ENTRE ZARABANDAS Y ZANFOÑAS

CEDIDA
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Desde que el ser humano toma conciencia de sí mismo y de su entorno inmediato, ha percibido el evento sonoro como parte de este. Como vía y canal de comunicación primero; como medio transmisor de mensajes emocionales y vehículo, para provocar reacciones sensibles en el oyente, después. El hombre y la mujer han vivido rodeados de música: ya fuese para comunicarse con sus iguales y alertar de un inminente peligro, o para ofrendar a los dioses y acercarse a ellos con sus oraciones. Ya fuese para rondar y conquistar a bellas damas, o para contar las más gloriosas victorias en batallas y lances. O quizá, simplemente, para favorecer la danza y el entretenimiento de la aristocracia y el pueblo. Desde hace más de diez siglos, la música ha sido un elemento presente en palacios y castillos, en catedrales y monasterios, en las plazas mayores de las grandes y prósperas ciudades, en las pequeñas plazas de los pueblos que comienzan a florecer… en la vida diaria de los habitantes de la Europa medieval. Y un año más Ceuta, que no en vano es la ciudad de las Cuatro Culturas, ha sido la perfecta caja de resonancia para la música del medievo, del Renacimiento y del Barroco temprano. Durante el pasado mes de octubre se ha celebrado en la sala polivalente del Centro del Mayor el Segundo Encuentro de Música Antigua de Ceuta, que nuevamente de manos de la Consejería de Cultura de Ceuta y del Instituto Mediterráneo de Culturas nos ha brindado la posibilidad de presenciar a cuatro de los grandes del panorama español en materia de música antigua.

El ensemble Musicantes fue el grupo musical encargado de abrir este ciclo de conciertos del segundo encuentro, con una variada selección de romances sefardíes, cantigas y danzas cristianas y otras manifestaciones musicales de Al-Ándalus. El ensemble dirigido por Jaime del Amo llenó el pasado jueves 4 de octubre los rincones más recónditos de la sala polivalente del Centro del Mayor, y Jaime Muñoz, Adriana Arias, Jaime del Amo y Wafir Shaikheldin hicieron vibrar y danzar a los asistentes con los sonidos de los siglos de mayor esplendor español en Europa y Occidente. Fue un gran acierto acompañar la selección musical interpretada con las danzas de Diana Real, y sus armoniosos y melifluos movimientos hicieron las delicias del respetable.

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En el segundo de los conciertos, celebrado el pasado jueves 10 de octubre, se subió al escenario de la sala el trío Marizápalos, que nos trajo a la perla del Mediterráneo algunas de las más atemporales y conocidas melodías del célebre músico del barroco español Gaspar Sanz. Los “sones de rasgueado y punteado” del que fuese tutor musical del hijo de la conocida en el Madrid de 1630 como Marizápalos nos transportaron al Siglo de Oro español, y durante esta hora y media quedó patente por qué el método para el aprendizaje de la guitarra española de Gaspar Sanz es, aún hoy, uno de los manuales de referencia para quienes se adentran en el estudio de este instrumento. Chaconas y fugas, zarabandas y pavanas (no de las que habitan aquí, y que sobrevuelan nuestras cabezas a diario, sino las danzas que maridaban con las gallardas de antaño) resonaron esa noche con la gran maestría de Aníbal Soriano, Carmen Hidalgo y Álvaro Garrido. Diría que fue una experiencia irrepetible, pero espero poder contradecirme y que durante el próximo Encuentro ENMACE tengamos nuevamente la visita de Marizápalos.

La tercera de estas cuatros veladas tuvo lugar el lunes 21 de octubre, y corrió a cargo del grupo musical Taracea. Sus cuatro integrantes nos llevaron de la mano de camino a Santiago, en una suerte de peregrinación musical. Durante este viaje por la Europa Central de antaño pudimos disfrutar de muchas de las tonadas que se escuchaban en los senderos y carreteras por los que transitaban quienes se disponían a honrar al apóstol y orar a sus pies. Con Taracea y el enorme gusto por el detalle y la delicadeza de sus integrantes Isabel Martín, Belén Nieto, Rainer Seiferth y Miguel Rodrigáñez, la música que acompañaba a los peregrinos del Camino se mezcló con las armonías y aires del jazz y la música mediterránea de los siglos XX y XXI, en una perfecta e indisoluble amalgama sonora que arrancó los más fuertes y sentidos vítores y aplausos de los asistentes.

El broche de oro para el segundo encuentro de música antigua quedó en manos del grupo Artefactum, que presentó a los asistentes el proyecto que lleva por nombre Tacuinum Sanitatis. Durante el concierto compartieron con nosotros unas muy acertadas pautas y recomendaciones para el bienestar y el arte del bien vivir, por supuesto con mucha buena música, mucho buen humor e innumerables anécdotas del repertorio que trajeron a Ceuta. Vinieron el jueves 24 de octubre cargados de cantigas a Santa María, de danzas medievales e incluso se echaron al bolsillo algún Carmina Burana de los que entonaban los goliardos en su errante e inevitable devenir. El buen hacer de César Carazo, José Manuel Vaquero, Ignacio Gil y Álvaro Garrido, y especialmente su inteligente humor, compartieron con el público algunos de los highlights de la música del medievo, y nos arrancaron unas sonrisas a todos los presentes durante la bien servida hora y media en la que dominaron el escenario de la sala. Indudablemente, fue el broche perfecto para cerrar un ciclo de conciertos que suscribe con mayúsculas y supera con creces el buen sabor que nos quedó el año pasado cuando dio comienzo el ENMACE.

Al término de cada una de las cuatro veladas musicales del ciclo me sentí pletórico y con ganas de más. Ahora, días después de finalizado el encuentro de música antigua y echando la vista atrás, mi sensación es de añoranza, si bien perdura el deseo de que haya más, muchos más ciclos musicales de música antigua (y moderna, y sacra, y representativa de cada uno de los principales períodos de la historia) en Ceuta. Y doy fe de que no somos pocos los que esperamos con impaciencia la visita de otros grandes en el marco de un nuevo encuentro. Ya lo decía Platón afirmando que la música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo, y buena falta nos hace tener buena música en el día a día. Y afortunadamente la Consejería de Cultura y el Instituto Mediterráneo de Culturas se han encargado de traernos algunas muestras de los mejores, de lo que se cuece por ahí en música antigua. Brindo por que sea este el germen de un panorama musical rico y constante para la sociedad ceutí.

Por Javier Santana

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