Declara la acusada de apropiación indebida de 292.000 euros: "No he tocado jamás un duro de la caja"

JUSTICIA

La exempleada no sabe por qué faltaba dinero en las cuentas y atribuye el caso a una “mala gestión documental de la notaría” o a un interés de los notarios de ocultar información tributaria

FOTO E.P.
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B.G., la exempleada de una notaría ceutí acusada de la apropiación indebida de 292.000 euros de la empresa desde 2006 a 2012, ha defendido su inocencia en la Audiencia Provincial en la mañana del jueves, destacando que no se ha beneficiado “en nada” y que no ha tocado “jamás un duro de la caja ni de ningún otro sitio”. También ha sostenido que el descuadre y la falta del dinero, que “en su cuenta no está”, puede deberse a una “mala gestión documental de la notaría” o a un interés de los notarios de ocultar información tributaria.

En este sentido, B.G. también ha explicado el procedimiento habitual laboral que realizaba con los documentos de la empresa, ha destacado la facilidad de acceso que los empleados tenían a la caja que guardaba diariamente el dinero y ha negado conocer o haber usado las llamadas “facturas especiales” investigadas en el juicio: “Varios compañeros podrían hacerlo”, ha sostenido, en referencia a que no solo ella debería estar investigada por estos hechos.

La fiscalía pide tres años y medio de prisión para la exempleada, mientras que la acusación particular pide tres años y nueve meses de cárcel aparte de la cantidad presuntamente desfalcada en concepto de responsabilidad civil. La acusada, a cargo del plano administrativo de la notaría desde antes de 2006 y hasta su despido en 2012, desviaba supuestamente una serie de facturas usando el programa informático de la empresa para evadir el seguimiento de las mismas. Las trataba como “facturas especiales”, una tipología en la clasificación informática que los socios de la notaría descubrieron en enero de 2012.

“12 años buscando una explicación”

En su testimonio, B.G. se ha mostrado, a diferencia de las declaraciones que los miembros y exmiembros de la notaría habían hecho sobre ella, como “un poco nula” en términos de habilidades informáticas; y ha achacado su poca pericia con el manejo del software utilizado para evadir el seguimiento de las 245 facturas del listado de “facturas especiales” al poco tiempo que tenía para abarcar todo el trabajo que realizaba durante los años del “boom inmobiliario” en Ceuta: “No tenía conocimiento exhaustivo del programa; nociones muy básicas del curso y poco más”, señaló.

En esta línea, y ante las preguntas de la fiscalía y de la acusación particular de si había investigado en profundidad el software para utilizar el listado de las “facturas especiales”, ha respondido que nunca tenía tiempo. Por otro lado, cuestionada por si era consciente de que con su trabajo podía estar incurriendo en un delito contable, la acusada ha contestado que “no sabía si eso estaba bien o mal”, pero que es lo que siguió haciendo “toda la vida”.

B.G. trabajó en la notaría en 1994 hasta su despido en 2012 tras el descubrimiento del presunto desfalco. Confiesa que heredó el procedimiento laboral de sus predecesores y que solo se arrepiente de no contar diariamente, antes de abandonar su puesto de trabajo, las facturas y justificantes de gastos que quedaban encima de su mesa. En este sentido, la hoja de caja que elaboraba esta administrativa se hacía todos los días a posteriori, a primera hora de la mañana del día siguiente cuando no había clientes en la notaría –que ella también tenía que atender-: “El impreso bancario se rellenaba después, no podía contar dinero delante de los clientes”, declaró a este respecto. Achaca la poca fluidez del procedimiento a la mencionada falta de tiempo y al gran volumen de trabajo de la notaría, que en ese momento era el único establecimiento en Ceuta de estas características.

Todas las partes han interrogado a B.G. en el juicio si sabe a qué puede deberse tanto la acusación como el descuadre de 292.000 euros en las cuentas, y ella ha respondido varias veces y de una manera similar que no lo sabe y que lleva “12 años buscando una explicación” a esa pregunta. También ha sido preguntada por la existencia del elevado número de facturas especiales, y ha respondido que no puede explicarlo porque ella “nunca” hizo ninguna o tuvo orden de emitir una factura de estas características.

“Alguien lo ha hecho”

Si bien no niega la existencia de un descuadre en las cuentas, B.G. mantiene su inocencia. No obstante, ha declarado que se imagina que “alguien lo ha hecho, quizás por no querer declarar a Hacienda”, señalando con esta afirmación a los socios responsables de la notaría. En la misma línea, también ha apuntado a la posibilidad de que haya sido algún empleado, ya que B.G. efectuaba los cálculos acordes a la documentación que le facilitaba un compañero que a veces cumplía también sus funciones administrativas y de recepción cuando ella se encontraba ausente o de vacaciones. Sobre este empleado, ha insistido en la confianza que tenía en él, y que por el hecho de ser su “compañero”, “no hacía falta contar el dinero” exhaustivamente.

De la misma manera, B.G. ha detallado minuciosamente el mobiliario de su lugar de trabajo, destacando que era fácil que por esa garita administrativa que se encontraba en el centro de la notaría pasaran muchas personas a llevarse dinero en concepto de gastos de la empresa. Cuando lo hacían en su ausencia, por ejemplo al coger el dinero para pagar un taxi o el sueldo de la limpiadora de unos notarios, sus compañeros se limitaban a dejar un post-it con su firma y con la cantidad que se habían llevado, por lo que la caja diaria estaba muy viva y prácticamente no había forma de descubrir que faltaba dinero hasta que realizaban la hoja de caja el día posterior. Estas ausencias de su puesto de trabajo eran normales, ya que “estaba mucho tiempo fuera” de su sitio “porque tenía que entrar y salir de los despachos de los notarios”.

El juicio de las “facturas especiales” comenzó el martes 24 de septiembre con la declaración de los tres notarios socios, de otros tres empleados de la notaría, y del representante de la aseguradora que pagó el montante desfalcado a la empresa. Por la mañana del miércoles testificaron dos peritos, mientras que la declaración de un tercero fue suspendida por la ausencia de un informe relevante para el caso, así como han sido pospuestos el resto de testimonios periciales hasta el 11 y el 12 de noviembre.

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