Paula Larrea, la joven emprendedora que siempre quiso ser dentista
DÍA MUNDIAL DE LA ORTODONCIA
Con 14 años lo tuvo “claro” y con 26 puso en marcha el ‘Centro Odontológico Larrea’, donde desarrolla su especialización, la cirugía, además de ofrecer tratamientos de estética, odontopediatría, extracciones u ortodoncia invisible

La joven Paula Larrea, como otros muchos adolescentes, llevó ortodoncia. La grata experiencia con su dentista, Víctor Nieto, le causó tal “interés” por la profesión que, con tan solo 14 años, tuvo claro “que quería ser odontóloga”. Alguna vez dudó si cambiar a Medicina, pero reconoce alegrarse de no haberlo hecho. Tras especializarse en cirugía en Madrid, volvió a su ciudad natal, donde, hace ocho años, al cumplir los 26, puso en marcha su propio negocio, el ‘Centro Odontológico Larrea’. El Día Mundial de la Ortodoncia, ese tratamiento que la empujó siendo una niña a dedicarse a proteger la salud bucodental, sirve a la ceutí como excusa para recordar que “sonreír muestra el alma” y, en consecuencia, cuidar la boca debe ser “una prioridad”.

Paula Larrea atendiendo a uno de sus pacientes. / FOTO G.S.
“Una persona con una buena salud bucodental transmite muchas cosas buenas. A nivel de limpieza, mostrando ser una persona pulcra. Segura de sí misma, alegre. La sonrisa llena la cara”, desgrana la profesional, que no se limita a enumerar solo los beneficios estéticos. Gozar de una “buena salud general” pasa por mantener sana la dentadura. “Para poder realizar una buena función masticatoria, pero también porque cualquier patología oral puede agravar problemas a nivel sistémico, ya sean cardíacos o digestivos”. Se mire por donde se mire, afirma Larrea, “es importante”.
En general, lamenta, “las personas se preocupan más por otros temas”. Unos acuden al dentista por dolor y otros por estética. De estos últimos, muchos abandonan la clínica sabiendo que su problema no es de apariencia, sino más grave. “Se preocupan porque las paletillas se vean blancas, pero no saben que lo que tienen detrás es quizás una pérdida de piezas”. Pocos acuden a la clínica para revisiones rutinarias, de esas que, recomienda, deben hacerse “cada nueve meses o cada año”, dependiendo de cada situación personal. En parte, por dinero: “Siempre dicen que el dentista es muy caro, pero después se gastan lo que sea en las uñas u otras cosas así. Preocúpate de tener una salud dental estable, y seguro que tendrás que invertir menos dinero en el dentista que si esperas a tener una dolencia”.
Si hay un tratamiento odontológico más que normalizado en la sociedad, ese es el de la ortodoncia, “una rama muy bonita”. A ella acuden personas “de todas las edades”, mayoritariamente con el fin de ver sus dientes “bonitos”. Sobre todo “los padres”, quienes tienden a realizar la pregunta de: “¿Mi hijo necesita ortodoncia?”. Se alegra, ya que tal preocupación denota la “concienciación” generalizada. Este método también va más allá de lo estético. “El apiñamiento produce mucha acumulación de sarro, por lo que la persona es más frecuente a tener caries”, explica. Sumado a que el apiñamiento referido puede causar “problemas funcionales”, afectando a la articulación del ‘ATM’, la articulación que conecta la mandíbula con la parte lateral de la cabeza.

Paula Larrea junto a su compañera Zamra en el mostrador de la clínica. / FOTO G.S.
En el ‘Centro Odontológico Larrea’ llevan a cabo la llamada ‘ortodoncia invisible’, que corrige los defectos de la dentadura sin la necesidad de emplear los clásicos ‘brackets’. Pero no realiza “ortodoncia convencional”. A sus pacientes necesitados de tal tratamiento los deriva a su “querido compañero” Víctor Nieto. Aquel odontólogo que le colocó la ortodoncia cuando era una adolescente y la hizo enamorarse de la profesión. Por lo demás, en su clínica hacen “de todo”. Desde Odontopediatría, cirugía, prótesis o estética hasta “odontología conservadora”, que abarca las extracciones, endodoncias, obturaciones (empastes), etcétera.
A sus pacientes recomienda siempre no conformarse con someterse a los tratamientos. Por muy bonita que quede su dentadura al abandonar la clínica, “el mantenimiento es fundamental”. “Si nos ponen una ortodoncia queremos que a los seis años nuestra boca sigue igual. Lo mismo con cualquier otro tratamiento. Cuando nos llegan al tiempo diciendo que se les han movido los dientes, la culpa es del paciente, porque no ha llevado su mantenimiento”. Sin embargo, no todos priorizan el cuidado bucodental. Aunque hubo un tiempo en que la sensibilidad hacia este campo estuvo en auge.
La pandemia
Entre los efectos derivados de la pandemia de COVID-19 se encuentra el auge de los negocios estéticos. Uno de los sectores que lo notó fue el de la odontología. Paula Larrea lo confirma, y aporta una teoría personal: “la mascarilla”. Al usar la mascarilla, las personas recibían su propio aliento de forma directa. “Muchos no eran conscientes de su mal aliento hasta que empezaron a usarlas”. Y, “¿qué produce mal aliento?”, pregunta Larrea, para responderse segundos después: “Caries, periodontitis… Problemas relacionados con la boca”. Es por esto que, considera, aunque los negocios estuvieron “en declive”, “para nada fue así a nivel dental”. “Creo que hubo un recibimiento potenciado”. Cuatro años después del ‘fatídico’ año 2020, “la cosa se ha estabilizado un poco”.
"El problema es que si tomas dulce y no te limpias la boca, se quedan ahí todas las sustancias, los hidratos de carbono que alimentan a los bichitos. Y las caries crecen"
En adelante, recomienda Larrea que no se relajen. Aunque prefiere no ser tajante en sus consejos para mantener una buena salud bucodental. “No voy a decir que no se puede comer dulce, porque yo soy la primera que lo hace. Pero sí hay que tener cuidado”. Tranquiliza la odontóloga afirmando que puede comerse “cualquier tipo de alimento”, siempre y cuando no se abuse y “en un periodo cercano” al término de la ingesta del alimento, se efectúe el correspondiente lavado de dientes. “El problema es que si tomas dulce y no te limpias la boca, se quedan ahí todas las sustancias, los hidratos de carbono que alimentan a los bichitos. Y las caries crecen”.
Asegura que, generalmente, si se prescinde de algún cepillado es el de mediodía, “con la excusa de haber comido fuera”, pero, sentencia, “no es excusa”. “Puedes llevarte el cepillo de dientes en el bolso, tener uno en el trabajo… Quien quiere, lo hace”. Añade que un cepillado “súper importante” es el de la noche. “La saliva es la que nos ayuda a ir quitando esas bacterias que se adhieren a los dientes. Por la noche no tragamos con tanta asiduidad, por lo que se incrementan los bichitos”. No es necesario lavarlos recién finalizada la comida, pero no debe pasar “más de media hora”. Y, si puede ser durante los diez minutos consecutivos a terminar de comer, “mejor”, ya que “el bichito tendrá menos tiempo para adherirse al diente y carcomer el tejido dentario”.
Eso sí, más allá del cepillado, incide Paula Larrea en la importancia de acudir a revisiones periódicas, que pueden ser, incluso, cada año o cada nueve meses. Pero pide a la ciudadanía que la salud bucodental “la tome en serio”. “No es ninguna tontería. A tomárselo en serio para evitar problemas futuros”.
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