiento, Santa Cruz en Jerusalén, Santísimo Cristo del Buen Fin en su Traslado al Sepulcro y María Santísima de la Concepción, conocida como popularmente como ”El Silencio”.

Desde El Pueblo hemos querido conocer los detalles de este proceso que puede culminar en dos denuncias firmes ante la Agencia Española de Protección de Datos. Cabe recordar que las multas ante brechas en la protección de datos son muy elevadas. Si la sanción es por infracción leve: hasta 40.000 euros. Si es por infracciones graves: de 40.001 euros a 300.000 euros y si es por infracciones muy graves: de 300.001 euros a 20 millones de euros. En el caso que nos ocupa, estaríamos hablando de infracciones muy graves, ya que los datos de carácter religioso tienen una especial protección en la ley correspondiente.

Enrique Rodríguez es el hermano de “El Silencio” que ha iniciado el proceso de posible denuncia ante la AEPD, a través de uno de los mejores abogados de España en casos de negligencias en Protección de Datos, el catalán Gerard Espuga, del bufete DiG Abogados. Rodríguez comenta que “todo empieza cuando observo una absoluta falta de transparencia y de limpieza estética en el proceso electoral iniciado por la Hermandad en octubre del pasado año, en el que uno de los candidatos es un familiar directo. Tras detectar que los pasos que se estaban dando, desde mi punto de vista, no eran los correctos ni los más adecuados para lo que se exige en un proceso como el que nos ocupa (divulgación solo del programa de uno de los candidatos, no emisión de papeletas, escritos del Hermano Mayor pidiendo el voto siendo miembro de la junta de mesa, duplicidades, comentarios en redes sociales menoscabando al candidato contrario, etc.), me interesé por cómo se estaba llevando a cabo la protección de datos, un asunto en el que mi profesión me obliga de alguna manera a ser experto”.

Rodríguez relata que, tras solicitar información, pudo constatar que la Hermandad no contaba con el obligado Delegado de Protección de Datos, no había obtenido correctamente el consentimiento de los hermanos para el tratamiento de sus datos, no había elaborado un registro de actividades de tratamiento, no había realizado una evaluación de impacto, ni había adoptado las medidas de seguridad necesarias y obligatorias. Además, cuando fue a ejercer su derecho al voto “adelantado”, se encontró en las dependencias de la Vicaría, donde se había colocado una urna, con el censo de hermanos que, además, estaba siendo manipulado por una persona ajena a la Hermandad y a la propia Vicaría, ya que se trataba de “un voluntario que, al ser advertido por mí de lo que estaba sucediendo, se autodenominó así”. A pesar de ser testigo de lo que Rodríguez considera una “flagrante infracción en el tratamiento de los datos personales de los hermanos de El Silencio”, su actitud fue conciliadora y de absoluta colaboración, como así demuestran los correos electrónicos enviados a la Vicaría, al Consejo de Hermandades y al Obispado de Ceuta a los que El Pueblo ha podido tener acceso y en los que se ofrece una información exhaustiva sobre las brechas de seguridad en el tratamiento de los datos y, además, información sobre cómo solucionarlo, a qué profesionales acudir y de qué manera poder reiniciar el proceso de una manera legal y correcta.

Rodríguez lamenta que “no recibí ninguna respuesta, ni por cortesía, tampoco desde el Consejo de Hermandades y Cofradías que ni está, ni se le espera en este asunto, pero alguien debió entender que estábamos hablando de algo muy muy grave, el censo fue retirado inmediatamente de la Vicaría, mucho antes del plazo correspondiente y suspendiendo la Hermandad temporalmente el proceso electoral”. Este paso dado por la Hermandad considera “fundamental para demostrar que eran conscientes de que no lo estaban haciendo bien”. Además, añade Rodríguez “sorprendentemente, la urna sigue en la Vicaría, sin la debida y justificada custodia produciéndose un hecho insólito: se dan por válidos los votos ya emitidos e introducidos en esa urna, contabilizados en la segunda parte del proceso, tras la comentada interrupción. El programa del candidato que aún no había podido conocerse por parte de los hermanos, porque la Hermandad no lo difundió al considerarlo según palabras del Hermano Mayor ‘demasiado extenso’, fue enviado tras haberse emitido ya una gran cantidad de votos”.

Llegados a este punto, Rodríguez aclara que “no entro en asuntos que no sean estrictamente la protección de datos y acepto por supuesto que la futura Hermana Mayor obtuviera un respaldo mayoritario en las urnas. Pero quiero aportar como ejemplo claro de mala praxis lo siguiente: hoy se celebra la toma de posesión, sin que el otro candidato haya recibido una respuesta aún sobre la impugnación presentada ante un proceso electoral que considera incorrecto. Literalmente, se sabe que esta impugnación no ha prosperado, porque se ha leído en la prensa. Es, simplemente, una muestra más de que los actuales responsables de la Hermandad y aquellos que tengan alguna responsabilidad sobre este proceso, piensan que pueden hacer lo que quieran, cuando quieran y como quieran, porque sólo lo que ellos hacen, es lo correcto, a pesar de las advertencias constructivas. Obviamente, eso es un error y la Agencia Española de Protección de datos, entre otros, lo va a evidenciar en su momento. Dicen por ahí que la soberbia es uno de los siete pecados capitales, a lo mejor alguien se lo tiene que hacer mirar”.

Para no alargar el relato en demasía, Rodríguez avanza en él de manera resumida indicando que “a pesar de las advertencias, de las indicaciones para reiniciar el proceso electoral de manera correcta y de la predisposición a que nadie saliera perjudicado en este asunto, la Hermandad volvió a ponerlo en marcha haciendo caso omiso, provocando que las elecciones se acabaran celebrando teniendo ‘la espada de Damocles’ sobre la urna en forma de impugnación y en forma de denuncia ante la Agencia Española de Protección de Datos”. El resultado, un gran apoyo a la candidata Ana Valero que “por supuesto, considero contundente y respetable, pero dentro de un proceso electoral fatalmente llevado a cabo por los actuales responsables de la Hermandad”.

Mientras todo esto ocurría, el proceso previo a la presentación de una denuncia ante la AEPD, continuaba su camino a través del abogado contratado por Rodríguez para defender sus intereses. Tras provocar que la Hermandad, finalmente, contratara a un Delegado de Protección de Datos, este responde a un requerimiento involucrando directamente a la Vicaría en el asunto de manera clara y directa, en un escrito remitido en nombre de la Hermandad y firmado digitalmente. En ese escrito, al que también ha tenido acceso El Pueblo, el Delegado de Protección de Datos, afirma que la Vicaría General de Ceuta ha sido destinataria de los datos personales de los miembros de la Hermandad. Aunque esto fuera lícito, que no lo era en el momento del proceso electoral, jamás puede referirse a la posibilidad de montar una mesa electoral paralela a la oficial, sino, simplemente, a la recepción de los votos emitidos (sólo por parte del Vicario y no por ninguna otra persona, como así sucedió) para su revisión y archivo. En ese momento, la Vicaría se convierte en un segundo objetivo por parte del abogado de Rodríguez, que se encuentra en estos momentos en conversaciones con el Delegado de Protección de Datos de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, que aún no ha encontrado una justificación válida y definitiva para que la denuncia, a la que Rodríguez está firmemente dispuesto a llegar tanto para la Hermandad, como para la Vicaría, pudiera llegar a evitarse. Fuentes de El Pueblo de Ceuta, han podido corroborar que es la primera vez que una Hermandad utiliza a la Vicaría como lugar para la constitución de una mesa electoral paralela.

Por otro lado, la Hermandad no ha sabido responder aún al abogado de Rodríguez a través de un Delegado de Protección de Datos que se ha encontrado inmerso en un asunto muy difícil de solventar, ya que su contratación se ha producido de manera tardía. Los plazos se cumplen y el tiempo apremia.

Rodríguez insiste en “pedir disculpas a los hermanos de El Silencio por el desarrollo de este proceso. Pero también mostrar firmeza ante la defensa de mis intereses y los de mi familia en un asunto que otros han convertido en oscuro. Nadie tiene la razón absoluta y nadie puede pasar como una apisonadora por encima de los derechos y la legalidad que a todos nos asiste y es lícito y coherente defenderse ante una agresión de ese tipo, haya un familiar por medio, o no. Además, como ya le dije al actual Hermano Mayor, querer a la Hermandad, es también cuidarla de caer en ilegalidades y futuros problemas de distinta índole. Querer a la Hermandad es también protegerla y eso, es lo que estoy haciendo.

Por último, Rodríguez reflexiona y añade que “como ya afirmé al actual Hermano Mayor, dando mi palabra de honor, sólo el reconocimiento y las disculpas públicas por el desarrollo de unas elecciones impuestas de manera tan soberbia, así como por el mal uso de los datos personales de los hermanos, ya evidenciado, podrían evitar que las denuncias lleguen a producirse finalmente. Pero parece que es más importante el poder hacer creer a todos que ellos llevaban razón no dando su brazo a torcer, por encima de los intereses de la Hermandad que, supuestamente, deberían ser una prioridad absoluta”.

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