“La intención de ayuda es plausible, pero debe estar bajo una planificación específica y coordinada"

CATÁSTROFE VALENCIA - DANA

El coordinador nacional de la SEMES y también enfermero del HUCE, Alejandro Artero, aborda las dificultades sanitarias y la falta de organización que enfrentan los equipos de emergencia ante la DANA en Valencia

Al fondo, Artero durante una situación de emergencia sanitaria| FOTO CEDIDA
Al fondo, Artero durante una situación de emergencia sanitaria| FOTO CEDIDA

España vive una situación sin precedentes en lo que a catástrofes naturales respecta. Existe, por el momento, una situación que algunos medios ya han catalogado de “crispación”, en un escenario “hostil”, repleto de devastación, cadáveres, suciedad y pérdidas de todas las índoles. En este contexto, Alejandro Artero, coordinador nacional de la Sociedad Española de Medicina de Emergencias Sanitarias (SEMES), ha profundizado con El Pueblo de Ceuta en los retos actuales que enfrenta el sistema de emergencias en Valencia debido a los daños provocados por la DANA. La tormenta ha causado graves inundaciones en varias localidades, dejando comunidades enteras sin acceso a servicios básicos como agua potable y electricidad, y generando un escenario de alta vulnerabilidad para pacientes en condiciones de salud delicadas.

“La situación sigue siendo caótica en Valencia, aunque se ha avanzado muy poco. Hay cortes de luz y agua en muchos sitios, lo que impacta gravemente a personas dependientes de tratamientos como diálisis u oxígeno”, expone Artero, quien especifica que la SEMES “se mantiene en la línea de asesoramiento y apoyo”, para aquellos profesionales que ya están en el terreno, “ofreciendo tanto respaldo moral como logístico”. Asimismo, el coordinador de la SEMES enfatiza que las complejidades de la situación y las limitaciones en coordinación están agravando el contexto.

Artero insiste en la "necesidad de una coordinación adeucada para minimizar los riesgos"

La importancia de la organización en el voluntariado

El especialista valora el esfuerzo de los voluntarios, tanto locales como nacionales e incluso de países cercanos como Francia. No obstante, advierte sobre los riesgos que acarrea la falta de una adecuada organización en su despliegue. En estos primeros días tras la catástrofe, algunos de estos voluntarios actuaron sin la preparación ni el equipo adecuado, lo que puede generar perjuicios en su propia salud, debido a los tóxicos o desechos que pueden encontrarse en las zonas más afectadas de estas localidades. Por ello, Artero matiza que “es fundamental que los ciudadanos que desean ayudar lo hagan de manera coordinada, siguiendo los protocolos de las autoridades”, y subraya en que “no podemos añadir más problemas a una situación ya de por sí crítica”.

Uno de los incidentes más preocupantes ocurrió en la tarde de ayer, en un garaje donde, debido a un fallo en la manipulación de una bomba de agua, se produjo una intoxicación masiva por monóxido de carbono que afectó a 22 personas. Este accidente pone de manifiesto los peligros que conlleva la falta de experiencia y conocimiento en el manejo de equipos especializados. Artero insiste en la "necesidad de una coordinación adecuada para minimizar estos riesgos", destacando la importancia de "seguir las directrices establecidas por las autoridades" sanitarias y de protección civil.

La situación actual sanitaria "representa una crisis adicional que no siempre se visibiliza en el marco de una catástrofe"

Problemas sanitarios adicionales en el marco de la catástrofe

Además de los problemas logísticos, Artero describe las dificultades sanitarias que enfrenta la población afectada. La falta de electricidad impide que pacientes que requieren oxígeno puedan mantener sus aparatos en funcionamiento. A su vez, muchas personas con enfermedades crónicas, como diabetes y cardiopatías, están sin acceso a sus tratamientos regulares, lo que podría derivar en situaciones de emergencia médica. Ante la pregunta que hace referencia a un posible colapso del sistema sanitario, al menos, en las zonas de la Comunidad Valenciana, la repuesta de Artero es que “representa una crisis adicional que no siempre se visibiliza en el marco de una catástrofe”. Esto quiere decir que, además de aquellas víctimas que van a necesitar ayuda sanitaria por la catástrofe de la DANA, sigue existiendo un sector de la población que, a pesar de no ser víctima, también necesita de atenciones sanitarias y esto, según Artero, “es una situación muy compleja de gestionar”.

El abastecimiento de medicinas también se vio interrumpido, especialmente para aquellos con condiciones crónicas. Es el caso de personas que han estado días sin sus medicamentos para enfermedades como la diabetes o cardiopatías, lo que podría desencadenar problemas graves de salud si no se solventa de manera urgente. En este sentido, Artero enfatiza en que "hay pacientes con necesidades especiales de medicamentos, y cuando las rutas de acceso están bloqueadas, se agravan los riesgos para su salud”.

"Hay pacientes que requieren una atención especial y, en muchos casos, de forma inmediata"

Soporte y asistencia en un contexto complejo

Artero también abordó la labor de los equipos sanitarios que actualmente prestan apoyo en las áreas más afectadas. Según explica, la atención médica se está derivando “principalmente a dispositivos extrahospitalarios”, los cuales se encargan de brindar la asistencia primaria en el terreno. Además, algunos equipos militares han sido desplegados para ofrecer ayuda en zonas de difícil acceso. Sin embargo, la sobrecarga del sistema sanitario es inminente debido al volumen de afectados y a la falta de personal en algunos centros de salud, que “permanecen cerrados”.

La rotación de profesionales se ha implementado en los hospitales de la región para priorizar los casos urgentes, pero las autoridades y el personal médico se enfrentan a situaciones de gravedad, como personas que han pasado horas atrapadas en el agua, sufriendo lesiones, contusiones y hasta hipotermia. En estos casos, Artero indica que “estos pacientes requieren una atención especial y, en muchos casos, inmediata”. Sin embargo, el acceso a ciertas áreas es complejo, y la falta de infraestructura para la emergencia agrava las dificultades para trasladar a las personas en situación de mayor vulnerabilidad.

Alejandro Artero | FOTO  CEDIDA
Alejandro Artero | FOTO CEDIDA

Coordinación y aprendizaje para el futuro

En cuanto a cómo enfrentar este tipo de catástrofes en el futuro, Artero hizo hincapié en la necesidad de un “modelo de actuación más claro y organizado”, que permita una respuesta rápida y coordinada en emergencias naturales. La situación actual ha puesto en evidencia la importancia de contar con un sistema de gestión de emergencias que involucre a todas las partes: desde las autoridades locales hasta las organizaciones científicas y los equipos de emergencias, “es crucial tener una estructura que evite el caos y permita canalizar la ayuda de forma eficaz. La espontaneidad y el carácter humanitario de los ciudadanos es admirable y plausible, pero debe estar bajo una planificación específica y coordinada”, indicó el especialista.

"No pedimos que se repita nunca una tragedia así, pero es fundamental aprender de esta situación para [...] presponder de una forma más efectiva"

A modo de reflexión, Artero considera que existe la “necesidad de mejorar los protocolos de actuación ante emergencias de esta magnitud en el país”. Además, añadió que España, “por suerte, no está acostumbrada a situaciones de esta naturaleza, lo cual, si bien es positivo, también implica un reto en términos de preparación y experiencia”. En este sentido, fue claro cuando afirmó que “no pedimos que se repita nunca una tragedia así, pero es fundamental aprender de esta situación para que, en caso de volver a ocurrir, podamos responder de una manera más efectiva”, concluyó.

Con el paso de los días, se espera que los servicios de emergencia puedan continuar avanzando en las tareas de rescate y asistencia, con el respaldo de voluntarios y profesionales capacitados que permitan hacer frente a una catástrofe sin precedentes en la región. Actualmente, “una hora, incluso un minuto, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte”, es por ello que ya se encuentran operando más de 5.000 militares en las zonas afectadas donde se teme que aumente el número de víctimas, a medida que se vayan revisando las zonas inundadas.

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