El final del curso impulsa la actividad en el Parque Marítimo y ‘da alas’ a los hosteleros
SOCIEDAD
Un día charlando con bañistas, dueños de restaurantes y trabajadores en el complejo confirma que la temporada alta ya ha llegado. (Con fotogalería de NICOL'S)
Cristian Cajal con familiares y amigos, Estefanía con su hija Triana, recién nacida y que se bautizará en Santa Teresa, el hincha de la AD Ceuta FC, Gonzalo, empleados y hosteleros como Tete pasan días diferentes en uno de los principales atractivos turísticos de Ceuta en verano: el Parque Marítimo. Unos de ocio y otros de trabajo, cuentan su jornada acalorada entre baños, vermut, helados y “mucho curro”. La temporada alta ha comenzado y la mayoría de los veteranos y asiduos a la obra diseñada por el artista César Manrique e inaugurada en 1995 coinciden en la fecha que marca el inicio de la época de máxima afluencia: el final del curso.
Un paseo por el Parque Marítimo confirma que la época estival llegó a Ceuta de la mano también de la noche de San Juan. Personas de todas las edades y gente de la península disfrutan de un día soleado en una de las ‘perlas’ a las que todo visitante debe acudir en la ciudad autónoma. Gonzalo, uno de los bañistas que prefiere la barra del Rigoletto antes que la piscina, destaca orgulloso el plan que lleva. “Esto es una maravilla, de lo mejor que tenemos. Muchos lo preferimos antes que la playa. Ahora a comer un arroz con la familia”, cuenta este aficionado a la AD Ceuta FC que celebra el ascenso del Málaga.
Pululando por el parque y supervisando que todo esté controlado están Ernesto Sánchez, jefe de servicio y Yamal Dris, jefe de seguridad. Con su uniforme azul, aseguran que el éxito veraniego “está asegurado”. “Ayer llenamos. Sobre las 14.00 de la tarde teníamos unas 1.560 personas y hoy estamos a punto de quedarnos sin plazas”, cuenta Sánchez. Las entradas tienen un coste de 5,50 por persona, sea o no residente.
Dris recalca que la afluencia de personas estos días se debe a graduaciones, eventos deportivos que organiza la consejería de Turismo, Comercio y Deportes junto al ICD y, por supuesto, el final del curso. Los niños corretean de lado a lado del complejo en pandillas de unos pocos. Algunos traviesos se tiran haciendo una voltereta cuando los socorristas y supervisores les quitan el ojo, otros se pelean con sus padres para que les compren un Maxibon de gofre. “No hay nadie que venga a Ceuta o que esté de vacaciones aquí y no pase por el Parque Marítimo. Es nuestro escaparate”, expone el jefe de seguridad.
Fue el 17 de mayo cuando el Parque Marítimo abrió sus puertas de manera oficial calentando motores antes del verano. “La verdad es que ha sido duro. Hay días que vienen unas 20 personas. ¿Cómo mantienes tú estas instalaciones los meses previos solo con unos pocos visitantes?”, se pregunta Sánchez. A pesar de la cuestión, ambos destacan que el complejo realmente está todo el año abierto. Solo un mes operativo, cuentan, puede suponer un coste de hasta 50.000 euros.
Trasladando los colchones de las tumbonas, que garantiza confort por un módico precio de dos euros, se encuentran Ismael Mustafa y Ana María Salas. Ambos trabajadores de mantenimiento. El primero fijo-discontinuo y la segunda fija. “De un día para otro ha terminado el curso y esto ha pasado de estar vacío a acoger a miles de personas”, comenta Mustafa. Salas puntualiza que no solo los fines de semana es cuando se llena ahora en verano. “No te imaginas cómo se pone esto los martes locos de Telepizza”, cuenta sonriendo.
Para el hostelero Tete el día va viento en popa. El restaurante la Barraca luce abarrotado cuando el reloj roza las 14.00. Plato de calamares en mano, celebra la llegada de la época estival y el imán que significa el parque para todo tipo de personas, humildes o con gran poder adquisitivo. “Aquí viene todo el mundo”, apunta.
Con un ritmo frenético producto de la cantidad de comensales que acoge su restaurante, el hostelero contesta a duras penas entre ración y ración. “Este año abrimos un poco antes para aprovechar las comuniones. La verdad es que en verano aquí hay muchísima actividad. Se trabaja mucho porque estamos en plena temporada en el Parque”, sostiene. Después de la Feria, añade, es cuando se nota el bajón. El comienzo de los colegios y el fin de las vacaciones es lo que ‘condena’ al complejo y a los hosteleros. Aunque antes ya han hecho “su agosto”.
Jerónimo es de los que se decanta por el Parque Marítimo en vez de por la playa. No es muy amigo de la arena y las algas. Tumbado como se dice vulgarmente ‘a la bartola’, este jubilado, ingeniero químico de profesión, pasa con su pareja el día soleado postrado en una tumbona. “Yo no entiendo por qué la gente de aquí se va a la península a pasar las vacaciones. ¿Estás viendo esta maravilla? He estado en muchos sitios, pero como en Ceuta no se vive en ningún lado”, afirma convencido.
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