El salmón, bajo la lupa: parásitos, químicos en piscifactorías y beneficios que mantienen su consumo
El salmón, uno de los pescados más habituales en la mesa de millones de hogares, no está exento de polémica. Aunque es valorado por su aporte en Omega 3 y proteínas, expertos advierten que tanto sus condiciones de cría como la presencia de parásitos y sustancias químicas podrían implicar riesgos para la salud.

Más de 70 parásitos en su organismo
Este pez es propenso a albergar decenas de parásitos durante su ciclo vital, especialmente cuando permanece en zonas cercanas a la costa en su etapa juvenil, lugares donde conviven con mamíferos marinos que perpetúan estos organismos.
Cultivo intensivo y uso de químicos
En las piscifactorías, donde se cría la mayor parte del salmón que llega al mercado, los peces son alimentados con piensos procesados que incluyen harina de pescado y aditivos. Además, se emplean antibióticos y pesticidas para evitar enfermedades, lo que provoca que parte de estas sustancias acaben en los propios ejemplares que luego se consumen.
Los trabajadores de estas instalaciones incluso deben usar equipos de protección y trajes especiales, ya que el agua se trata con compuestos tóxicos para mantener su salubridad. Aunque el objetivo es proteger al salmón, algunos de esos productos terminan acumulándose en su organismo.
Diferencias con el salmón salvaje
No todo el salmón es igual. El salvaje, que se alimenta de manera natural, tiene un perfil nutricional más equilibrado y menos contaminantes. A nivel calórico, la diferencia es evidente: el de piscifactoría alcanza unas 212 calorías por cada 100 gramos, mientras que el salvaje se queda en 115 calorías.
Pese a ello, muchos consumidores lo siguen prefiriendo por su alto contenido en grasas saludables, aunque los nutricionistas aconsejan optar por alternativas como las sardinas, igualmente ricas en Omega 3.
Lo positivo del salmón
Más allá de los riesgos, este pescado también ofrece numerosos beneficios:
- Es una fuente importante de proteínas y minerales (yodo, magnesio, fósforo, hierro, calcio y selenio).
- Su aporte en vitaminas favorece el sistema tiroideo y el intestinal.
- Contiene abundante vitamina D, fundamental para los huesos.
- Ayuda a combatir problemas cutáneos y a prevenir el cáncer de piel.
- Sus propiedades antiinflamatorias contribuyen a retrasar el envejecimiento celular.
En definitiva, el salmón es un alimento que combina ventajas nutricionales con riesgos asociados a su producción, por lo que los expertos recomiendan consumirlo con moderación y, siempre que sea posible, elegir piezas de origen salvaje.
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