Los intentos de los Estados Unidos por hacerse con la Isla de Cuba en el Siglo XIX

Durante el siglo XIX, el gobierno de Washington quiso en diversas ocasiones adquirir o tomar la isla de Cuba

El Ejército Español en la Guerra de Cuba. / FOTO CEDIDA
El Ejército Español en la Guerra de Cuba. / FOTO CEDIDA

Desde la toma de poder de Thomas Jefferson como tercer presidente de los Estados Unidos (1801-1809), los norteamericanos iniciaron movimientos para hacerse con la isla de Cuba española. Que culminaría con la declaración de guerra a España el 25 de abril de 1898 y el Tratado de París del 10 de diciembre del mismo año.

En 1805, Thomas Jefferson subrayó la importancia estratégica de la isla y expresó el deseo de una “conquista fácil”. Envío al general James Wikinson en 1808 para tratar de encontrar un acercamiento a la parte cubana con vista a una posible acción.

En 1810, al inicio del mandato del que fue cuarto presidente de los Estados Unidos, James Madison (1809-1817) durante su presidencia, fue enviado el cónsul y agente confidencial Willian Shaler. En ambos casos, se trataba de explorar el camino de la posible anexión de la cercana isla de Cuba dentro de la concepción geoestratégica que se estaba formando.

William C. C. Claiborne, que había sido el supervisor de la transferencia de Francia a los Estados Unidos, tras la compra de Luisiana en 1803, y fue gobernador del territorio conocido como “Territorio de Orleans” entre 1804 y 1812, año en que Luisiana se convirtió en Estado. Gobernador de Luisiana entre 1812 y 1816. Claiborne en 1810, tras la ocupación de Florida occidental, hizo las siguientes consideraciones:

“En el desarrollo de los acontecimientos no hay nada que desee más que ver la bandera de mi país ondear en el Castillo del Morro. Cuba es la boca real del Misisipi, y la nación que la posea, en un día futuro, posiblemente pueda dominar la región occidental. Pero permitan a la isla ser nuestra y la Unión Americana está situada fuera del alcance de cambio”.

En 1822, durante el mandato del quinto Presidente de los Estados Unidos James Monroe (1817-1825), en una visita a La Habana de Joel Robert Poinsett miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, expresó el interés por Cuba y sus motivaciones, ya que entendía que la isla era de gran importancia política para su país, advirtiendo acerca del peligro de que fuese ocupada por una potencia marítima, pues veía a Cuba como la llave del Golfo y también de la frontera marítima de los Estados Unidos en el sur.

Hundimiento del Maine. / FOTO CEDIDA
Hundimiento del Maine. / FOTO CEDIDA

En abril de 1823, el Secretario de Estado, John Quincy Adams, proclamó su famosa teoría de la política de la “fruta madura”. En ese mismo año, Quincy Adams escribió: hay leyes de gravitación política, como leyes de gravitación física, y Cuba, separada de España, tiene que gravitar hacia la Unión, y la Unión, en virtud de la propia ley, no iba a dejar de admitirla en su propio seno.

No hay territorio extranjero que pueda compararse para los Estados Unidos como la isla de Cuba. Esas islas de Cuba y Puerto Rico, por su posición local, son apéndices del continente americano, y una de ellas, Cuba, casi a la vista de nuestras costas, ha venido a ser de trascendental importancia para los intereses políticos y comerciales de nuestra Unión. John Quince Adams se convertiría en el sexto Presidente de los Estados Unidos de América (1825-1829).

El 2 de diciembre de 1823, el Presidente de los Estados Unidos, James Monroe, proclamó la famosa Doctrina Monroe “América para los Americanos” en un discurso en el Congreso de los Estados Unidos.

James Monroe, al referirse a Cuba, comentó que agregar Cuba a los Estados Unidos era una necesidad. Para que así la nación americana alcanzara su mayor grado de interés .

De nuevo, en 1836 se sugirió un plan para la compra de la isla. Esto fue planteado por el cónsul Trist al octavo Presidente de los Estados Unidos, Martin Van Buren (1837-1841). En dicho plan se tenía en cuenta la crisis en que vivía España, ya que esto podría abrir la posibilidad de hacer una oferta de cuarenta millones a la que calificaba de “pobre reina”. Trist tomaba como base la operación realizada para la compra de Luisiana por parte de los Estados Unidos treinta años antes.

En 1848, el undécimo Presidente de los Estados Unidos, James Knox Polk, (1845-1849) intentó comprar Cuba a España por cien millones de dólares de la época.

El presidente James Knox Polk, a través de su embajador en España, Romulus Mitchell Saunders, hizo una jugosa oferta a la Corona en 1848: 100 millones de dólares por la Isla de Cuba. La metrópoli, que iba perdiendo su dominio en el continente americano sacudido por las guerras de independencia, se aferró a sus pequeñas posesiones, especialmente a Cuba, que consideraba la joya del Caribe por su envidiable posición geográfica, justo a la entrada del golfo de México.

Aunque España persistiría en su negativa, las ofertas continuaron llegando. James Polk era un político tenaz, considerado como el último presidente fuerte de la época previa a la Guerra Civil. Durante su mandato de cuatro años (1845-1849) logró todos los objetivos nacionales e internacionales que se había propuesto, recurriendo al diálogo y la negociación, o a la fuerza, en caso de que estos no resultaran.

El ministro plenipotenciario de los Estados Unidos y embajador en Madrid (Romulus Mitchell Saunders, por orden del Presidente de los Estados Unidos James Polk) por mediación del general Arjona, y del ministro togado del Supremo Consejo de Guerra D. José María de Areizaga, indicó a don Carlos Luis (de Borbón), que su gobierno le facilitaría cuánto dinero le hiciese falta para llegar al trono, a cambio de que le fuese entregada a su país la isla de Cuba.

El conde de Montemolín (don Carlos Luis de Borbón, segunda guerra carlista, 1846-1849) contestó que prefería vivir siempre en el destierro, antes de inferir tamaño agravio a su Patria. Él no quería en modo alguno que su patria fuese escindida, y que, por ningún concepto, aunque en ello le fuera su propia vida, atentaría contra la integridad de su querida España. (Esto último tomado de: “Dinastía Insobornable” autor Claro Abanades López).

En 1869, al inicio de la primera guerra de la independencia de Cuba en 1868, guerra denominada > el décimo octavo Presidente de los Estados Unidos, Ulysses D. Grant (1869-1877) intentó de nuevo adquirir la isla de Cuba.

En 1897, un año antes de la intervención estadounidense en Cuba, el vigésimo quinto Presidente de los Estados Unidos, William McKinley (1897-1901) intentó de nuevo su compra.

El comienzo del final de la isla de Cuba española.

En 1897, se encontraba en Cuba como corresponsal del New York Journal Frederick Remigton. Encontrándose en la isla, por encargo del propietario de periódicos William Randolph Hearst, esperando que empezaran las hostilidades contra España. . Hearst contestó: . Verdaderamente, esto nunca pudo ser comprobado.

Meses más tarde, el 25 de abril de 1898, William MacKinley, apoyado por los medios de comunicación, especialmente la prensa dirigida por William Randolph Hearst, “Grupo Hearst”, declararía oficialmente la guerra a España.

Tres meses antes de declarar la guerra y poniendo como escusa los intereses de los estadounidenses residentes, habían enviado desde Key West en Florida a La Habana al acorazado de segunda clase “USS MAINE ACR-1”. Llegando a su destino el 25 de enero de 1898.

La explosión del Maine el 15 de febrero de 1898, que estaba anclado cerca de la bahía de la Habana, causó el fallecimiento de 256 de sus 355 tripulantes, fue lo que sirvió de excusa para la intervención en la guerra de los Estados Unidos contra España, acusándoles de ser los españoles los que habían provocado dicho estallido. De este modo se inició la guerra, poniendo, en marcha, la política expansionista de los Estados Unidos en ultramar.

Con el fin de determinar las causas del hundimiento, se crearon dos comisiones de investigación, una española y otra estadounidense, puesto que estos últimos se negaron a una comisión conjunta. Los estadounidenses sostuvieron desde el primer momento que la explosión había sido provocada y externa.

La conclusión española fue que la explosión era debida a causas internas.

El desastre tenía dos posibles explicaciones: la destrucción del buque se había producido por accidente o por un acto premeditado. Si se trataba de un accidente, el prestigio del comandante, y por ende, de la Marina estadounidense, quedaba en entredicho. Si fue un acto perpetrado por tripulantes, el comandante seguía teniendo responsabilidad. Pero si el acto había sido realizado por agentes del gobierno español o por cubanos partidarios de la intervención, la culpa recaía en España, responsable de la seguridad del buque, que se encontraba legalmente en puerto y, por lo tanto, la explosión podía convertirse en un pretexto para la intervención.

Randolph Hearst y su periódico, el New York Journal, llegaron a ofrecer 50.000 $ por la detención del agresor contra el Maine.

El objetivo de la lucha para los cubanos era la independencia de España, no la intervención norteamericana, que en la práctica solo significaba un cambio de dueño.

El 3 de julio de 1898, en Santiago de Cuba, los buques de los Estados Unidos destruyeron la escuadra española del almirante Cervera.

Las últimas tropas españolas procedentes de Cuba regresaron a España el 12 de agosto de 1898.

La pérdida de Cuba y de las demás colonias españolas marcó el principio del fin del Imperio español.

Los últimos militares ceutíes regresados de Cuba llegarían a Ceuta el 1º de marzo de 1899 y eran el teniente coronel Rogelio Añino y los oficiales Alejandro Culebras, Leopoldo Delgado Villalba, Juan Morejón Andrades y Andrés Escotto. Este último párrafo tomado de (Historia de Ceuta. De los orígenes al año 2000)

El padre del general de la Guardia Civil republicana, el ceutí Antonio Escobar Huerta, (General Escobar) falleció en esta guerra.

Don Ramón Escobar, padre de Antonio, en 1890 tenía la graduación de teniente del Regimiento de Murcia Nº 37, siendo promovido a capitán, pasando al Regimiento San Marcial Nº 46.

Don Ramón Escobar estaba destinado en Cuba, cuando ocurrieron los hechos, participando en el conflicto como comandante del Regimiento Asia Nº55, interviniendo en los combates de la Loma de San Juan, Santiago de Cuba, el 1º de julio de 1898, donde resultó gravemente herido, falleciendo tres días después.

El Regimiento Asia Nº 55 fue disuelto en 1931.

Al declararse la guerra con los Estados Unidos el 25 de abril de 1898. Tanto en Ceuta como en las islas Canarias se tomaron precauciones, temiendo una posible invasión.

El Ejército Español en la Guerra de Cuba. / FOTO CEDIDA
El Ejército Español en la Guerra de Cuba. / FOTO CEDIDA

En Ceuta. Con motivo de la guerra de Cuba (1898) fueron colocadas baterías en sus proximidades del Castillo de San Amaro, por temor a que la flota estadounidense acudiera a invadir la Península. Permaneciendo dichos cañones hasta 1917, en que fueron retirados.

En las islas Canarias: islas situadas en una posición estratégica que no pasaba desapercibida a ninguna potencia, por lo que también se creyó que pudieran ser amenazadas por los estadounidenses. El gobierno de España mandó que zarparan barcos con diversos regimientos desde la península.

El Tratado de París, firmado el 10 de diciembre de 1898, establecía que Cuba se independizaba formalmente de España y pasaba a ser territorio ocupado por los Estados Unidos.

El Tratado de París de 1898 lo componen 17 artículos, de los que destacamos algunos, aunque reducidos, por falta de espacio.

Artículo 1º España renuncia a todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba.

Artículo 2º España cede a los Estados Unidos la Isla de Puerto Rico y las demás que están ahora bajo su soberanía en las Indias Occidentales, y la Isla de Guam en el Archipiélago de las Marianas o Ladrones.

Artículo 3º España cede a los Estados Unidos el archipiélago conocido como las Islas Filipinas, que comprenden las islas situadas dentro de las líneas siguientes. Los Estados Unidos pagarán a España la suma de veinte millones de dólares ($20,000, 000) dentro de los tres meses después del canje de ratificaciones del presente tratado.

Artículo 5º Los Estados Unidos, al ser firmado el presente tratado, transportarán a España, a su costa, los soldados españoles que hicieron prisioneros de guerra las fuerzas americanas al ser capturada Manila. Las armas de estos soldados les serán devueltas.

España, al canjearse las ratificaciones del presente tratado, procederá a evacuar las Islas Filipinas, así como la de Guam, en condiciones semejantes a las acordadas por las Comisiones nombradas para concertar la evacuación de Puerto Rico y otras islas en las Antillas Occidentales, según el Protocolo de 12 de agosto de 1898, que continuará en vigor hasta que sean completamente cumplidas sus disposiciones.

Artículo 8º En cumplimiento de lo convenido en los artículos 1º, 2º y 3º de ese tratado. España renuncia en Cuba y cede en Puerto Rico y en otras islas de las Indias Occidentales, en la Isla de Guam y en el Archipiélago de las Filipinas, todos los edificios, muelles, cuarteles, fortalezas, establecimientos, vías públicas y demás bienes inmuebles que con arreglo a derecho son del dominio público, y como tal corresponden a la Corona de España.

Estos son, a grandes rasgos, los puntos principales del Tratado de París de 1898.

Como se comprueba, no habían tardado mucho los norteamericanos en olvidar la enorme ayuda dada por España, declarándole la guerra en 1898.

Algunos datos sobre la ayuda prestada por España para su independencia:

Una gran cantidad de armamento fue enviado por España para que pudieran afianzar su independencia, de los que resaltamos 216 cañones y 27 morteros.

La cantidad de dinero enviada fue enorme. Con el dinero enviado desde España, los famosos Spanish dollars, (moneda de 8 reales de plata con el rostro de Carlos III) se acuñó la primera moneda estadounidense, el dólar.

El símbolo del $ (dólar), es la representación del escudo español, las columnas de Hércules con sus dos barras verticales con la banda Plus Ultra, que forma la S.

Se dijo que la última batalla de la independencia de los Estados Unidos, batalla de Yorktown (26 de septiembre y el 19 de octubre de 1781), fue ganada por norteamericanos y franceses. Pero aunque España no tuvo una gran participación militar en dicha batalla, la batalla fue posible gracias al convenio Saavedra-Glases.

A mediados del año 1781, y en vísperas de la batalla de Yorktown, el general Washington y su ejército, se encontraban en condiciones deplorables. Las arcas que financiaban la guerra estaban vacías, los agricultores rehusaban suministrar más comestibles por falta de pago y lo mismo ocurría con los armamentos y la pólvora, mientras que a los marinos de la flota del almirante De Grasse y a la infantería al mando del Mariscal de Campo Jean-Baptiste Donatien de Vimeur, Conde de Rochambeau, no había dinero con que pagarles tampoco.

El 15 de agosto, Saavedra había llegado a La Habana, y ni los generales, ni el intendente, ni el tesorero real pudieron aportar nada. Pregonó un empréstito y escribió a las personas más acomodadas, logrando reunir, con la colaboración de las Damas Habaneras, en seis horas los 500.000 pesos que hizo llegar a Grasse, fondeado a la altura de Matanzas, Cuba. Esto solo fue una parte.

Al margen de esta ayuda, no podemos olvidarnos de algunas de las batallas ganadas por las fuerzas españolas, al mando de españoles, para apoyar la independencia de los Estados Unidos, como por ejemplo:

Bernardo de Gálvez:

Batalla de Manchak / Fuerte Bute, Luisiana, 7 de septiembre de 1779.

Batalla de Batón Rouge, Luisiana, 20-21 de septiembre de 1779.

Batalla de Pensacola, Florida, 8-9 de marzo de 1781.

Fernando de Leyba:

Batalla de Fort San Carlos, San Luis, Misuri, 26 de mayo de 1779.

Pues todo esto fue olvidado por los norteamericanos.

Finalizada la guerra por la independencia cubana, la isla entraría en su etapa de dependencia total de Estados Unidos.

El apoyo brindado por Estados Unidos sirvió a Cuba para poder independizarse finalmente de España, pero la misma no habría sido gratis para la isla, de lo contrario el precio a pagar implicaría su soberanía. Lograda la independencia, Leonard Wood, médico y militar estadounidense, fue nombrado gobernador de Cuba de 1898 a 1901.

La Enmienda Platt, firmada el 20 de abril de 1898. Fue un tratado de Estados Unidos con Cuba para ratificar la salida del territorio tras la victoria de la guerra. Su nombre se debe a un senador llamado Orville Platt quien la diseñó y la propuso.

Entre sus cláusulas más cuestionadas se encuentra el derecho de intervención militar que conserva Estados Unidos cuando los intereses “se encuentren en peligro” y la imposición de la base naval de la bahía de Guantánamo. Lo que llevó a Cuba a aceptar este tratado fue la amenaza sobre la continuación de la ocupación militar estadounidense. Finalmente, la Enmienda Platt fue aprobada en territorio cubano con 16 votos a favor y 11 votos en contra.

El tratado tuvo vigencia hasta 1934, iniciándose luego entre los dos países la “política del buen vecino”, que contenía un tratado que derogaba la tercera cláusula de la Enmienda Platt que permitía el derecho de intervención de Estados Unidos, pero ratificaba la permanencia de la base naval de Guantánamo. Tomado de. (A 85 años de la Independencia de Cuba. Enmienda Platt). No se adjunta el texto de la Enmienda Platt.

Damos nota de un interesante hecho ocurrido años antes de la invasión americana.

Fue durante el mandato como gobernador del Departamento Oriental de Cuba (1855-1860) del brigadier Carlos de Vargas-Machuca Cerveto. (Nacido en Ceuta el 8 de septiembre de 1803).

Una de las muchas construcciones que se hicieron en Santiago de Cuba durante su mandato fue el Hospital Príncipe Alfonso.

A la inauguración de dicho hospital, el brigadier Vargas-Machuca organizó unas maniobras militares. Las maniobras se realizaron en la zona comprendida entre Santiago y El Caney: el supuesto enemigo eran los americanos, que según los juegos de guerra habían desembarcado en Guantánamo y se dirigían por Sevilla y Juragua. Las acciones militares se desarrollaron en Dos Bocas, y uno de los puntos fuertes, El Viso, en El Caney. Prácticamente en los mismos escenarios donde ocurrió la invasión americana, pero casi cuarenta años después. (Moncada, biografía de un cuartel).

Carlos de Vargas siempre pensó que los estadounidenses se apoderarían de Cuba.

Los españoles conocían y manejaban la posibilidad de una guerra con EE.UU., y Vargas Machuca, como gobernador de Santiago y como militar, conocía que esa ruta era la posibilidad más lógica para una invasión contra Santiago. Otra cosa que hace pensar en por qué no en 1898 no se trató de dar batalla en el campo contra los norteamericanos antes de que llegaran a las puertas de San Juan, si era una cosa sabida y ensayada por los españoles ya desde 1860, durante el mandado de Vargas-Machuca. (Punto de encuentro, los protagonistas)

Nota: La batalla de El Caney tuvo lugar el 1º de julio de 1898 (El Caney se encuentra a siete kilómetros de Santiago).

Las tropas españolas al mando del general Joaquín Vara del Rey, compuestas por 520 soldados, y las estadounidenses al mando del general Henry W. Lawton con algo más de 8.000 soldados. Por parte española, entre muertos, heridos y capturados, las bajas fueron 336. Por parte estadounidense, más de 1.300 entre muertos y heridos.

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