Aumentan los asentamientos ilegales a las puertas del CETI

MIGRACIÓN

Alrededor de 20 jóvenes migrantes marroquíes acampan en las inmediaciones del Centro a la espera de su filiación policial

FOTO REDUAN
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Un veinteañero vestido con un polo blanco, chanclas y bañador pide una pomada o medicamento para curar unas quemaduras en su piel. Para ilustrar la petición, se señala el cuello, los brazos y las corvas de sus piernas; zonas que tiene abrasadas tras el roce del neopreno y el salitre del mar tras las ocho horas que pasó nadando para cruzar la frontera hasta Ceuta. Según manifiesta, es de Rincón (Marruecos), y se encuentra acampando en las inmediaciones del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) desde hace cuatro días junto a unos quince o veinte compatriotas. Otro chico igualmente lesionado y de la misma guisa pero en camiseta agradece a Dios que ha logrado salir ileso del Mediterráneo tras "poner su vida en riesgo”: “Lo importante”, considera, es que "al menos" está “aquí”.

El asentamiento improvisado ha aumentado desde el jueves, ya que El Pueblo de Ceuta pudo constatar el Día de la Asunción que había unas cuatro precarias tiendas de campaña habitadas por una decena de personas magrebíes en el mismo lugar. Este sábado son más de seis tiendas, y también pueden observarse más sillas recuperadas de la basura de la zona aledaña a estas instalaciones de acogida para personas migrantes mayores de edad. De la decena de presentes el jueves quedan ya muy pocos, pues unos siete u ocho han podido finalmente entrar al Centro tras haber tramitado la filiación policial requerida para su acceso al mismo.

FOTO REDUAN
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Los jóvenes de este sábado aprovechan, por tanto, estas mismas tiendas de campaña viejas y reutilizadas por quién sabe cuántas personas antes. Por último, el joven diabético que se encontraba el jueves en la misma situación que este grupo y que carecía de un lugar adecuado para guardar su insulina finalmente tuvo que precisar asistencia sanitaria y fue trasladado en ambulancia al Hospital Universitario. Los presentes no tienen constancia de su estado de salud porque no han podido hablar con él.

La principal razón de la incomunicación con su compatriota es que estas personas no cuentan con teléfonos propios, por lo que solo pueden hablar con sus familiares y enviarles noticias de su situación cuando otros residentes del Centro les dejan momentáneamente sus móviles. Y su situación es la siguiente: Las circunstancias sobrevenidas y la casualidad les han impedido tramitar la filiación policial necesaria para acceder al CETI, ya que han llegado a Ceuta entre el jueves festivo y el fin de semana, cuando la Brigada de Extranjería de la Policía Nacional no está operativa. Por tanto, varios miembros del grupo afirman que tienen que esperar “más o menos” hasta el lunes.

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Prohibida la comida del CETI

Lo que quizás no cuenten a sus familias para no preocuparlas es cómo se están alimentando. Ante la necesidad de alimentación del primer grupo de jóvenes, la organización humanitaria Luna Blanca vino el jueves, les llevó de comer y les enseñó el camino a sus instalaciones, pero los chavales no han vuelto a la sede de la ONG en la mezquita de Sidi Embarek.

Hasta entonces, los jóvenes que estaban en su mismo lugar habían sido alimentados por la ayuda solidaria de otros residentes del CETI, pero al parecer la dirección del Centro ha prohibido que los allí alojados saquen más comida para alimentar a los asentados. Por tanto, este nuevo grupo se encuentra pidiendo comida en la calle o dinero para comprarla. A la vuelta del supermercado, algunos compradores les han regalado cartones de leche o barras de pan “solidariamente”. Así van “subsistiendo”.

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Mientras que el objetivo principal de un chico originario de Rabat -la capital del Reino alauí- es terminar sus estudios de formación profesional en electromecánica, la “máxima aspiración” del grupo es salir de Ceuta y “buscar una vida mejor” en la Península, ya que estos jóvenes vienen a España movidos por la pésima situación humanitaria en su país. De acuerdo con ellos, en Marruecos “no hay futuro”, por lo que estos chavales quieren progresar: mejorar su situación, aprender castellano, integrarse y labrarse un futuro más próspero en Europa.

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