COLABORACIÓN
La saga de los García Conde (Parte segunda y última)
Eusebio Medina*
En las playas de Benzú las gaviotas vuelan tan bajo y su vuelo es tan suave, tan pausado, que casi podrías acariciarlas con solo alargar el brazo.
En Ceuta, las gaviotas son omnipresentes; están en todas partes: en el cielo, en la tierra, en el mar, en los tejados, en las playas, en los acantilados…
Me sorprende y me fascina la cercanía y la interacción entre la gente y las gaviotas.
El otro día estaba sentado en un banco, comiendo un bocadillo, en la Plaza de África, cuando, de repente, se posó junto a mí una gaviota majestuosa, limpia, bien acicalada… Nos estuvimos mirando con interés y curiosidad durante un buen rato y, como no sucedía nada, se puso a graznarme como diciendo:
- ¿Qué pasa colega, es que te lo vas a comer tu solo? ¿No ves que yo también tengo hambre?
Atendiendo a su requerimiento y a pesar de que percibí cierta insolencia por su parte, le lancé un trozo de pan y luego otro trozo; pero a ninguno de los dos le hizo el menor caso, y me siguió interpelando con sus ojos transparentes, de cristal. Evidentemente, ella quería que yo le compartiera lo bueno, lo que estaba dentro del pan y al mismo tiempo que la tratara con cierto respeto, al menos de tú a tú.
Días después asistí a un concierto que se celebraba en las Murallas Reales y las gaviotas, nuevamente, se hicieron notar. No solo estuvieron sobrevolándonos todo el tiempo, disfrutando del espectáculo desde unas vistas privilegiadas y sin tener que pagar, sino que, en un momento determinado, como si lo hubieran concertado con los organizadores del festival, cientos de ellas surgieron de imprevisto, desde detrás del lienzo de la Muralla, desplegándose en abanico y refulgiendo en el cielo iluminado, orquestando una impresionante coreografía aérea como colofón del espectáculo.
En ese mismo instante, me quedé estupefacto, maravillado. No recuerdo haber visto nunca una armonía tan bella, tan perfecta, entre la cultura y la naturaleza.
Y creo que todos ustedes coincidirán conmigo en que Ceuta no sería la misma sin las gaviotas.
* El foraneo
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