Los sucesos anticlericales de mayo de 1931. La quema de la Iglesia de Santo Domingo y el Cristo de Mena
ESPECIAL SEMANA SANTA 2024
Desde 1.927, se llevaron a cabo una serie de contactos para vincular la Congregación de Mena y La Legión. Muchos congregantes ven con simpatía a La Legión y comienzan a acariciar la idea ¡por que no!. De que su Cristo de Mena, sea escoltado por las fuerzas legionarias. Un gran impulsor de ello fue D. Joaquín Mañas Hormigo, que fue elegido Hermano Mayor de la Congregación en 1.927.

En los días 11 y 12 de mayo de 1.931, la furia anticlerical provocó una serie de disturbios en diversas localidades de España: Madrid, Valencia, Alicante, Murcia, Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, Jerez, Algeciras, Granada, Còrdoba, y Sevilla. Ninguna fue tan afectada como la ciudad de Málaga, siendo destruido gran parte de su patrimonio religioso, artístico, cultural e histórico.
LOS ANTECEDENTES:
Desde 1.927, se llevaron a cabo una serie de contactos para vincular la Congregación de Mena y La Legión. Muchos congregantes ven con simpatía a La Legión y comienzan a acariciar la idea ¡por que no!. De que su Cristo de Mena, sea escoltado por las fuerzas legionarias. Un gran impulsor de ello fue D. Joaquín Mañas Hormigo, que fue elegido Hermano Mayor de la Congregación en 1.927.
Resumiendo, esta situación que he recogido ampliamente en colaboraciones anteriores, confirma la participación de La Legión junto al Cristo de Mena.
El primer intento de escoltar al Cristo de Mena, fue programado en 1.929. Todo preparado, pero un temporal en el Estrecho impidió el traslado de las fuerzas legionarias en su traslado de Ceuta a Málaga.
En el segundo intento, en 1.930, no hubo problemas y las fuerzas legionarias escoltaron al Cristo de Mena.
Y finalmente, en el año 1.931, vuelve a participar La Legión en Málaga ante el júbilo de los malagueños.
Ya, ante los acontecimientos de mayo de 1.931 y la Guerra Civil, La Legión no vuelve a participar en la Semana Santa malagueña hasta 1.943.

LOS SUCESOS EN MÁLAGA DE 1.931:
Las noticias de lo que había sucedido en Madrid, se extendieron por toda España, llegando a Málaga. Así, el diario de Málaga del día 11 de mayo de 1.931, se hacía eco de lo sucedido en la capital.
Los meses previos a la Semana Santa de 1.931 fueron cruciales debido al problema que se originó con la subvención municipal para las cofradías; ello se aderezaba con la campaña anticlerical y contrarias a las procesiones que se llevaba a cabo desde el periódico republicano “Rebelión (en 1.931 llamado “Rebeldías”), encontrándose en la parte contraria “La Unión Mercantil” en favor de la coalición monárquica.
Tras tensos debates, donde las posturas enfrentadas tensaban la situación (la Agrupación de Cofradías llegó incluso a decidir no salir), se acordó conceder la subvención, pero recortando un diez por ciento respecto a la concedida para el año anterior. Pese a que parecía resuelto el problema, el debate había trascendido e impregnado a toda la sociedad malagueña. Incluso, el 15 de diciembre de 1.930 hubo un intento de incendio del Palacio Episcopal.
Finalizada la Semana Santa de 1.931 (escolta por segunda vez al Cristo de Mena, La Legión), el diario Rebeldías, continuaba con su campaña calificando las procesiones de manifestaciones paganas, escandalizantes, y provocadoras.

El 12 de abril de 1.931, fueron celebradas elecciones municipales convocadas como antesala de unas nacionales por el Rey Alfonso XIII, lo que a la postre significaría el . Se trataba de las primeras elecciones desde que en 1.923 ocupaba el poder “Primo de Rivera”. La opción monárquica fue la gran derrotada, titulando lo sucedido de forma magistral, el almirante Aznar al decir:. En la noche del 14 de abril de 1.931, el rey abandonaba el país dirigiéndose al exilio.
Fue elegido alcalde D. Emilio Baeza Medina, proclamando la República el 14 de abril de 1.931 desde el balcón del Ayuntamiento. Se produjeron algunos disturbios, destrozándose la lápida de la estatua del Marqués de Larios que fue tirada al mar y sustituida por otra que ponía calle 14 de abril.
El 6 de mayo de 1.931 se debatió una moción del concejal comunista, que era la primera vez que conseguía representación en el Ayuntamiento. Se proponía la solicitud al Gobierno provisional de la República de la adopción de una serie de medidas de signo anticlerical, como la disolución de todas las órdenes religiosas o la nacionalización de los bienes de la Iglesia
Las noticias de lo que había sucedido en Madrid (comienzo de los sucesos) se extendieron por toda España, llegando a Málaga. Así, el “Diario de Málaga” del día 11 de mayo de 1.931 se hacía eco de lo acontecido en la capital.
Fueron muchísimos los hechos de asaltos en Málaga, no obstante, lo voy a centrar en lo referente al Convento e Iglesia de Santo Domingo”, que es mi propósito en esta colaboración.

CONVENTO E GLESIA DE SANTO DOMINGO, EL CRISTO DE MENA:
Le tocaba el turno a esta Iglesia, al antiguo convento, donde se guardaban tesoros como la Virgen de Belén, el Cristo de Mena, el Cristo de Cabrillas, la Virgen del Pozo, lienzos de Alonso Cano, de Francisco Pacheco y las imágenes del Nazareno del Paso, Virgen de la Soledad y de la Virgen de la Esperanza, las glorias nazarenas de la ciudad. El objetivo no era accidental, ya que en esta Iglesia, enclavada en un barrio humilde, se encontraban las imágenes más veneradas.
“La Iglesia dormía y las imágenes descansaban del ejercicio de la piedad, de la oración, de la cera derramada en su honor, de las flores que endulzaban con podredumbre de postrimería la hora cierta del desastre. El espíritu de fray Alonso de Santo Tomás, se paseaba por su convento desarmortizado y se detenía ante el “Crucificado de Mena”, labró para la sala , allí donde la comunidad maceraba sus carnes con las disciplinas, aquel espacio que lavaba sus losas con la sangre de la penitencia. Era el silencio, el reino de la muerte, era la expectativa de la tragedia del destino escrito en los libros de plomo.
En torno a las tres y media de la madrugada, un grupo de personas cruzaba el puente de Santo Domingo. Antes de que llegaran, penetraron en ella algunos entusiastas cofrades de la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte y el Cristo del Paso, los cuales procedieron, con una rapidez vertiginosa, a salvar aquellos objetos y enseres de más valor, poniéndolos a buen recaudo. Entre estos, lograron que la bellísima escultura de la Buena Muerte (…), ( entre paréntesis, los puntos suspensivos indican la supresión de una palabra o un fragmento en una cita textual), y las de la Virgen de la Soledad y la Esperanza, y el Cristo del Paso colocarlas en los sótanos respectivos, debajo de los altares de las que, a simple vista no podían ser advertidos por nadie. Sin embargo, y debido al relato de lo sucedido por Francisco Palma Burgos, respecto de la actuación de su padre Francisco Palma García, el Cristo de Mena no se escondería quedando en el altar.

El acceso al interior del templo se produjo por la sacristía. El párroco José Campaña permaneció en la casa que habitaba y que estaba junto a la Iglesia, hasta que comenzaron a incendiarla.
Una vez en el interior del templo, los asaltantes destrozaron en su propio altar a la Virgen de Belén. Le prendieron fuego a los altares, al coro y la sacristía. Uno de ellos, al aporrear con una barra el altar del Cristo del Paso, dejó al descubierto la bóveda que existía bajo el mismo, asomando la cabeza. Lanzó una exclamación, que más bien fue un rugido- ¡Aquí han guardado los santos…! ¡Vamos a echarlos al fuego!. Acudieron otros y, entre todos ellos, sacaron de aquel lugar las imágenes (…) para arrojarlas a la inmensa hoguera que habían formado en el patio de la iglesia.
El escultor Francisco Palma García entró en la iglesia, cuando los asaltantes estaban dentro y habían iniciado el fuego, con la intención de salvar el “Cristo de Mena”; esto narraba su hijo Francisco Palma Burgos de cómo oyó a su padre relatar a un amigo lo sucedido: Pierna Cristo de Mena
“Yo entré detrás de aquello como absorbido por su ira (…) vi que uno entró en nuestra capilla, abrió la verja y con una pata de una mesa subió por la mesa del altar y empezó a flagelar a nuestro “Cristo. Yo di un zarpazo, le cogí una pierna y lo insulté, él levantó el palo con furia para darme en la cabeza, yo lo miré como rompiéndole la cara, y descargó su furia sobre la pierna del Cristo rompiéndola, le hizo saltar el clavo (….). Esta pierna, que escondida sacó Palma de la Iglesia, es la que se conserva actualmente como reliquia, en la entrada del columbario de la Congregación.
El templo estaba ardiendo. Aparecieron soldados del regimiento de Málaga al mando de un oficial, lograron desalojar el templo y lo acordonaron. Según el relato de Julio Trenas, Francisco Palma comenzó a retirar los bancos, vitrinas y reliquias que había en la Capilla, dejó limpia de leña para que el fuego no se comunicara, salió a la nave central cerrando la verja (…). Buscaba como loco alguno que le ayudara a descolgar el Cristo (….) el humo era bastante denso e irrespirable, salió a la calle, y se encontró a los bomberos, se dirigió a Ramírez y llorando como un niño le pidió dos hombres. Ramírez se fue con él y entraron nuevamente en la Iglesia, se amarró un pañuelo como los bomberos; entre llamas y astillas rotas entraron de nuevo en la Capilla, Palma ayudado de este Ramírez descolgaron el Cristo, rompiéndole los brazos y pegados al cuerpo lo envolvieron en el manto de la Virgen de la Soledad. Unos soldados que están en la puerta les prometieron no abandonar la iglesia. Al cabo de una hora de estar allí, los soldados recibieron la orden superior de abandonar el templo, continuando el fuego y la destrucción. (Incendio Iglesia de Santo Domingo)
Francisco Palma volvió a casa con la pierna del Cristo que había podido sacar, y así lo relataba su hijo , mamá lo abrazó y lloraron juntos, yo no dormí.
El lapso de tiempo que estuvieron los soldados custodiando el templo es en el que se piensa, quienes creen que se salvó el “Cristo de Mena”, pudo ser sacado de la iglesia de Santo Domingo. Desgraciadamente, es improbable ya que en esa hora visitó el templo el gobernador civil Jaén Morente (acababa de regresar a Málaga) y según el diario “El Cronista” de 13/05/1.931 . Posteriormente a esta visita, y como se ha señalado anteriormente, los soldados se retiraron siendo asaltado e incendiado de nuevo el templo.

La versión policial, como afirma Jiménez Guerrero y sustentado en documento firmado por el comisario jefe el 15 de mayo de 1.931, indica que fue el concejal comunista Andrés Rodríguez el que capitaneó los grupos que asaltaron, saquearon e incendiaron la iglesia de Santo Domingo; y al decirle un individuo que aún no se ha podido averiguar quien sea, que respetaran y no quemaran la imagen del “Santo Cristo de Mena”, contestó que allí se quemaba todo.
Se ha especulado mucho, con la idea de que el “Cristo de Mena” podía encontrarse escondido en algún lugar desconocido. No obstante, han pasado muchos años, y de ello no se sabe nada.
Traigo a continuación, las palabras de una entrevista al historiador José Jiménez Guerrero que publica su libro: “Destrucción y reconstrucción de la Semana Santa de Málaga 1.931 – 1.939”. Ante la pregunta:
Un icono de aquella época fue la imagen del “Cristo de la Buena Muerte”, obra de Pedro de Mena, y las circunstancias que rodearon su pérdida. ¿Con cual de las teorías respecto a su desaparición que describe en su libro se queda?
Ante ello, el Sr. Jiménez Guerrero especifica: Este tema lo analizo en el capítulo segundo, titulado “ El nacimiento de un mito”: la desaparición de la imagen del Cristo de la Buena Muerte y Ánimas”. Y recojo las teorías y documentación que, tanto a favor como en contra de la desaparición de la imagen se difundieron en aquellos años. Pero considero que se abren nuevas perspectivas, ya que se aportan y reproducen algunos documentos y se concretan referencias y datos inéditos que, en su caso, atestiguan que la imagen fue destruida en la iglesia de San Carlos y Santo Domingo. De hecho, se documenta que, en contra de lo difundido, sí aparecieron los restos carbonizados de la efigie. Me pregunta mi opinión. Ojalá que me equivoque, pero con los datos que aporto, y sobre todo, con la relevancia de quienes afirmaron, considero que la imagen se perdió.
LA RESCONSTRUCCIÓN DE LA CONGREGACIÓN DE MENA:
Los años de la II República y nuestra Guerra Civil supusieron un grave revés. La pérdida del “Cristo de Mena”, de la capilla y de los enseres procesionales obligaron a un forzoso exilio en la Catedral, montándose, a partir de 1.932 los tradicionales “cultos internos” en su honor. Durante la Guerra Civil, los congregantes de Mena son perseguidos y asesinados.
Un relevo generacional se produce entonces al frente de los destinos de la Congregación, cubriendo esta difícil etapa el entonces joven Álvaro Príes Gross (1.934- 1.939).
Tras la entrada de las tropas de Franco en Málaga, el Obispado aprueba una nueva Junta de Gobierno bajo la presidencia de Álvaro Pries. Después de la primera salida procesional del nuevo “Cristo” (Semana Santa de 1.942) el proceso de reconstrucción se culmina con el fructísimo mandato de Miguel Serrano de las Heras (1.944-1.949) con los valiosos y singulares tronos realizados y diseñados entre 1.943 y 1.945 por el propio Palma Burgos y por el congregante E. Ruiz del Portal, un rico conjunto de insignias debidas a los “Talleres Seco Velazco” de Sevilla, y los bordados del manto de la Virgen de palio, y dalmáticas y túnicas, obra de Leopoldo Padilla.

El decenio de 1.950 y los primeros años sesenta representa para la Congregación una etapa de madurez con la total restauración de la Capilla y el Camarín, obra personal de Álvaro Príes.
La vinculación entre la Congregación y La Legión, reiniciada en la etapa anterior, se estrecha ahora más. A partir de 1.960 se instaura la costumbre de que cada “Tercio de La Legión” tenga en sus acuartelamientos una imagen del “Santísimo Cristo de La Buena Muerte”.
Los años sesenta son un periodo de atonía en los que se despueblan las filas de penitentes, el déficit económico y los problemas que generan los hombres de trono se tornan pesadas carga para muchas Hermandades.
Desde principio de los setenta se revitaliza la Congregación con José González Ramos (1.973-1.976) que pone en marcha una serie de atrevidas iniciativas, que culminan con la restauración del trono del Santísimo Cristo, el establecimiento de un “tinglado” permanente y la realización de un nuevo “paso” para Nuestra Señora de la Soledad, obra de Juan de Ávalos que rompía totalmente con la estética barroca.
Hay que mencionar, que la Virgen de la Soledad se perdió en los sucesos de 1.931. En 1.940 se adquirió una talla de la Soledad pero de poco valor. En 1.945 la Hermandad encarga al escultor Pedro Moreira López un nueva Virgen de la Soledad. Posteriormente en 1.975, se reemplazó la Virge4n de la Soledad de Juan de Ávalos. Tras la muerte de Franco, dos Hermanos Mayores, van a regir sus destinos: Francisco Fernández Verni y Vicente Pineda Acedo. Con el primero se dio un impulso a la proyección externa de la Congregación. En su haber es preciso destacar: logros como la completa restauración del antiguo trono y manto de Nuestra Señora de la Soledad (1.979).
Hay que recordar que Nuestra Señora de la Soledad Coronada es una Dolorosa del siglo XVIII adquirida por la Cofradía en la localidad de Antequera. De autor anónimo, aunque recientemente el historiador Jesús Romero Benítez atribuye la autoría al escultor antequerano Antonio del Castillo y fechándose en 1.692. La actual, fue adquirida en Antequera, con idea de sustituir a la original perdida durante la Guerra Civil. La talla es ahora la que procesiona y fue adquirida en 1.945 por el Hermano Mayor de la Congregación en ese año Miguel Serrano de las Heras
Y el reencuentro y acercamiento entre la Congregación y la Casa Real, logrando en Marzo de 1.978, que “Mena” fuese recibida por el nuevo monarca. Atendería visitas de altísimas personalidades como el entonces Presidente del Gobierno Calvo Sotelo (1.982), llevaría al Santísimo Cristo a presidir el pregón de Semana Santa de 1.984; desarrollaría importantes iniciativas culturales como el encargo del óleo que al Cristo dedicó F. Revello (1.984). También se produce durante su etapa masiva incorporación de la juventud… La Congregación de Mena recibida

SANTÍSIMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE Y ÁNIMAS:
Su padre, como dijo el propio Palma Burgos, era el último clásico que quiso salvar su historia y dio su vida como los buenos. Le encargaron que hiciera el “Cristo de Mena” y de sus gubias salió el “Cristo de Palma” y fue esculpido en 1.941.
Mayo de 1.938. El Obispado aprueba la nueva Junta de Gobierno de la Congregación del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas, y Nuestra Señora de la Soledad bajo la presidencia de Álvaro Pries. Junta integrada en gran parte por muchos jóvenes, protagonistas de una forzosa regeneración. En el mes de diciembre de ese mismo año, falleció el congregante Francisco Palma García y la Junta de Gobierno, a principios de 1.940 le encarga a su hijo de apenas veintidós años, la hechura de la nueva imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas. Ya había realizado la imagen del Santísimo Cristo de los Milagros. Trabajó en esta obra entre los años 1.940 y 1.941, concluyendo el día 11 de agosto. El ocho de marzo de 1.942 sería bendecido en la Iglesia del Santo Cristo de la Salud.
En ese año de 1.942, se produjo su primera salida procesional, en una etapa difícil y de reconstrucción de la Semana Mayor malagueña, tras los tristes sucesos de mayo de 1.931 en que la talla primigenia desapareció (como hemos indicado anteriormente) y supuso un antes y un después para la mayoría de las corporaciones nazarenas. Este hecho supondría un fuerte varapalo para la “Congregación”, que aún hoy no se ha esclarecido -producto de la leyenda- y que pareció resurgir de las cenizas con el actual crucificado que talló el escultor malagueño Francisco Palma Burgos.
La escultura, que costó 30.000 de las antiguas pesetas y sufragadas por un grupo de congregantes, es una reinterpretación del original, que realizara Pedro de Mena. Es lo que algunos han llamado la recreación admirable de lo único, la recreación del “Cristo de Mena”., aunque no es una copia exacta. Las diferencias entre ambos “Cristos” son obvias: el de Palma presenta unas proporciones un poco más grandes, (mide 1`97 metros) la pierna izquierda descansa sobre la derecha (en el de Mena es al contrario), tiene los cabellos de forma distinta y el anudado del paño de pureza lo tiene en el lado derecho, mientras que Mena lo talló en la parte izquierda. Pero en líneas generales coinciden la plástica de la escultura, y el tamaño de los brazos que son más cortos con respecto al resto de la imagen. “A pesar de todo ello, el ”Cristo” continúa llamándose de Mena”, recordando al que desapareció, que dio y da nombre y se le conoce popularmente, desde sus orígenes a esta cofradía. En 2.008 fue restaurado por Maite Real Palma, que realizó los trabajos de limpieza y recuperación del mismo.
El rostro del crucificado de Palma representa la muerte personificada. Tiene la boca entreabierta y se le aprecian los detalles de los dientes y la lengua. Por las sienes cae la sangre de la corona de espinas (que un congregante elabora cada año y que se le impone antes de la salida procesional), hasta empapar y enlazar los cabellos rizados. Las manos y los pies desfigurados. Los brazos y las piernas están amoratadas. Los ojos inertes. Una imagen que impresiona, que impacta. Todo una lección de anatomía, según describe el doctor Aurelio Díaz en su estudio anatómico de la talla, que es de estilo neobarroco. Un Cristo al que le han hecho peticiones miles de malagueños.
El conjunto de esta representación pasionista lo completa la figura de María Magdalena, que arrodillada, llora desconsolada a los pies del Santísimo Cristo. También obra de Palma Burgos en 1.945, forma el Calvario tradicional anterior a 1.931 y presenta una larga cabellera suelta sobre la que circunda una aureola. En 2.006 fue restaurada por Estrella Arcos, que llevó a cabo una profunda labor para devolverle todo su esplendor original.

Después de once años de espera, había vuelto a las calles de Málaga, y el pueblo siguió llamándolo “Cristo de Mena”. En la carta que envió en el año 1.962 a su hermano José María, Francisco Palma escribió: (…) y de esta forma, una noche de primavera, de esas que a Málaga acaricia nuestro Cristo, el Cristo de Palma, ya no era de Mena, porque Mena, como premio al heroísmo de papá, le dijo:
Finalmente, el año 1.942 significó, por el contrario, el resurgimiento del olor de multitudes de una de las más antiguas y populares cofradías malagueñas.
El día 5 de abril (domingo), ya anochecido, se efectuó un traslado íntimo, el Crucificado hasta la Iglesia del “Cristo de la Salud”, templo donde había permanecido medio siglo atrás, a la veneración de los fieles, y de donde partió la procesión en 1.942 al estar practicamente destruido Santo Domingo. Fue auténticamente sorprendente y revelador el impacto del “Cristo de la Buena Muerte” en Málaga, la gran cantidad de fieles y congregantes que participaron o presenciaron su paso.
En los días de la semana, hasta el Jueves Santo se organizaron actos: Misa legionaria, Viacrucis, conciertos etc. etc.
Y el Jueves Santo día 9, ataviados con traje oscuro, y con una pequeña medalla del Titular orlada por la escarapela dominicana y con cirios en las manos, la Congregación rezó y portó a hombros de nuevo. Aquel que tuvo la mejor de las Muertes.
JOSÉ ANTONIO FUENTES VIÑAS
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