Ceuta da el Cante

José Antonio Muñoz Devesa

La vida está sujeta a un constante cambio, una palabra que asociamos a incertidumbre, a contrastes, a salir de la zona de confort o incluso a miedo. Lo cierto es que el cambio conlleva un proceso de adaptación, que puede parecer inquietante en un inicio, pero los más resilientes suelen aprovechar esa situación, consiguiendo fortalecerse en una nueva circunstancia para dar lo mejor de sí. Y si algo caracteriza al Festival Flamenco de Ceuta es, precisamente, la resilencia.

La Ciudad Autónoma ha potencia su identidad cultural a través del quejío, con el Festival como canalizador, en cada época de cambios, que no han sido pocos en los 53 años que suma uno de los encuentros más afamados del flamenco, un mérito conseguido gracias al trabajo de personas como Paco Vallecillo. Lejos de relajarse, el certamen mira hacia el futuro buscando mejorar, porque es consciente de que debe sobrevivir a todos para permanecer como ese legado vivo que merece no solo Ceuta, sino la afición flamenca de todo el mundo. Con las energías reforzadas, la ilusión latente y las ganas constantes de engrandecer algo ya de por si consolidado, la Tertulia Flamenca de Ceuta vela, como ha hecho desde su creación, por guardar este tesoro cultural y expandir su esencia más allá del Estrecho.

Esta edición trae de nuevo grandes nombres del arte jondo como Israel Fernández; el cantaor toledano tratará de "asaltar" las Murallas Reales de la ciudad y dejar su sello en este símbolo de la identidad caballa, o Fernanda Peña quien desembarcará en Ceuta con sus nuevos sonidos y nuevos caminos para interpretar el cante. En definitiva, dos jóvenes cantaores que se adhieren a la generación que les corresponde, pero con un matiz: saber mirar al pasado para salir a las tablas del siglo XXI con conciencia de que existen nuevos sonidos. Llegados a este punto, solo cabe preguntarse si algún día el Festival Flamenco de Ceuta se sentará en la mesa de certámenes como la Bienal de Sevilla o el Festival Internacional del Cante de las Minas, cuya 'Lámpara Minera' alumbra el camino al resto de eventos jondos y, precisamente, el festival caballa tiene en La Unión, un municipio con poco más de 20.000 habitantes, un lugar donde mirar para poder encumbrar a su "fiesta flamenca".

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