¡Los españoles emigraban con papeles!

Miguel Ángel Pérez Triano

Ceo que no exagero si afirmo que todos hemos escuchado alguna vez esta aseveración en conversaciones sobre inmigración, cuando se compara la llegada a España de personas en situación irregular con los cientos de miles de españoles que tuvieron que emigrar en busca de una vida mejor en los años de la dictadura. Pero la verdad es que este argumento es un mito franquista.

La semana pasada, aunque el PP estuvo a lo suyo (ETA y cosas varias), hubo en el Congreso de los Diputados un interesante debate en torno a la inmigración. El Presidente del Gobierno hizo alusión a una noticia, fechada en 1949, de un periódico venezolano que titulaba: “Apresados en Venezuela 160 inmigrantes canarios”, haciendo referencia a una de las varias embarcaciones españolas que huían de la miseria hacia el continente americano de forma irregular.

Fue esta una inmigración minoritaria, ya que la mayoría de los españoles que decidieron buscar una vida mejor en el extranjero se dirigieron a países centroeuropeos. El franquismo creó en los años sesenta el Instituto Español de Emigración, que era el que regulaba las salidas legales de trabajadores hacia Alemania, Suiza o Francia, pero junto a esta convivía otra vía no legal, que se estima llegó al menos al 50% de la anterior. Estas personas permanecían de forma irregular en el país de acogida e intentaban buscar un empleo y regularizar su situación. Muchos lo consiguieron, y hoy dan testimonio de ello.

Además, esta inmigración no fue tan idílica como promulga la derecha española. En Alemania los llamaban despectivamente “Spanische Gaterbeiter”, y creían que eran conflictivos, no se adaptaban, no aprendían el idioma e, incluso, por aquello de la sangre latina, acosaban a las mujeres. ¿Nos suena de algo? Estos prejuicios eran comentados sobre los trabajadores italianos, españoles, portugueses, yugoslavos y griegos.

Es cierto que la mayor parte de los emigrantes españoles se fueron de forma legal, pero no todos, exactamente igual de lo que ocurre en el presente. La inmensa mayoría de las personas extranjeras que residen y trabajan en España lo hacen de manera legal, contribuyendo de esta manera al crecimiento de la economía española. De esas llegadas, el 80% procede de países latinoamericanos como Colombia, Ecuador, Honduras o Venezuela, y no de países africanos.

Más de un 13% de los trabajadores de nuestro sistema productivo son extranjeros y uno de cuatro jóvenes tienen al menos un progenitor nacido fuera de nuestras fronteras. La inmigración es ya una realidad en nuestro país desde hace décadas y es necesaria para compensar la caída demográfica y por sus implicaciones laborales. Su gestión no es sencilla y requiere debates serios, lejos del ruido y los bulos, de la utilización partidista y la demagogia. Son imprescindible acuerdos políticos duraderos, como se consiguieron en otras etapas de la historia.

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