El Festival de Fin de Curso de África Lirio, un espectáculo de baile sobre el ‘Revellín’

Junio no podía acabar de mejor forma. Este sábado, día 29, el Teatro Auditorio del Revellín acogió un precioso festival de baile de fin de curso de la mano de la Escuela de Baile África Lirio.

Conforme se acercaban las ocho de la tarde, las inmediaciones del Auditorio comenzaban a llenarse de amigos y familiares de los protagonistas que esperaban ansiosos ver a sus seres queridos sobre el escenario.

La profesora de la Escuela, África Lirio, comentó a este diario que el festival está dividido en dos partes, por un lado, “tenemos una parte dedicada al baile clásico español y de moderno”, y ya la segunda, “dedicada más al flamenco”.

La realidad es que los, aproximadamente, 106 jóvenes que hicieron vibrar a los asistentes este sábado, llevaban ensayando sin cesar desde después de Navidades. Un amplio rango de participación, “de entre niñas de tres años hasta mujeres más mayorcitas”, comentaba.

El público asistente pudo ver a jóvenes y no tan jóvenes bailar con mucha ilusión, humildad, sencillez y con mucha fuerza y ganas de enseñar sobre el escenario todo el trabajo que llevan ensayando durante todos estos meses.

Tanto África como su hija Luna han sido las encargadas de que este sábado todo saliera a pedir de boca. Ambas han demostrado mediante el reflejo de sus alumnos toda la profesionalidad, pasión y delicadeza hacia el baile que derrochan. Y es que cuando algo se hace con ganas, se nota.

“Llevo bailando desde los doce años”, confesó Lirio y dedicándose profesionalmente desde los diecisiete. No son pocos.

Este festival lleva varias ediciones a sus espaldas, pero este año es su segunda vez sobre el escenario del Teatro Auditorio del Revellín, ya que anteriormente se realizó en el Auditorio de la Marina.

Lirio puso de manifiesto que el año pasado “salió todo muy bien”, pero destacó que “había más nervios por ser la primera vez”. “Este año ya vamos más seguras y un poco más tranquilas y sabiendo lo que queremos”, añadió. “La primera vez fue buena, pero no deja de ser la primera vez. Para esta hemos estado corrigiendo fallos y perfeccionando ciertas cosillas”.

Lirio confesó que ella lo que quería principalmente era “que las niñas disfrutasen sobre el escenario, así como sus padres y familiares”. Y así fue. Ya que los bailarines esbozaban sonrisas en sus rostros, síntoma de estar pasando un momento de júbilo y de auténtica alegría.

Los ceutíes se lo pasaron de maravilla. La población caballa reconoció el mérito y el trabajo que tiene subirse al escenario de un teatro como el del ‘Revellín’, dar lo mejor de ti y hacer vibrar al público.

Las paredes del Teatro se inundaron de ese amor que nuestras protagonistas brotaban desde el escenario, iluminando las caras de la sociedad ceutí, la cual miraba expectante dicho espectáculo.

Como bien se ha mencionado con anterioridad, el mes de junio no podía acabar de forma mejor que con este gran evento cultural que tan divertido fue y tan necesario, el cual hizo olvidar a las personas, aunque solo fuera por dos horas, de la realidad y les permitió sumergirse en un mundo lleno de música, dedicación, profesionalidad y, sobre todo, mucho baile.

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