La plaza Nicaragua, una realidad

Tras más de tres décadas de demandas, reivindicaciones y lucha incansable por parte de numerosos vecinos, la plaza Nicaragua ya es una realidad. Y es que en la tarde de este martes abría sus puertas a la ciudadanía con una transformación absoluta, pasando de ser aquel barranco y “criadero de serpientes”, como así lo califican sus propios vecinos, a un lugar de ocio, con una pista deportiva envidiable, zonas de juego para niños, espacios abiertos, vegetación y un complejo que lo convierte en el auténtico pulmón de la barriada de Hadú. No es para menos que el presidente de la Asociación de Vecinos, Fernando Sotomayor se mostrase emocionado, pues han sido más de 30 años de lucha y constancia en el trabajo, motivo también por el que se ha querido tener un recuerdo con aquellas personas que ya no están y que se dejaron la vida por este proyecto. A ellos, honor y gloria.

La remodelación integral completará la urbanización en el ámbito de la Plaza Nicaragua, la comunicación con las calles Romero de Córdoba y la avenida Nuestra Señora de Otero. Se trata así de un proyecto estratégico en el que el Ejecutivo autonómico ha venido trabajando desde la adquisición del solar de alrededor de 7.000 metros cuadrados.

Los objetivos principales que se pretende con esta importante ejecución que tenía un plazo inicial de 12 meses, es la definición de nuevos espacios de esparcimiento para los vecinos. De esta forma, habrá cabida para nuevas estancias para ocio y deporte, además de zonas verdes y jardineras.

Los vecinos no ocultaban su alegría, lógico, han sido muchos años de espera, pero al fin pueden disfrutar de un espacio de ocio en el que jóvenes, niños y adultos podrán hacer uso de él, si bien es cierto que ahora viene la parte más importante y que corresponde a la propia ciudadanía, y es el cuidado y mantenimiento de este nuevo complejo, pues todo el esfuerzo realizado para que la nueva plaza Nicaragua sea una realidad, no servirá absolutamente de nada si los usuarios ni tienen un cuidado absoluto del mobiliario y de la propia zona. Y eso, no lo olvidemos, es responsabilidad de todos.